lunes, 3 de diciembre de 2018

De pronto surge VOX


Las elecciones andaluzas han sido un verdadero terremoto político, dónde lo más llamativo ha sido la entrada de VOX en el parlamento. Se trata de que un partido, ubicado más a la derecha del PP se institucionaliza.

Desde ciertos sectores de la izquierda no se ha querido ver  que hay una parte de los españoles que se siente identificado con muchos de los principios de VOX, y que la deriva mediática del último año (y más) está haciendo que se movilicen. Hay una parte de España que cree en el centralismo, y que se moviliza cada vez que Cataluña “ruge”, que no ve con buenos ojos la inmigración, y que en algunos casos la sufre (porque aunque es necesaria para el rejuvenecimiento de la sociedad española, una inmigración mal gestionada genera impactos negativos), que cree que con la muerte del dictador se cerró una etapa, que tiene firmes valores conservadores que siente amenazados ante el despertar “feminista”, o la lucha de los derechos LGTBI y que siente amenazadas actividades que les gustan como la caza, la tauromaquia o la pesca. Se podría decir, que, en general no ve con buenos ojos la España diversa y la pluralidad.

Esa España existe, ha existido siempre, posiblemente antes se decantaba, y en parte se sigue decantando, por partidos mayoritarios que abarcaban un gran abanico dentro del espectro ideológico. Pero ahora tanto la izquierda como la derecha se han fragmentado y hay más variedad dónde elegir. Los motivos que haya para  tener simpatía por VOX pueden ser muy variados, a mi parecer. No todo el mundo compartirá todos, y desde luego no creo que la mayor parte de esta gente que pueda tener cierta “conexión” con VOX sea un fascista. Yo analizo gente cercana a mí a los que les pueda llamar la atención este partido en un momento dado, y me cuesta verlos como “camisas negras”. Quizás por eso no entiendo el discurso de Pablo Iglesias, llamando a hacer un frente antifascista. Mas aún cuando si analizamos los datos ¿Cuál ha sido el voto total de gente que se ha decidido por VOX? Un 10% de la gente que ha votado, con un 41% de abstención, sin duda es una subida notoria respecto a elecciones anteriores, pero hay que tenerlo en cuenta, como hay que tener en cuenta, e Iglesias no lo tuvo, ese retroceso de votos de la izquierda que se fueron a la abstención y que permitieron, que al votar menos gente, VOX tuviera más opciones. Pero ¿para qué hacer autocrítica? Parece que prefiere polarizar el panorama político para dar alas a lo que quiere combatir.

Hay que darse cuenta, por lo tanto, que en España hay un partido más con unos votantes que ya estaban ahí. Que representa una desafección por lo que ya había, como en su momento lo representó PODEMOS (y sigue representándolo), pero que al contrario que hace 4 años, cuando entró el partido de los círculos en juego, hoy, en la agenda mediática no manda la problemática social derivada de las consecuencias de la crisis, que podía beneficiar a la izquierda, sino la confrontación identitaria entre la España centralista y la Cataluña independentista dirivada de unas posiciones irresponsables entre el nacionalismo catalán y la derecha española, dónde ambos se han subido atrapando a la izquierda estatal, que se ha visto con el "pie cambiado"

Es interesante, además, ver la geografía del voto para poder analizar su distribución, y darnos cuenta de que la inmigración también ha sido importante en algunos núcleos. Es cierto, que como ahora mismo en España no es porcentualmente muy alta, independientemente de la percepción, no representa un gran motivo de alimento en votos para VOX salvo en aquellos lugares dónde si que es más significativa. Y personalmente no hay que olvidar, desde la izquierda, esta perspectiva, porque la inmigración deberá estar, necesariamente, presente en nuestro país. No solo por todos los conflictos internacionales y la pobreza del tercer mundo, sino por necesidad propia de rejuvenecimiento de nuestra pirámide demográfica.

Seguramente han entrado en juego los avances en igualdad social, es decir la equiparación de derechos de las minorías o más concretamente las manifestaciones que generan, haciendo que en un sistema desigual haya gente que al avanzar en igualdad crean  ver amenazado su status. Desde luego, estos avances no deben parar, pero si que es conveniente que los repensemos. Porque al final en muchos de estos movimientos como el colectivo LGTBI o las luchas feministas, la derecha clásica o liberal ha encontrado cierto acomodo y los utilizado para promocionarse, mientras que, probablemente, ahora, no van a tener ningún problema en pactar con quienes están en contra de las manifestaciones y políticas que han conllevado estos avances. Posiblemente porque en estas la izquierda no ha incidido lo suficiente en que estos reclamos están unidos a la tradicional lucha de desigualdad social generada por el sistema y no se ha reivindicado lo suficiente una memoria colectiva al respecto.

