Este fín de semana he tenido algún que otro debate sobre temas “relativamente”
interesantes, quizás el que me ha llamado más la atención es uno que tuve con
un conocido, con el que me encontré el 23 de Abril en Villalar, sobre la
necesidad de potenciar el turismo rural. Yo, que sin ser fan de esta modalidad
turística para dinamizar el medio la otorgo cierta efectividad, defendí que
debido a la experiencia previa y la diversidad dentro del mundo rural hay que
analizar muy cuidadosamente cuales van a ser las acciones de futuro.
No obstante, y antes de entrar a analizar la historia y las
características de esta modalidad de turismo, me parece interesante realizar
una definición. En cierto modo y atendiendo a la definición de turista, es
decir cualquier persona que se mueve de su domicilio habitual a otro lugar y
realiza al menos una pernoctación, está claro que el alojamiento es un eje
básico del turismo rural, de ahí que rápidamente lo asociemos a las casas
rurales. Pero el turismo rural, consiste, no solo en el alojamiento, sino en la
realización de actividades en un espacio diferente al urbano, tratándose de
actividades que en las ciudades, donde se concentra la mayoría de la población,
no se pueden realizar, lo que lo hace mucho más llamativo. Así pues, y teniendo
en cuenta esto, hay definiciones variadas, pero a mí la que más me ha llamado
la atención ha sido: “todas las actividades lúdicas o turísticas desarrolladas
por los agricultores para la acogida, el alojamiento o la distracción de
huéspedes que a menudo tienen un origen urbano”. Digo que me ha llamado la
atención, por la sencilla razón de los agentes que en ella se señala como
autores del desarrollo de esta tipología turística son los agricultores, y no
dudo de que en principio tuvieran una relación directa con el sector primario,
pero en la actualidad no solo son agricultores, también lo son empresarios de
las ciudades, ya que han visto en esta actividad un medio de generar dinero en
sus bolsillos cuando debería ser exclusivamente un apoyo a las rentas agrarias
del medio rural. Así pues, yo entiendo que el turismo rural sería el conjunto
de actividades realizadas por personas en las áreas rurales, que desplazándose
y viviendo en ellas durante más de un día contribuyen a la dinamización del
espacio en cuestión. Y lo dinamizan de muchas formas:, alquilando casas y
habitaciones, pero también realizando actividades agrarias que acercan a las
personas de hábitos urbanos al sector primario del que se encuentran aislados
en las ciudades, venta de productos, y consumo de cultura, autóctona, degustación
de comidas en establecimientos de la zona, además de actividades de aventura en
ambientes naturales… Todo esto llama la atención de una población que, debido a
los efectos espaciales del modelo económico y productivo se concentra cada vez
más en las áreas urbanas y se alejan de las zonas rurales, las cuales, por su
diferencia con respecto a la vida en la ciudad, su cercanía a la tradición y la
naturaleza y sus paisajes fascinantes, se convierten en un atractivo turístico
para un tipo de turista de formación media alta, que no se conforma solo con
tostarse al sol en la playa y busca otras alternativas para disfrutar de sus
vacaciones.
No obstantes, cabe preguntarse ¿en qué lugares se desarrolla este
turismo? Está claro que en el medio rural, pero ¿Qué es el medio rural? Se dice
que espacio rural es todo lo que no es espacio urbano, pero obviamente esta es
una definición demasiado ambigua que no me convence ni a mí ni creo que
convenza a nadie. Otra definición sería caracterizar el espacio rural por el
número de habitantes, es decir entender los espacios rurales como aquellos que
tengan menos de 2000 habitantes, y desde mi punto de vista, la delimitación es
demasiado estricta ¿Por qué no 3000? De he hecho a aspectos prácticos las casas
rurales se pueden construir en lugares con más habitantes, además, no es lo
mismo los espacios rurales que se encuentran en España que los que encontramos
en Francia, de hecho dentro de España no es lo mismo los espacios de Castilla y
León que los de Andalucía que poseen una estructura mucho más concentrada, con
municipios de mayor número de habitantes. Atendiendo a lo mencionado queda
claro que la definición de espacio rural es muy compleja, para mí sería “aquel
territorio donde se desarrollan las actividades agrarias fundamentalmente como
base económica y está constituido por paisajes agrícolas, de pastoreo y
forestal” ¿Por qué opto por esta definición? Pues por la sencilla razón de que
me parece claro que es en los espacios rurales donde se desarrolla
mayoritariamente la agricultura, por lo menos, en el primer mundo,
independientemente del número de habitantes (un criterio secundario), que
lógicamente, sobre todo en nuestro país, debido a la tecnificación del sector
agrario y el excedente de mano de obra que eso ha generado, ha hecho que la
población tenga que irse del pueblo y la ciudad.
