lunes, 7 de octubre de 2019

La España Vaciada y la Ordenación del Territorio




Al hablar de la España vaciada parece que hay una fotografía de la realidad clara pero que falta análisis, diagnóstico y sobran titulares.  Esto se traduce en la reducción del debate a una falta de ordenación de servicios, que siendo importante, no solucionaría el problema.  

No se puede obviar que el gran golpe para el medio rural fue la erradicación de una forma de vida vinculada al campo, con la modernización de las explotaciones, y la ausencia de una alternativa que permitiera que la gente no tuviera que abandonar el pueblo. Cierto es que el progresivo desmantelamiento de la red de servicios públicos ha agudizado el problema y  es de justicia que todos podamos disfrutarlos vivamos dónde vivamos, siendo necesarios para cualquier plan contra la despoblación en el futuro. Pero la pregunta es ¿Acaso durante años no ha habido servicios de todo tipo y los pueblos han seguido despoblándose?

Es por ello, que creo, que no se habla de cuestiones que están en esa raíz del problema como es  que para que la España vaciada se llene es necesario que la España saturada se vacíe un poco. Es decir, que las medidas no sólo deben afectar al medio rural, sino también al medio urbano, ya que muchas veces se habla de acciones sin atender a la otra realidad del problema, especialmente a las grandes aglomeraciones de población, que tendrán que aceptar actuaciones en favor de su descongestión y de flujos de población hacia pueblos pequeños, centros comarcales, o, incluso, pequeñas y medianas ciudades.

Por otra parte, se debate mucho de la prestación de servicios pero se prescinde de los planes para dotar de un cierto desarrollo el territorio que, cabe señalar, sería el gran aliciente para que esa gente, que vive en las ciudades pero que mantiene cierta vinculación los pueblos, vuelva.

Todo esto se podría resumir en la ausencia de una Ordenación del Territorio eficaz y realista, que debe tener varias líneas de actuación, porque no sólo se trata de servicios sino de generar autonomía  y capacidad de desarrollo, en función de los recursos de cada lugar, de forma coordinada y evitando competencia entre territorios, ya que si no los espacios con más dinamismo pueden volver a imponerse. Pero de lo segundo se habla poco, quizás porque es más complejo o quizás porque es chocar con una realidad amarga, porque aunque se consiguieran salvar muchos lugares hay otros dónde el proceso puede fracasar, o por lo menos una parte de este proceso.