Estas son algunas reflexiones que me he hecho durante el día de hoy, alimentadas por percepciones que llevo teniendo mucho tiempo, y que muchas veces ni escribo ni digo, porque no se me llame o machista o racista o cenizo, pero bueno, hoy me he lanzado después de escuchar discursos alarmistas, o pesimistas o todo lo contrario, esperanzados.

domingo, 28 de octubre de 2018

Los enemigos de la diversidad


Para mí la palabra que mejor define a la sociedad actual es “diversidad”. Una realidad que ha llegado a base de que muchas reivindicaciones y colectivos se hayan hecho hueco a base de mucha calle y muchas “tortas”. Negar que el mundo es multiracial, que hay multitud de identidades culturales y nacionales, incluso entre las fronteras de un mismo estado, o que la gente puede tener preferencias sexuales diferentes, es negar la fotografía de un mundo que, con sus avances y retrocesos, avanza. Pero, sin embargo, lo cierto es que se niega...

Reconozco que a veces este concepto choca con mi propia forma de pensar. No es agradable reconocerlo puesto que creo que aceptar la diversidad es un paso fundamental para avanzar en favor de la igualdad, que al final es el principal objetivo de la izquierda, pero a la vez pone de relieve la existencia de un marco reivindicativo más complejo que la tradicional lucha de clases, pero que debe ser aceptado porque en sentido estricto todas las desigualdades del mundo (ya sean sociales, raciales, sexuales, de género...) tienen una misma raíz. Aunque esto genera tener que introducir cambios discursivos, de acción en las calles, de interpretación de las políticas (es decir, con enfoques que tengan en cuenta esa diversidad) y con una fuerte pedagogía.

Aún así, no es la izquierda la que debe preocupar, porque con sus/nuestras contradicciones, torpezas , falta de análisis o pedagogía, ha habido grandes avances que nos indican que no vamos tan errados en el camino. Pero sí que deben preocupar las posiciones reaccionarias crecidas a la sombra del fracaso y la frustración de la vieja política. Me refiero a esos movimientos que se piensan que las sociedades son todas homgéneas, que imponen una bandera bajo la que mucha gente no se siente representada, que ponen en duda el hecho de que a día de hoy no hay una igualdad real entre hombres y mujeres, que ven irracional todo aquello que no sea una relación entre un hombre y una mujer o que prefieren que haya gente que muera huyendo de los horrores de su país antes que prestar ayuda. Esos movimientos son peligrosos, son enemigos de la solidaridad y la igualdad que deben marcar un proyecto de sociedad futura y, desde mi punto de vista, hay que combatirlos.

Curisosamente, hoy, en Brasil, ha ganado las elecciones un enemigo de esa diversidad. Me entristece y me asusta...

lunes, 6 de agosto de 2018

Castilla la conservadora, un binomio difícil de separar


Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres, al sufrir que un tan noble reino como eres, sea gobernado por quienes no te tienen amor “ Así rezaban los pasquines que se colgaban en las puertas de las Iglesias (facebook de la época, parece ser) en el preludio de la Guerra de las Comunidades. Puede ser, por lo tanto, que, como Castilla no se ha vuelto a levantar, hay cosas que no tienen por qué cambiar, y hoy Castilla, cuyos símbolos se han convertido en las bases sobre las que se ha construído la identidad española más cañí, sigue gobernada por quienes no tienen más amor que el poder y el dinero.

Esto, que queda muy bien como inicio de un reclamo de corte castellanista, es algo común al resto de territorios. Al final, lo cierto es, que la casta, que decía el PODEMOS del principio, o la oligarquía que dicen los partidos de tradición marxista, solo busca su propio interés, residan dónde residan. Por ello jamás creí que el Partido Popular de Castilla y León fuera diferente al del resto de España y el caso Enredadera está constatándolo.

Yo, que me considero buen castellano, estoy más atento siempre a la política que se realiza en la “corte” madrileña o en tierras catalanas, y es que, tirando de refranero (como buen castellano) “se ve antes la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio”, aunque la realidad es que los medios de comunicación hace que nos fijemos más en la paja, de hecho, todos, incluídos los más despegados del debate político (eso, los cuñados), sabemos quien es Oriol Junqueras (viejas del lugar se santiguan según escucha su nombre), pero pocos conocemos el nombre de algún consejero castellanoyleonés.

No obstante, y a pesar de lo antes mencionado, el nombre de Ulibarri ha llegado a más gente de lo previsto, haciendo ver que, también en Castilla y León hay corrupción (si es que, como parece, hay gente que no se había dado cuenta). Lo realmente interesante de esto, no es que haya una importante red clientelar, sino el por qué de la fidelidad de voto al PP elección tras elección.

Se me ocurren varias explicaciones:

1- La historia de Castilla es la que se identifica con la idea de España, es la que adoptó el conservadurismo para desarrollar su relato. Puede ser, que por ello, no haya tenido mucha fuerza el discurso castellanista, al fín y al cabo es difícil luchar contra gigantes y “David y Goliat” era una fábula.

2- En envejecimiento de la población, dado que siempre es más difícil cambiar cuanto más mayor eres y Castilla y León se está convirtiendo en un geriátrico.

3- El carácter rural del poblamiento. De hecho, con el alto porcentaje de municipios por debajo de los 5000 habitantes, y con una ley electoral hecha a medida, hace que el voto rural, de tendencia conservadora, pueda contrarrestar el voto urbano (que dicho sea de paso no es que sea precisamente “antiPP”). Hay que señalar al respecto, que el medio rural, muy envejecido, es un espacio dónde se ve bien ser de derechas, en muchos lugares si eres del PSOE ya eres un “rojo subversivo”, además, la sociedad es muy homogénea y los valores se transmiten de generación en generación, habiendo poca “agitación de conciencias” y choque de opiniones.

