lunes, 26 de febrero de 2018

El feminismo y la izquierda


Durante años me pregunté que era la izquierda, leí libros, me enchufé en vena teorías, el marxismo me llegó a salir por las orejas, incluso adoré a Marx hasta casi convertir su palabra en dogma… faltaba algo, incluso en los análisis y debates que teníamos los compañeros de universidad (debates frikis, sí). Con el tiempo supe que tenía un poco que ver con mi idea de la izquierda. Para mí, la izquierda no era más que la lucha de clases, siendo todo lo demás la guarnición del plato principal. Pero no, esa visión que en algunos casos me inculcaron desde pequeño, carecía de otras perspectivas, o de una actualización propia del siglo XXI.

Con el tiempo, las reflexiones, el estudio… empecé a pensar que la izquierda era mucho más, hasta que llegué a una conclusión  clara y simple: para mí la izquierda es la lucha por la igualdad, y por lo tanto, en el análisis que se hace de la realidad hay que tener en cuenta todos los elementos que generan la diferencia entre seres humanos e integrarlos, porque todo está relacionado. De esta forma es importante el concepto de lucha de clases desde luego, pero también movimientos como el pacifismo, el ecologismo, movimiento LGTBI… o, el feminismo, formando todos parte de los movimientos progresistas de forma natural, pues todos empujan hacia la eliminación de las barreras que sustentan el sistema actual.

Pero esto choca con la realidad de la izquierda, dónde muchos de estos movimientos no son del todo aceptados, quizás porque muestran y retratan que algunos no son tan abiertos como pensaban, porque como dije antes, algunos no ven más allá de la lucha de clases. Cuántas veces hemos visto en las películas las huelgas obreras en fábricas y las mujeres en casa preocupadas por su marido y sus hijos. ¿Y esa frase, condescendiente dónde se señala que detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer? ¿Por qué tiene que estar detrás?¿y si la pusiéramos al revés, no chirriaría? Pues esta frase siempre la he asociado un poco a personalidades de la izquierda, a quienes respeto mucho, por otra parte.

Todo esto tiene que cambiar, y afortunadamente en el siglo XXI, por lo menos en España, con sus avances y retrasos, se consiguieron cosas importantes, y desde luego no fue porque los hombres, no porque mujeres que adoptaron papeles masculinos, empujaran, sino porque con mucho esfuerzo se ha ido originando un movimiento que ha empujado a gobernantes a actuar.

En este sentido, el día 8M habrá una huelga feminista. Algo que está generando un rechazo importante en sectores conservadores, como no podía ser de otra forma. Este tipo de actos son los que hacen a la gente mostrar su verdadera cara. Pero que también ha encontrado cierta resistencia dentro de la izquierda, o por lo menos cierta incomprensión, que se traduce en falta de apoyo y silencio.

Creo que el movimiento feminista hace bien en convocar esta Huelga, y eso que soy de los que no creen mucho en las Huelgas Generales al entender que son instrumentos que necesitan revisión, pero han focalizado el problema y han generado malestar en quienes quieren que todo siga igual, inclusive dentro de la izquierda. Pero yo les diría a quienes no ven bien el protagonismo que están tomando movimientos como el feminismo, que se actualicen, que la pana estaba de moda en los 80 y ahora estamos en el siglo XXI.


lunes, 12 de febrero de 2018

No son las instituciones, es la sociedad


No creo que España sea una dictadura como se dicen desde ciertos circulos, pero tampoco creo que sea la panacea y la perfección democrática que se clama desde otros sectores, conservadores fundamentalmente.

Aun así, parece evidente, que se está produciendo un giro autoritario en ciertas leyes, probablemente porque es mucho más fácil para el poder intentar utilizar la “represión” para evitar la movilización social y las protestas que profundizar en los problemas, y solucionarlos, o directamente que estamos asistiendo a un atrincheramiento de las viejas formas (o sencillamente de una forma) de hacer política, que ha encontrado, sorprendentemente, una gran aceptación social cuando no hace tanto estaba en cuestión. Pero eso no quiere decir que España no tenga unas ciertas garantías democráticas, aunque podamos pensar que estén en retroceso, y que las cosas puedan modificarse desde dentro (por otra parte, creo, que lo ocurrido en Cataluña hace que esto sea bastante evidente, aunque haya que tener “cuajo” para querer entrar en ese juego, vista la miseria que hay).

Hace unos días veíamos como un joven había sido multado por superponer su cara a la de un Cristo. Yo no soy religioso, tampoco se si el laicismo es lo mejor para un estado, la verdad es que es un debate que no me entusiasma, pero si que creo que hace falta una separación Iglesia católica- Estado que en nuestro país no se da, y aunque tras un análisis histórico me permito cuestionar y criticar a la iglesia católica por el papel que ha tenido, tampoco me parecen bien las ofensas a unas creencias (me da igual cuales). Eso sí, no considero que una acción humorística, por muy de mal gusto que sea (que no es el caso), deba ser motivo de multa o castigo (y me vale para muchos tipos de humor).