Una vez aclarados los conceptos de espacio rural y turismo rural, hay
que preguntarse ¿Cómo se ha llegado a la situación actual? Desde luego en lo
que a turismo rural se refiere hay un punto de inflexión en nuestro país, que
son los años 80. Lo cierto es, que antes de los años 60 las actividades de ocio
rural se dedicaban exclusivamente al alojamiento, de forma puntual en toda
Europa, en zonas de montaña unidos al alpinismo y al montañismo, pero durante
esta década se expande por el Benelux, Italia y Francia.
Pero como he dicho la década de los 80 es un punto importantísimo en
nuestro país, ya que la entrada en la Unión Europea y la consecuente aplicación
de las políticas agrarias comunitarias genera un potente éxodo rural, debido a
la tecnificación del campo, que ya había empezado tiempo atrás pero que se aumenta,
lo que genera además la necesidad de buscar actividades económicas
complementarias con las que conseguir una ayuda importante a la renta, así es
como se potencia desde las administraciones el turismo rural, fomentando la
creación de alojamientos, a la vez que la venta de productos de la zona, es decir
de “productos naturales”. Se produjo además, un incremento de las plazas
destinadas al turismo rural durante el boom inmibiliario, debido a una mayor
variedad socioeconómica de los demandantes y a las ayudas a la construcción de
viviendas rurales, lo que produjo cierto descontrol y la entrada de intereses
empresariales urbanos. Lógicamente, al estallar la burbuja inmobiliaria este
sector también quedó afectado y solo las zonas con un turismo rural más
intensivo han podido mantener un nivel de afluencia representativo.
Pero sea como fuere y mirando a largo plazo la pregunta es: ¿Se ha
logrado el objetivo? Pues se ha logrado a medias, ya que ha entrado capital
foráneo, es decir de fuera del medio rural, con el objetivo de ganar dinero, ya
sea con alojamientos rurales o con establecimientos gastronómicos, que deberían
comprar los productos del espacio en cuestión, pero que muchas veces los
compran a distribuidores que nada tienen que ver con las zonas rurales adonde
distribuyen, rompiéndose así otro de los principios de este dinamizador de las
zonas rurales.
Aunque hay que señalar que aunque los resultados no sean los esperados,
si es verdad que el turismo rural permite mitigar la emigración de las áreas
rurales en cierta medida, generar más ingresos que son complementarios,
beneficiarse del intercambio cultural entre lo urbano y lo rural, revalorizar
los modelos de vida rural y diversificar la economía de estos espacios. Es
decir esta modalidad está posibilitando un desarrollo más equilibrado de las
zonas marginales. Y esto se ha hecho notar en el aumento de las plazas de
alojamiento, ya que son muchas las áreas rurales que apuestan por el turismo
rural.
En este sentido de alojamientos rurales España posee una oferta de casas
elevadas, aunque con poca diversificación, eso sí Navarra, Asturias, Cataluña y
Galicia están más avanzados en este sentido. Por su parte en Europa reina sobre
todo el alquiler de habitaciones, pero está evolucionando hacia formas más
especializadas.