4- En frente el PP tiene “nada”, y es que el PSOE ( a nivel regional, se entiende), está perdido en peleas continuas y falta de liderazgo, que produce que cambien de cabeza continuamente, lo cual dificulta aún más sus “escasas” posibilidades. Por otra parte, se podría decir, que la izquierda parlamentaria ha alcanzado ya su tope en las anteriores generales, si acaso, a través de movimientos sociales, y demás, pueden tener algo de relevancia en el mundo urbano, pero no parece que lleguen a ser una verdadera amenaza al poder de la derecha regional. En el medio rural, el carácter conservador de este, y el empecinamiento por hacer bandera de reivindicaciones “mal vistas” (entiendasé que chocan con determinados valores), hace que lo tengan “crudo”.

5- La estructura de la tierra, la PAC, las subvenciones … Son elementos que generan pequeños propietarios que se identifican más con posiciones conservadoras.

6- La política de subvenciones a asociaciones, la burocracia, los tratos con empresas, la hegemonía del PP en administraciones supramunicipales que escapan al control ciudadano (diputaciones, mancomunidades...)...produce una red clientelar muy sólida, que quizás solo es comparable con Galicia, Asturias o Andalucía.

7- El debate político en la calle se centra en lo que ocurre en otras comunidades o a nivel nacional, alimentado esto por los medios de comunicación, ya sea debido a la ausencia de Castilla y León en las cadenas y periódicos generalistas o a través de la ausencia de contenidos comprometidos en la prensa regional.




Dicho lo cual, tenemos derecha para rato. Viva la democracia.

domingo, 29 de abril de 2018

Deberíamos cuidar más nuestro folklore


No tengo intención de agitar ninguna identidad más allá del arraigo hacia mi tierra o, por lo menos, al entorno en el que vivo, pero pienso que los castellanos nos queremos poco. Durante años hemos asistido a un bombardeo de homogenización cultural, que, personalmente creo que es un intento de inculcar unos valores determinados. . Hablo de las sevillanas, del flamenco, de las rumbas… que, respetando mucho los gustos de cada uno, nos las han metido con calzador como un intento de interiorizar un folklore ligado a la identidad e imagen de España que se quiere vender.

En Tordesillas y en los pueblos de alrededor este tipo de música y de actos están muy presentes, rara es la fiesta de un pueblo dónde no haya una actuación con acento andaluz, actuaciones, que, por otra parte, suelen arrastrar a mucha gente. Así tenemos ferias de abril por todos los pueblos dando igual que sea Abril que Junio.

Este fin de semana, sin ir más lejos, ha tenido lugar la llamada “Feria del Caballo”, y debido al hartazgo y a la necesidad que tenía de despejarme y pasar tiempo con mis amigos acabé entre mujeres vestidas de sevillanas y música propia de la ocasión. Madre mía, pensé… Una vez más me sentí entre dos mundos, me volví a sentir el diferente, porque es evidente que mi círculo social se siente atraído por este tipo de actos pero yo no, si tengo que escuchar música tradicional me quedo con mis jotas y mis seguidillas.

Si hecho la mirada atrás las letras y la música castellana han estado presentes en muchos momentos de mi vida: recuerdo cuando era pequeño y doblaba la esquina para enderezar el rumbo a casa de mi abuelo y escuchar tocar la bandurria, a mi padre y a mi tío comenzar a cantar jotas después de las comidas familiares y que les siguiéramos todos, ir con mi familia a Villalar el 23 de Abril y cantar al Nuevo Mester o Candeal, o siendo más mayor, cuando llegué a la carrera lanzarme a cantar yo mismo ya fueran jotas o coplas con las que acabábamos riéndonos todos (aunque cierto es, que por vergüenza, solo lo hago en círculos muy cerrados)… No tengo dudas de que el folklore castellano ha estado presente en muchos de los mejores momentos que he vivido. Quizás por eso me duele la minusvaloración que se hace de él y la promoción desde las instituciones, creo que de forma errónea, de otro tipo de eventos que lo solapan.

No estoy en contra de que la gente disfrute haciendo lo que le gusta, pero las instituciones deben proteger nuestra cultura popular, la más próxima, porque, además, aunque no nos lo creamos, nuestra tierra tiene cosas asombrosas: fiestas populares que unen historia, leyenda, con música y diversión, letras que hablan de nuestras costumbres, de la vida que llevaban nuestros antepasados, de los oficios tradicionales que hoy echamos tanto de menos… Creo que todo eso merece ser respetado.

domingo, 1 de abril de 2018

¿Y si la inmigración fuera la solución al problema demográfico?


A finales del 2017 el instituto nacional de estadística asustó a España entera a través de los datos del movimiento natural de población. Un susto de unos días que vino propiciado por la publicación de datos relativos al movimiento natural de la población, es decir, la relación entre nacimientos y defunciones, que ha alcanzado su mínimo desde que creciera, tras tocar un mínimo en 1998, en la época de la burbuja económica y empezara a caer con la llegada de la crisis.