Pero lo que más me preocupa no es el hecho de la multa, aunque me parezca deplorable, sino el nivel de aceptación social que tiene, como el que tiene el hecho de querer instaurar la prisión permanente revisable o el mantenimiento de la doctrina Parot cuando ya no se dan las causas (si es que se puede justificar alguna vez) para su mantenimiento. Recuerdo que hace unos días, reflexionaba con una amiga de la pérdida de valores, de la falta de memoria como sociedad y de la falta de respeto, dicho sea de paso, que significaba que un Remix del Cara al Sol estuviera entre los más escuchados de Spotify. Y eso es lo más preocupante, porque lo que se está denotando con todas esas cosas es que hay una aceptación de los valores “reaccionarios” vinculados al conservadurismo y que, lo que evitan, es el progreso de una sociedad moderna. Porque las sociedades avanzan y conquistan derechos cuando el “caldo social” es favorable a ello, no son las leyes las que otorgan derechos, es la ciudadanía las que los conquistas y luego los legisladores los incluyen en el marco legal. Pero si la sociedad posee unas ideas reaccionarias, al final no se producirá ese avance, sino que será todo lo contrario, como, personalmente pienso, está ocurriendo. Habrá que ver, el por qué, se está generando esta aceptación, cuando no hace tanto, la dinámica era diferente.

jueves, 1 de febrero de 2018

Despoblación y medio rural no son prioridades

Siempre he pensado que debe ser desolador ver cómo la gente que te ha acompañado a lo largo de una parte importante de tu vida va desapareciendo. Cuando paseas por el medio rural castellano es imposible no ponerte en el lugar de una señora mayor que ve como, sus vecinas y amigas, con las que ha crecido, paseado o reído, van desapareciendo, retirándose a residencias o a vivir con sus familias a la ciudad. Los testimonios de la gente de la gente mayor de los pueblos, al hablar con ella, son desgarradores, ven como algo natural que sus pueblos se vacíen, no se asombran al hablar de la realidad de casas cerradas que a otros nos asustan tanto, ni siquiera en sus palabras añoran un pasado lleno de jóvenes y niños por las calles. Han normalizado la catástrofe demográfica, y eso es triste, porque quiere decir que se han resignado a ver morir a sus pueblos, aunque lo cierto es que no se mueren solos, los matan, quizás con una muerte dulce y lenta, como quien toma cicuta, pero los matan. Me vienen recuerdos de conversaciones a la cabeza, como cuando pregunté a una señora en un pueblo de Burgos sobre cuanta gente vivía en su calle y me respondió “mañana solo yo, porque mi vecina se vuelve a la ciudad y a ver si al año que viene puede volver”. O cuando paseando con una conocida por un municipio cercano a Valladolid la pregunté si había niños en el pueblo y me dijo que solo en verano, y extrañado señalé que por qué había tantos parques y equipamientos para los pequeños y me dijo “En algo hay que gastarse el dinero”.

Y aun así, podría haber alternativas, porque a día de hoy, la realidad podría ser distinta. Lo que pasa es, que las políticas llevadas a cabo no sirven para combatir la despoblación del medio rural, sino todo lo contrario. Personalmente me produce un rechazo muy fuerte la hipocresía y la falsedad, y eso es precisamente lo que tiene el gobierno de la Junta de Castilla y León. Estoy harto de escuchar a encorbatados reírse o mentir en mi cara hablando de falsas intenciones. Y lo peor, es que, sabiendo que tengo que otorgar el beneficio de la duda, no me fio del resto, han conseguido que, gente como yo, no tengamos esperanza en que con gente diferente esto puede cambiar.

Todo son palabras bonitas para hablar de lucha contra la despoblación, es lo que vende, lo que está de moda (ya pasará y retornará a la invisibilidad), pero sus políticas, que es lo importante, dicen lo contrario. Lo que la junta está haciendo con el medio rural, debería ser algo personal, porque no están ni siquiera vendiendo humo, están haciendo todo lo contrario a lo que prometen defender, están favoreciendo la despoblación, abriendo la puerta (de momento con educación) a la gente para que se vaya. Deberíamos ser más conscientes del problema porque al final en los pueblos tenemos nuestras raíces, nuestra cultura, nuestra identidad, no solo en forma de lazos familiares sino como sociedad frente a un proceso de homogeneización hacia una cultura urbana y consumista.

Pensemos un poco, si en los pueblos lo que predomina es gente mayor y queremos que se queden en sus casas lo máximo posible ¿no sería lógico apostar por unos buenos servicios para estos? Pues, a día de hoy, las políticas de la Junta hacen justamente lo contrario. Hace poco tiempo volví al pueblo de mi madre, tuve un encuentro familiar, y un primo mío me preguntó si no creía que mi abuela, que ahora está en una residencia, no podía haber aguantado más el el pueblo con determinada ayuda, mi respuesta fue un “claro que sí”, ¿Cuánta gente como mi abuela habrá o ha habido en el medio rural? Son gente mayor, que a lo mejor lo único que necesitan, es una atención primaria más constante, ahora que está habiendo recortes en las horas de los médicos rurales, o alguien que se asegure de que toman sus medicinas, ahora que hay cada vez más recortes en dependencia… Y todo esto mientras nos dicen que luchan contra la despoblación. La situación es crítica, porque un anciano menos en el medio rural, no solo es una persona menos en el censo (ya que en este mundo parece que solo nos interesan las cifras), es una familia que ya no visita el pueblo tan asiduamente para ver a sus mayores, y que con el tiempo perderán el vínculo, es una casa cerrada que será muy difícil que entre otra persona a vivir, y es, un motivo más, para que psicológicamente, el resto de vecinos piensen en retirarse a otro lugar.


Mejorar la sanidad y los servicios en el medio rural  son  medidas urgentes mientras se aplican otras a corto y largo plazo para atraer nuevos pobladores y fortalecer los vínculos con la gente que emigró (recuperación de oficios tradicionales y trabajos rurales, facilitar viviendas, medidas fiscales...), costará dinero, sí, que es limitado, pero al final la política es distribución de recursos y prioridades y creo que la Junta de Castilla y León, como todo el PP en general, no tiene al medio rural como prioridad más que para generar titulares.