Al hablar de la España vaciada
parece que hay una fotografía de la realidad clara pero que falta análisis,
diagnóstico y sobran titulares. Esto se
traduce en la reducción del debate a una falta de ordenación de servicios, que
siendo importante, no solucionaría el problema.
No se puede obviar que el gran
golpe para el medio rural fue la erradicación de una forma de vida vinculada al
campo, con la modernización de las explotaciones, y la ausencia de una alternativa
que permitiera que la gente no tuviera que abandonar el pueblo. Cierto es que
el progresivo desmantelamiento de la red de servicios públicos ha agudizado el
problema y es de justicia que todos
podamos disfrutarlos vivamos dónde vivamos, siendo necesarios para cualquier
plan contra la despoblación en el futuro. Pero la pregunta es ¿Acaso durante
años no ha habido servicios de todo tipo y los pueblos han seguido
despoblándose?
Es por ello, que creo, que no se
habla de cuestiones que están en esa raíz del problema como es que para que la España vaciada se llene es
necesario que la España saturada se vacíe un poco. Es decir, que las medidas no
sólo deben afectar al medio rural, sino también al medio urbano, ya que muchas
veces se habla de acciones sin atender a la otra realidad del problema,
especialmente a las grandes aglomeraciones de población, que tendrán que
aceptar actuaciones en favor de su descongestión y de flujos de población hacia
pueblos pequeños, centros comarcales, o, incluso, pequeñas y medianas ciudades.
Por otra parte, se debate mucho de la prestación de servicios pero se prescinde de los planes para dotar
de un cierto desarrollo el territorio que, cabe señalar, sería el gran
aliciente para que esa gente, que vive en las ciudades pero que mantiene cierta
vinculación los pueblos, vuelva.
Todo esto se podría resumir en la
ausencia de una Ordenación del Territorio eficaz y realista, que debe tener
varias líneas de actuación, porque no sólo se trata de servicios sino
de generar autonomía y capacidad de
desarrollo, en función de los recursos de cada lugar, de forma coordinada y
evitando competencia entre territorios, ya que si no los espacios con más
dinamismo pueden volver a imponerse. Pero de lo segundo se habla poco, quizás
porque es más complejo o quizás porque es chocar con una realidad amarga,
porque aunque se consiguieran salvar muchos lugares hay otros dónde el proceso
puede fracasar, o por lo menos una parte de este proceso.