 Es muy curioso, como diferentes sectores aprovecharon la noticia para abrir el delicado debate sobre las pensiones. La ecuación para ellos es interesada, pero fácil de vender, si hay menos nacimientos que defunciones y la esperanza de vida es mayor no habrá reposición de activos y, por lo tanto, el sistema público de pensiones es inviable. El problema es que según ese argumento caminamos hacia una pirámide de población cada vez más envejecida lo cual acarreará más problemas, no solo en materia de pensiones.

Se trata pues, el tema de las pensiones, de un elemento más que está vinculado, entre otras, con la crisis demográfica que atraviesa nuestro país. Un periodo caracterizado por bajas tasas de natalidad, de inmigración, emigración de activos jóvenes, un agudizamiento de la despoblación que ya venían sufriendo las áreas de las áreas rurales, pérdida de activos en el mundo urbano, envejecimiento de nuestra pirámide poblacional, así como distribución desigual de la población, con aglomeraciones en el litoral mediterráneo y en grandes urbes y escasa densidad en toda la España interior, fruto de elementos como el acceso a la tierra, cada vez concentrada en menos manos, y la incapacidad de realizar políticas de ordenación del territorio que orienten y distribuyan las inversiones evitando su concentración en las grandes ciudades arrastrando a ella todos los recursos e impidiendo el desarrollo del empleo en los espacios ahora más despoblados.

Es imposible pensar que vamos a volver a las tasas del crecimiento del “baby boom”, y es que muchas de las conquistas sociales lo impiden: incorporación de la mujer al mercado laboral, alargamiento de la vida estudiantil, la mentalidad moderna con el tardío acceso a la natalidad… Por ello me parece un error hablar de que la solución a la crisis demográfica pasa por las políticas natalistas. Temas como la conciliación de la vida laboral y familiar, las ayudas económicas a la natalidad y a la emancipación, las políticas fiscales… son elementos que se deben realizar pues son síntoma de sociedades desarrolladas, pero, pudiendo favorecer la mejora de la tasa de natalidad, la realidad muestra que no se va a volver al número de hijos por mujer de la generación del “Baby Boom”, por lo que, será muy difícil el recambio generacional de toda esta generación que ahora se está jubilando. Lo que si se observa es un claro interés por parte de muchos sectores de hablar de este tipo de políticas, y es que ¿Quién no va a estar de acuerdo? Pero no te hablan de la otra realidad, que es la de que, aunque haya mejoría, solo con eso, no se llega.

En España,  entre 1998 y 2008, la tendencia mejoró. Curiosamente esta etapa fue la etapa con incorporación de mayores activos extranjeros. Se trataba de población joven con tasas de fecundidad superiores a la media española. Un aporte de activos que rejuveneció la pirámide de población de nuestro país. Se trata este de un debate menos grato que el anterior, pero que debe ser complementario para la falta de nacimientos en relación con la generación del “baby boom” y así garantizar el sistema de pensiones y de prestaciones sociales. Esto ya lo tuvieron que afrontar en otros países centroeuropeos, como Alemania en la década de los 70, teniendo como resultado que la inmigración fue positiva para mantener el desarrollo del país. Por lo tanto se trata de experiencias ya probadas.

Estamos ante un asunto susceptible de ser sometido a demagogia, pero que hay que afrontar con valentía. Surgirá, probablemente el discurso xenófobo que deberá ser contrarrestado desde posiciones progresistas sin caer en ese “buenismo” que a veces caracteriza a la izquierda. Habrá que poner énfasis en lo positivo de la inmigración y tener en cuenta que una mala planificación de ello puede generar malestar, como ha pasado en otros países europeos, que se puede generar choque cultural, competencia por los recursos de un determinado espacio, cambio en la fisionomía de los paisajes (sobre todo urbanos), pero a día de hoy, es algo que debemos abordar.

domingo, 11 de marzo de 2018

Reflexiones sobre el 8M


Hay una premisa feminista que dice “La revolución será feminista o no será”. Se trata de un lema que tiene más significado de lo que parece porque no solo reivindica el papel del feminismo para empoderar a la mujer con el objetivo de conseguir una igualdad real, sino también realza que para conseguir esa deseada igualdad hace falta un cambio profundo, ya que los problemas son estructurales, es eso lo que, desde mi punto de vista, hace que el feminismo sea un movimiento asociado a la izquierda.

Personalmente no tenía pensado ir a la manifestación, supongo que por parte del desencanto que tengo hacia todo lo relacionado con la política, pero al final fuí con una amiga. Lo primero que pensé fué “que frescura”, mujeres de todas las edades protestando, con alegría, ilusión y convenciadas, ahí estábamos hombres como yo, en una posición totalmente subalterna y se nos notaba, pero era agradable ver toda la energía que se desprendía a nuestro alrededor. En cuanto ví todo aquello el famoso lema me vino a la mente, a pesar que, sorprendentemente, no ví ninguna pancarta dónde lo pusiera, pero seguro que alguno habría. Y eso que yo hace mucho que no creo en revoluciones. Aunque tuviera lazos con tradicionales formas de protesta y reivindicación toda la jornada era algo nuevo, que además, resultó ser un éxito que asustó a los partidos políticos más críticos al respecto, y sobrepasó al resto y a organizaciones sindicales, que, salvando excepciones no supieron muy bien como actuar.