Lo cierto es que en la actualidad se está denotando un cambio en estas
áreas, encaminado hacia unas mejores infraestructuras, y es que, el turista
rural, que como ya he dicho es un turista de procedencia urbana y de una
formación media alta, que además necesita y quiere disfrutar de unos servicios
mínimos, con lo cual las casas y los medios rurales deben estar bien equipados,
a la vez, claro está que queremos acercarnos a la “naturaleza”, y lo digo entre
comillas porque, lógicamente, para que nosotros podamos disfrutar de ella
previamente ha tenido que realizarse acciones de adaptamiento, lo cual es muy
legítimo, no seré yo desde la ciudad quien diga a aquellas personas, que están
viendo como muere su pueblo, como deben gestionar su medio, al fin y al cabo las
ciudades realizan un impacto mayor en el espacio que cualquier medio rural. De
todas maneras es curioso ver cómo queremos ir a disfrutar del campo, en un
medio relativamente natural y un paisaje agrario, pero a la vez queremos
transformarlo y cambiar el paisaje ¿no es una paradoja? Para mí personalmente
sí.
Hay que señalar, aunque ya se puede intuir, que hay diferentes tipos,
mejor dicho subtipos, de turismo rural, ya que los diferentes espacios rurales,
debido a su heterogeneidad han ido buscando sus potencialidades, además muchos
de ellas
· Gastronómico: basado en la comida tradicional
de cada área rural.
·
Deportivo:
se trata de realizar alguna actividad deportiva en
el camino disfrutando del entorno natural y pasar experiencias nuevas y
emocionantes, por ejemplo hacer ciclismo.
· Ecoturismo: disfrute del medio natural que los seres humanos han cambiado para su
propio beneficio desde la prehistoria, pero que en lugar de haber sido destruido,
el entorno natural es cuidado y aprovechado para las actividades agropecuarias.
·
Aventura: alpinismo, turismo
cinegético, buceo marino y lacustre, deslizamiento en los rápidos, son varias
las actividades que se pueden practicar en el turismo rural.
·
De salud: cuando se realiza por lo general en
balnearios de aguas termales y/o curativas.
·
Turismo religioso: son aquellos desplazamientos
hacia santuarios localizados en poblados rurales donde se celebran fiestas
religiosas.
·
Enoturismo: dedicado a potenciar y gestionar la riqueza
vitivinícola de una determinada zona.
También, dependiendo de las zonas, se puede hablar de:
· Turismo rural esporádico: donde la
frecuentación de turismo es breve e irregular, como lo serían en zonas rurales
periféricas: Castilla La Mancha, Castilla y León y Extremadura.
· Turismo rural intensivo: se nutre de los
desplazamientos de fin de semana o vacaciones cortas, gracias a la proximidad,
de las grandes ciudades: Barcelona con los Pirineos o Madrid con la Sierra…En
prácticamente la mayoría de los casos en segundas residencias, de hecho la
Junta de Castilla y León considera que todos los madrileños hacen pernoctación
en la sierra de Guadarrama.
· Turismo plural: los agricultores se decantan
por la pluralidad de los servicios (rutas a caballo, rafting, senderismo…), se
trataría ya de un grupo que ha abandonado totalmente las actividades agrícolas:
Francia e Inglaterra.
· Granjas escuelas: se trata de reemplazar la
producción ganadera por las granjas escuelas: Francia, Alemania, Inglaterra y Países
Bajos.
Me gustaría señalar también la importancia de las mujeres en esta
modalidad turística, y es que gracias a la implantación de esta nueva actividad
como estrategia de diversificación de rentas en la explotación, las mujeres han
encontrado su nicho profesional en estos espacios. Ejercen su papel de acogida
a los turistas en las casas rurales y promueven la revalorización de la cultura
y el paisaje, pues han sido las que más han apostado por una “venta” del medio
rural para el consumo urbano. Aunque, lo cierto es que esta ocupación no se
entiende como un trabajo “real” porque los ingresos son bajos en el conjunto de
la renta familiar y porque las mujeres no obtienen un salario sino ingresos
irregulares.
En conclusión el turismo rural es un turismo más exigente, que surgió
debido a las aplicaciones de las políticas agrarias comunitarias que provocaron
que el medio rural tuviera que buscar otras actividades para la supervivencia,
Su auge se entiende dentro de una
sociedad cada vez más urbana y alejada de los espacios rurales, pero que debido
a su formación cada vez más elevada poseen una conciencia más ecologista y la
capacidad de bien de consumo de la naturaleza.