jueves, 1 de febrero de 2018

Despoblación y medio rural no son prioridades

Siempre he pensado que debe ser desolador ver cómo la gente que te ha acompañado a lo largo de una parte importante de tu vida va desapareciendo. Cuando paseas por el medio rural castellano es imposible no ponerte en el lugar de una señora mayor que ve como, sus vecinas y amigas, con las que ha crecido, paseado o reído, van desapareciendo, retirándose a residencias o a vivir con sus familias a la ciudad. Los testimonios de la gente de la gente mayor de los pueblos, al hablar con ella, son desgarradores, ven como algo natural que sus pueblos se vacíen, no se asombran al hablar de la realidad de casas cerradas que a otros nos asustan tanto, ni siquiera en sus palabras añoran un pasado lleno de jóvenes y niños por las calles. Han normalizado la catástrofe demográfica, y eso es triste, porque quiere decir que se han resignado a ver morir a sus pueblos, aunque lo cierto es que no se mueren solos, los matan, quizás con una muerte dulce y lenta, como quien toma cicuta, pero los matan. Me vienen recuerdos de conversaciones a la cabeza, como cuando pregunté a una señora en un pueblo de Burgos sobre cuanta gente vivía en su calle y me respondió “mañana solo yo, porque mi vecina se vuelve a la ciudad y a ver si al año que viene puede volver”. O cuando paseando con una conocida por un municipio cercano a Valladolid la pregunté si había niños en el pueblo y me dijo que solo en verano, y extrañado señalé que por qué había tantos parques y equipamientos para los pequeños y me dijo “En algo hay que gastarse el dinero”.

Y aun así, podría haber alternativas, porque a día de hoy, la realidad podría ser distinta. Lo que pasa es, que las políticas llevadas a cabo no sirven para combatir la despoblación del medio rural, sino todo lo contrario. Personalmente me produce un rechazo muy fuerte la hipocresía y la falsedad, y eso es precisamente lo que tiene el gobierno de la Junta de Castilla y León. Estoy harto de escuchar a encorbatados reírse o mentir en mi cara hablando de falsas intenciones. Y lo peor, es que, sabiendo que tengo que otorgar el beneficio de la duda, no me fio del resto, han conseguido que, gente como yo, no tengamos esperanza en que con gente diferente esto puede cambiar.

Todo son palabras bonitas para hablar de lucha contra la despoblación, es lo que vende, lo que está de moda (ya pasará y retornará a la invisibilidad), pero sus políticas, que es lo importante, dicen lo contrario. Lo que la junta está haciendo con el medio rural, debería ser algo personal, porque no están ni siquiera vendiendo humo, están haciendo todo lo contrario a lo que prometen defender, están favoreciendo la despoblación, abriendo la puerta (de momento con educación) a la gente para que se vaya. Deberíamos ser más conscientes del problema porque al final en los pueblos tenemos nuestras raíces, nuestra cultura, nuestra identidad, no solo en forma de lazos familiares sino como sociedad frente a un proceso de homogeneización hacia una cultura urbana y consumista.

Pensemos un poco, si en los pueblos lo que predomina es gente mayor y queremos que se queden en sus casas lo máximo posible ¿no sería lógico apostar por unos buenos servicios para estos? Pues, a día de hoy, las políticas de la Junta hacen justamente lo contrario. Hace poco tiempo volví al pueblo de mi madre, tuve un encuentro familiar, y un primo mío me preguntó si no creía que mi abuela, que ahora está en una residencia, no podía haber aguantado más el el pueblo con determinada ayuda, mi respuesta fue un “claro que sí”, ¿Cuánta gente como mi abuela habrá o ha habido en el medio rural? Son gente mayor, que a lo mejor lo único que necesitan, es una atención primaria más constante, ahora que está habiendo recortes en las horas de los médicos rurales, o alguien que se asegure de que toman sus medicinas, ahora que hay cada vez más recortes en dependencia… Y todo esto mientras nos dicen que luchan contra la despoblación. La situación es crítica, porque un anciano menos en el medio rural, no solo es una persona menos en el censo (ya que en este mundo parece que solo nos interesan las cifras), es una familia que ya no visita el pueblo tan asiduamente para ver a sus mayores, y que con el tiempo perderán el vínculo, es una casa cerrada que será muy difícil que entre otra persona a vivir, y es, un motivo más, para que psicológicamente, el resto de vecinos piensen en retirarse a otro lugar.


Mejorar la sanidad y los servicios en el medio rural  son  medidas urgentes mientras se aplican otras a corto y largo plazo para atraer nuevos pobladores y fortalecer los vínculos con la gente que emigró (recuperación de oficios tradicionales y trabajos rurales, facilitar viviendas, medidas fiscales...), costará dinero, sí, que es limitado, pero al final la política es distribución de recursos y prioridades y creo que la Junta de Castilla y León, como todo el PP en general, no tiene al medio rural como prioridad más que para generar titulares. 

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