Se trató por lo tanto de algo nuevo y que, el hecho de haber sido tan exitoso, abre la puerta a un futuro que, para muchos, puede ser ilusionante. Y todo esto a un año del próximo ciclo electoral. Si bien, todo esto, viene precedido de otras movilizaciones, sería increiblemente simbólico que fuera el punto de partida de un proceso de participación y protesta que vuelva a poner en el eje del tablero mediático los problemas sociales.

Por otra parte, pudiera ocurrir, que un proceso de participación popular genere una reacción tan fuerte que fracase y alimente las posiciones más conservadores del Estado, generando regresión en las posiciones conquistadas, como ha pasado con Cataluña. Aunque esto me parece menos probable.

Sea como fuera, quizás esto sea el comienzo de una inyección de oxígeno a próximas protestas sociales y a los partidos de izquierda, muy castigados por el debate identitario que ha beneficiado a las posiciones más reaccionarias del país. Aunque si que parece complicado que las opciones políticas actuales sean capaces de rentabilizar todo este, hipotético, capital electoral que se podría generar, y es que, de la misma forma que los métodos de protesta se reinventan también lo deberán hacer las herramientas para llevar sus propuestas al gobierno. Lo que está claro, es que lo que venga, ya no podrá hacer oídos sordos al feminismo, las mujeres tendrán que ocupar un papel relevante.


martes, 6 de marzo de 2018

Feminismo y medio rural


Todos esos valores que representa la izquierda, más allá de la lucha de clases, como son el feminismo o el ecologismo, son conceptos que chocan con los valores tradicionales de nuestra sociedad, quizás por eso cuesta tanto que se desarrollen en los pueblos, Una vez más, también aquí, se ejemplifica la brecha que se genera entre dos espacios que están interrelacionados, como son lo rural y lo urbano.

Desde un punto de vista demográfico las zonas rurales se caracterizan por una baja densidad, un sobreenvejecimiento y una desfeminización bastante acusada. A esto hay que unirle, si se me permite la licencia, un cierto olvido y sentimiento de superioridad del mundo urbano (generalizar da asco, lo sé). Quizás eso explique, en parte, el por qué es difícil que lleguen ideas progresistas que “perturben” las conciencias. Se trata de unas ideas conservadoras que se transmiten generación tras generación, en muchos casos promocionada desde las instituciones, sin aportes externos que traigan choques ideológicos importantes, y es que la gente no va a vivir a los pueblos, sale de ellos. Y todo esto en el mundo de internet, de las redes sociales, de los medios de comunicación... que si bien permite que todos tengamos acceso a cualquier tipo de información, muchas veces sirven para ratificarnos en nuestras ideas previas porque buscamos argumentos que nos las apoyen. Posiblemente todo dependerá de mucho del grado de ruralidad, de la situación geográfica del municipio e incluso de su cercanía a grandes urbes. De esta forma la vecindad de estos lugares repiten los mismos roles, con las mismas ideas, una y otra vez.

No creo que todo esto sea algo malo, sencillamente es una característica propia del mundo rural, es decir, hay falta de contraste de ideas, y por lo tanto, los tiempos son diferentes al mundo urbano. Esto, es algo que a la izquierda urbana le pilla a contrapié. De hecho ya ha tenido actuaciones algo cuestionables al respecto, y es que, lo que vale para la ciudad, no necesariamente puede valer para los pueblos. Reconozco que muchas veces, y eso que yo vivo en un centro comarcal (un pueblo grande), me he echado las manos a la cabeza con ciertas propuestas de conocidos de las ciudades. Porque la izquierda en los municipios, no tiene tanta capacidad organizativa y de movilización, le falta participación, ya que no hay una cultura al respecto, y sobre todo, o por lo menos en mi caso, rechaza el choque directo y la tensión con otros agentes, y es que en los pueblos nos conocemos todos. Por lo tanto, pienso, que lo que vale en la ciudad no vale en los pueblos.

Uno de los ejemplos más claros al respecto es el relativo al feminismo, algo muy rechazado en el mundo rural, pues siempre se asocia con una imagen de radicalidad y odio hacia los hombres, cuando no es ni mas ni menos que una lucha por la igualdad de genero que aún no se ha conseguido. Es por lo tanto algo que debería estar muy presente en nuestros pueblos, pues es en estos espacios dónde se visializa una mayor desigualdad entre el hombre y la mujer, dónde la imagen que tenemos del rol de la mujer es el de trabajadora, cuidadora, ama de casa y suele depender del marido para todo, y para colmo cuando hay casos de violencia de género la cultura del silencio es mayor por el que dirán. Algo que es cierto, pero cada vez hay una mayor pluralidad que a la vez es una gran desconocida y sería una buena forma de promocionar nuevos roles de la mujer rural en una relación de igual a igual con el hombre. Es curioso, pero también creo que, una vez más, desde el activismo urbano se han olvidado de la lucha en los pueblos. No ayudan al respecto determinadas imágenes y eslóganes, porque, como he señalado, en los pueblos los tiempos son diferentes. 

