sábado, 6 de septiembre de 2014

Un bicho raro

Según avanza el tiempo cada vez tengo más claro que el mirar el mundo de una forma crítica es inversamente proporcional al bienestar emocional del ciudadano. Es como el mito de la caverna de Platón se vive más cómodo sin saber cuál es la realidad, sin conocer los agentes que intervienen en el mundo.

Con más o menos paro, con más o menos estudios, con más o menos metros cuadrados de vivienda… No cabe duda de que el estado del bienestar ha dado a una parte importante de los ciudadanos europeos una situación de acomodo que ha actuado de pantalla frente a las injusticias del mundo, es el mismo efecto que los bochornosos muros que el gobierno de Brasil levantó para que no se vieran las barriadas de pobreza en el Mundial de Futbol, pero el que la gente no lo pueda ver, o no lo quera ver, no quiere decir que no exista. Por supuesto esto no es algo propio de las personas, este efecto pantalla es, en gran medida, generado por el propio sistema: unos medios de comunicación, que cada vez con más fuerza, se utilizan decir a la gente como tiene que actuar, una educación donde se adoctrinan a los niños con el único objetivo de ser ciudadanos útiles al establishment, unos políticos obedientes que generan leyes en la dirección del consumismo… Así, se tapan las vergüenzas, no solo las del primer mundo, sino también las del tercero. Muchas veces vamos andando por la calle y vemos gente pidiendo y la miramos con indiferencia o desprecio, resaltando ese sentimiento franquista que todavía predomina en esta sociedad que hacía que viéramos los sin techo como vagos y maleantes, o cuanto menos les tiremos una moneda según pasamos sin ni siquiera mirar a los ojos, negándoles el trato de igual a igual, pero eso sí, sintiéndonos bien por el acto de caridad que hemos tenido. La caridad, es, algo innato a esta sociedad capitalista, se trata de paliar las necesidades de la gente de forma individual y egoísta, desde una posición diferente, clasista, donde alguien económicamente superior le da a otra persona un donativo para que coma, pero al día siguiente esta última seguirá teniendo el mismo problema. A veces se confunde la caridad con la solidaridad, que gran error. La solidaridad es buscar soluciones a los problemas colectivamente y desde una misma posición de igualdad, gente con necesidades y gente sin ellas se juntan para buscar soluciones: grandes actos de solidaridad son el fruto de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, las mareas ciudadanas, las asociaciones vecinales… La caridad y la solidaridad son rasgos fundamentales del capitalismo y el marxismo respectivamente, por lo menos en la práctica (otra cosa es lo que haya ocurrido en la realidad).


El sistema capitalista en el que nos encontramos, es un sistema que genera unas necesidades ficticias para una parte de la ciudadanía, basadas en el consumismo, que hace que otros sectores ciudadanos tengan carencias y no puedan acceder a sus necesidades básicas. ¿Cómo es posible que una persona que decida conocer la realidad no cuestione el sistema? Esa persona será alguien peligroso para este, y probablemente tenga problemas por el mero hecho de pensar de forma diferente, de tener ideas, quizás incluso se odie y quisiera volver atrás para no informarse para no desarrollar el espíritu crítico, lo cual es mucho más cómodo pues dudar del sistema te obliga a cuestionar todas y cada una de las instituciones, a buscar respuesta a preguntas complicadas, a tener debates que acaben en discusiones con gente de tu entorno porque o no te entienden o creen que tus palabras atentan contra sus intereses.  Si, lo cierto es que discrepar, ser un bicho raro, te puede traer problemas, pero vivir sin ellas es entregar tu voluntad.