Puede que el problema sea que, una vez más, las acciones se planifican desde las ciudades para los pueblos. La reflexión es siempre desde el mundo urbano, no obstante, allí comienzan siempre los grandes cambios, pero sin tener en cuenta las aportaciones del mundo rural, en este caso concreto de las mujeres del mundo rural, que tienen  mucho que decir, pues nadie mejor que ellas conocen cuales son sus carencias y dificultades. 






lunes, 26 de febrero de 2018

El feminismo y la izquierda


Durante años me pregunté que era la izquierda, leí libros, me enchufé en vena teorías, el marxismo me llegó a salir por las orejas, incluso adoré a Marx hasta casi convertir su palabra en dogma… faltaba algo, incluso en los análisis y debates que teníamos los compañeros de universidad (debates frikis, sí). Con el tiempo supe que tenía un poco que ver con mi idea de la izquierda. Para mí, la izquierda no era más que la lucha de clases, siendo todo lo demás la guarnición del plato principal. Pero no, esa visión que en algunos casos me inculcaron desde pequeño, carecía de otras perspectivas, o de una actualización propia del siglo XXI.

Con el tiempo, las reflexiones, el estudio… empecé a pensar que la izquierda era mucho más, hasta que llegué a una conclusión  clara y simple: para mí la izquierda es la lucha por la igualdad, y por lo tanto, en el análisis que se hace de la realidad hay que tener en cuenta todos los elementos que generan la diferencia entre seres humanos e integrarlos, porque todo está relacionado. De esta forma es importante el concepto de lucha de clases desde luego, pero también movimientos como el pacifismo, el ecologismo, movimiento LGTBI… o, el feminismo, formando todos parte de los movimientos progresistas de forma natural, pues todos empujan hacia la eliminación de las barreras que sustentan el sistema actual.

Pero esto choca con la realidad de la izquierda, dónde muchos de estos movimientos no son del todo aceptados, quizás porque muestran y retratan que algunos no son tan abiertos como pensaban, porque como dije antes, algunos no ven más allá de la lucha de clases. Cuántas veces hemos visto en las películas las huelgas obreras en fábricas y las mujeres en casa preocupadas por su marido y sus hijos. ¿Y esa frase, condescendiente dónde se señala que detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer? ¿Por qué tiene que estar detrás?¿y si la pusiéramos al revés, no chirriaría? Pues esta frase siempre la he asociado un poco a personalidades de la izquierda, a quienes respeto mucho, por otra parte.

Todo esto tiene que cambiar, y afortunadamente en el siglo XXI, por lo menos en España, con sus avances y retrasos, se consiguieron cosas importantes, y desde luego no fue porque los hombres, no porque mujeres que adoptaron papeles masculinos, empujaran, sino porque con mucho esfuerzo se ha ido originando un movimiento que ha empujado a gobernantes a actuar.

En este sentido, el día 8M habrá una huelga feminista. Algo que está generando un rechazo importante en sectores conservadores, como no podía ser de otra forma. Este tipo de actos son los que hacen a la gente mostrar su verdadera cara. Pero que también ha encontrado cierta resistencia dentro de la izquierda, o por lo menos cierta incomprensión, que se traduce en falta de apoyo y silencio.

Creo que el movimiento feminista hace bien en convocar esta Huelga, y eso que soy de los que no creen mucho en las Huelgas Generales al entender que son instrumentos que necesitan revisión, pero han focalizado el problema y han generado malestar en quienes quieren que todo siga igual, inclusive dentro de la izquierda. Pero yo les diría a quienes no ven bien el protagonismo que están tomando movimientos como el feminismo, que se actualicen, que la pana estaba de moda en los 80 y ahora estamos en el siglo XXI.


lunes, 12 de febrero de 2018

No son las instituciones, es la sociedad


No creo que España sea una dictadura como se dicen desde ciertos circulos, pero tampoco creo que sea la panacea y la perfección democrática que se clama desde otros sectores, conservadores fundamentalmente.

Aun así, parece evidente, que se está produciendo un giro autoritario en ciertas leyes, probablemente porque es mucho más fácil para el poder intentar utilizar la “represión” para evitar la movilización social y las protestas que profundizar en los problemas, y solucionarlos, o directamente que estamos asistiendo a un atrincheramiento de las viejas formas (o sencillamente de una forma) de hacer política, que ha encontrado, sorprendentemente, una gran aceptación social cuando no hace tanto estaba en cuestión. Pero eso no quiere decir que España no tenga unas ciertas garantías democráticas, aunque podamos pensar que estén en retroceso, y que las cosas puedan modificarse desde dentro (por otra parte, creo, que lo ocurrido en Cataluña hace que esto sea bastante evidente, aunque haya que tener “cuajo” para querer entrar en ese juego, vista la miseria que hay).

Hace unos días veíamos como un joven había sido multado por superponer su cara a la de un Cristo. Yo no soy religioso, tampoco se si el laicismo es lo mejor para un estado, la verdad es que es un debate que no me entusiasma, pero si que creo que hace falta una separación Iglesia católica- Estado que en nuestro país no se da, y aunque tras un análisis histórico me permito cuestionar y criticar a la iglesia católica por el papel que ha tenido, tampoco me parecen bien las ofensas a unas creencias (me da igual cuales). Eso sí, no considero que una acción humorística, por muy de mal gusto que sea (que no es el caso), deba ser motivo de multa o castigo (y me vale para muchos tipos de humor).

Pero lo que más me preocupa no es el hecho de la multa, aunque me parezca deplorable, sino el nivel de aceptación social que tiene, como el que tiene el hecho de querer instaurar la prisión permanente revisable o el mantenimiento de la doctrina Parot cuando ya no se dan las causas (si es que se puede justificar alguna vez) para su mantenimiento. Recuerdo que hace unos días, reflexionaba con una amiga de la pérdida de valores, de la falta de memoria como sociedad y de la falta de respeto, dicho sea de paso, que significaba que un Remix del Cara al Sol estuviera entre los más escuchados de Spotify. Y eso es lo más preocupante, porque lo que se está denotando con todas esas cosas es que hay una aceptación de los valores “reaccionarios” vinculados al conservadurismo y que, lo que evitan, es el progreso de una sociedad moderna. Porque las sociedades avanzan y conquistan derechos cuando el “caldo social” es favorable a ello, no son las leyes las que otorgan derechos, es la ciudadanía las que los conquistas y luego los legisladores los incluyen en el marco legal. Pero si la sociedad posee unas ideas reaccionarias, al final no se producirá ese avance, sino que será todo lo contrario, como, personalmente pienso, está ocurriendo. Habrá que ver, el por qué, se está generando esta aceptación, cuando no hace tanto, la dinámica era diferente.

jueves, 1 de febrero de 2018

Despoblación y medio rural no son prioridades

Siempre he pensado que debe ser desolador ver cómo la gente que te ha acompañado a lo largo de una parte importante de tu vida va desapareciendo. Cuando paseas por el medio rural castellano es imposible no ponerte en el lugar de una señora mayor que ve como, sus vecinas y amigas, con las que ha crecido, paseado o reído, van desapareciendo, retirándose a residencias o a vivir con sus familias a la ciudad. Los testimonios de la gente de la gente mayor de los pueblos, al hablar con ella, son desgarradores, ven como algo natural que sus pueblos se vacíen, no se asombran al hablar de la realidad de casas cerradas que a otros nos asustan tanto, ni siquiera en sus palabras añoran un pasado lleno de jóvenes y niños por las calles. Han normalizado la catástrofe demográfica, y eso es triste, porque quiere decir que se han resignado a ver morir a sus pueblos, aunque lo cierto es que no se mueren solos, los matan, quizás con una muerte dulce y lenta, como quien toma cicuta, pero los matan. Me vienen recuerdos de conversaciones a la cabeza, como cuando pregunté a una señora en un pueblo de Burgos sobre cuanta gente vivía en su calle y me respondió “mañana solo yo, porque mi vecina se vuelve a la ciudad y a ver si al año que viene puede volver”. O cuando paseando con una conocida por un municipio cercano a Valladolid la pregunté si había niños en el pueblo y me dijo que solo en verano, y extrañado señalé que por qué había tantos parques y equipamientos para los pequeños y me dijo “En algo hay que gastarse el dinero”.

Y aun así, podría haber alternativas, porque a día de hoy, la realidad podría ser distinta. Lo que pasa es, que las políticas llevadas a cabo no sirven para combatir la despoblación del medio rural, sino todo lo contrario. Personalmente me produce un rechazo muy fuerte la hipocresía y la falsedad, y eso es precisamente lo que tiene el gobierno de la Junta de Castilla y León. Estoy harto de escuchar a encorbatados reírse o mentir en mi cara hablando de falsas intenciones. Y lo peor, es que, sabiendo que tengo que otorgar el beneficio de la duda, no me fio del resto, han conseguido que, gente como yo, no tengamos esperanza en que con gente diferente esto puede cambiar.

Todo son palabras bonitas para hablar de lucha contra la despoblación, es lo que vende, lo que está de moda (ya pasará y retornará a la invisibilidad), pero sus políticas, que es lo importante, dicen lo contrario. Lo que la junta está haciendo con el medio rural, debería ser algo personal, porque no están ni siquiera vendiendo humo, están haciendo todo lo contrario a lo que prometen defender, están favoreciendo la despoblación, abriendo la puerta (de momento con educación) a la gente para que se vaya. Deberíamos ser más conscientes del problema porque al final en los pueblos tenemos nuestras raíces, nuestra cultura, nuestra identidad, no solo en forma de lazos familiares sino como sociedad frente a un proceso de homogeneización hacia una cultura urbana y consumista.

Pensemos un poco, si en los pueblos lo que predomina es gente mayor y queremos que se queden en sus casas lo máximo posible ¿no sería lógico apostar por unos buenos servicios para estos? Pues, a día de hoy, las políticas de la Junta hacen justamente lo contrario. Hace poco tiempo volví al pueblo de mi madre, tuve un encuentro familiar, y un primo mío me preguntó si no creía que mi abuela, que ahora está en una residencia, no podía haber aguantado más el el pueblo con determinada ayuda, mi respuesta fue un “claro que sí”, ¿Cuánta gente como mi abuela habrá o ha habido en el medio rural? Son gente mayor, que a lo mejor lo único que necesitan, es una atención primaria más constante, ahora que está habiendo recortes en las horas de los médicos rurales, o alguien que se asegure de que toman sus medicinas, ahora que hay cada vez más recortes en dependencia… Y todo esto mientras nos dicen que luchan contra la despoblación. La situación es crítica, porque un anciano menos en el medio rural, no solo es una persona menos en el censo (ya que en este mundo parece que solo nos interesan las cifras), es una familia que ya no visita el pueblo tan asiduamente para ver a sus mayores, y que con el tiempo perderán el vínculo, es una casa cerrada que será muy difícil que entre otra persona a vivir, y es, un motivo más, para que psicológicamente, el resto de vecinos piensen en retirarse a otro lugar.


Mejorar la sanidad y los servicios en el medio rural  son  medidas urgentes mientras se aplican otras a corto y largo plazo para atraer nuevos pobladores y fortalecer los vínculos con la gente que emigró (recuperación de oficios tradicionales y trabajos rurales, facilitar viviendas, medidas fiscales...), costará dinero, sí, que es limitado, pero al final la política es distribución de recursos y prioridades y creo que la Junta de Castilla y León, como todo el PP en general, no tiene al medio rural como prioridad más que para generar titulares. 

miércoles, 31 de enero de 2018

Meseta Sky y las miserias de la política

Desde hace unos meses en la diputación de Valladolid está teniendo lugar una comisión de investigación sobre Meseta Sky, ya he hablado alguna vez de este proyecto: se trató de un intento de dinamización comarcal, creando en un Cerro del municipio de Villavieja del Cerro, en pleno secarral Castellano una pista de sky. Independientemente de la locura que podría suponer esa idea a priori, lo grave no fue eso, sino que nuestros gobernantes no se dieron cuenta de la prohibición, debido a la ley de montes, de construir ahí y de que el presupuesto se elevó exponencialmente. El resultado es que, ahora, no hay Meseta Sky y que el dinero público, una vez más, ha pasado de las entidades públicas a manos privadas. De sobra es conocida la gran capacidad de gestión del Partido Popular…

No tengo muchas esperanzas en la comisión de investigación. De hecho soy de los que piensan que las comisiones de investigación sirven para muy poco. No tienen, lógicamente, competencias judiciales, por lo tanto lo que se debe abordar en ellas serán responsabilidades políticas, pero a la vista está que  eso no tiene mayor alcance, porque, por lo general, y salvando honrosas excepciones, los partidos no castigan las malas prácticas y los ciudadanos no solemos pasar factura electoral. A esto hay que añadir que estamos hablando de algo que está ocurriendo en una Diputación provincial y lo que ocurre ahí nos interesa a muy pocos. Lo único para lo que encuentro utilidad a estas comisiones es para abrir un pequeño debate, pero que no creo que pueda tener largo alcance.

No obstante, y dado que en el Norte de Castilla suele venir a dos páginas, suelo echar un vistazo a lo ocurrido. Y, desde mi punto de vista, en esta comisión vuelven a salir a la luz muchas de las miserias de la política institucional, que a pesar de que puede haber cambiado algo, después de tanta indignación y la aparición de dos nuevos partidos hablando de regeneración (ese es otro debate sobre el que soy pesimista), lo cierto es que siguen ahí.

Por un lado tenemos el papel de instituciones como las diputaciones, más preocupadas en el mercadeo de puestos políticos, que generan empresas como SODEVA, para que con la palabra desarrollo por bandera se construyan infraestructuras poco necesarias y que así el dinero público pase a manos privadas. Todo esto, por supuesto, bajo un manto de falta de democracia, de transparencia y con desinterés ciudadano (el sueño de cualquier gobernante que quiera hacer lo que le plazca).

Por otra parte está la actitud individual de algunos políticos, como la ex alcaldesa de Tordesillas, cuya premisa parece ser que hay que figurar dadas unas palabras en las que señaló que ella cobraba de SODEVA pero que no sabía muy bien para que servía su puesto. Recuero, en este aspecto que una persona me digo: “es estrategia infanta”, yo pensé “no, no lo es, porque estoy seguro de que, al contrario que la infanta, ella, es cierto, que no sabía cuál era su función”, lo cual no la justifica, y no sé si pensar que es peor. Esta actitud está muy extendida en política, ya que, los puestos, son una especie de medallas de partido, que indican que estás más o menos considerado internamente, aunque estés cobrando de la hacienda pública y no estés haciendo nada por los ciudadanos (hay que valer, hay que tener estómago).

Y para finalizar, estamos asistiendo a un teatrillo. Si cuando apareció Meseta Sky todos los partidos se hacían fotos juntos y parecía que estaban todos a una,  ahora todos señalan al PP, y el PP no puede señalar a otros porque lleva gobernando la diputación por los siglos de los siglos, pero si pudiera estoy seguro de que echaba las culpas al primero que pasara por allí.


Es decir, si bien no creo que la comisión sirva para mucho, lo que tengo claro es que estamos asistiendo a otro desfile de vicios de la vieja política. Quiero pensar que esto cambiará y que es cuestión de tiempo… pero no lo tengo tan claro.