lunes, 28 de abril de 2014

Guerra de Egos, oportunidad perdida

 A prácticamente un mes de las elecciones Europeas nos encontramos con un auténtico universo de siglas que, críticos con la situación actual, quieren desbancar al bipartidismo y desbordar el sistema. No seré yo quien les quite la ilusión de hacerlo pero en las elecciones europeas no lo van a conseguir, puesto que el parlamento europeo a la hora de las decisiones pinta menos que la opinión de un militante en los aparatos de los partidos tradicionales.  Quizás por eso muchos han pensado que es el momento de experimentar opciones de cara a poder lograr una gran coalición en unas elecciones autonómicas o generales, aunque para ello tengan que renunciar a personalismos y egos que tanto daño hacen a la izquierda.

No se puede negar que, pese a que ha habido acercamientos por parte de los movimientos y partidos de izquierdas, el sector más duro de izquierda unida, o mejor dicho del Partido Comunista de España, ha bombardeado cualquier intento de convergencia (sino que se lo digan a la Chunta Aragonesista), probablemente por miedo a que se cuestionen los puestos de aquellos que llevando tanto en la dirección y en los parlamentos jamás han querido que la izquierda pueda ser una alternativa parlamentaria, llegando como mucho a ser muleta de la socialdemocracia o el socioliberalismo.

Muchos vimos la luz con el gran pacto de toda la izquierda gallega, que tan buenos resultados consiguió, parecía que lo tenía todo: un programa de ruptura, candidatos con gancho, presencia en la calle, posibilidad de seguir creciendo y convertirse en alternativa…  Parecía que desde Galicia nos habían marcado el camino, pero no era así, la diferencia entre AGE y el resto de la izquierda española, es que en AGE todos estaban dispuestos a renunciar a egos, lo cual era bastante fácil, pues todos partían desde una posición parlamentaria igual. Pero en el resto del estado no es así, hay una parte de un partido que al tener representación parlamentaria no está dispuesto a ceder. Están de acuerdo con las peticiones de mayor democracia interna, pero ellos no la practican, están de acuerdo con converger pero siempre y cuando ellos lleven la voz cantante, están de acuerdo con que necesitamos frescura pero siguen los mismos candidatos…

Entiendo los reparos que desde izquierda unida se tienen hacia las primarias, al fin y al cabo depende de la opinión de las personas, y ya sabemos que la opinión es un conjunto de imágenes e ideas que desde los medios de comunicación nos meten en la cabeza. Rara es la persona que aparta la mirada del televisor para informarse por sí mismo. Podemos mirar si no, las primarias de Podemos o del Partido X, ¿Quiénes son los ganadores? No son los que más valía pueden tener (que no estoy diciendo que no la tengan), son el Señor Pablo Iglesias y el señor Falciani, es decir los más conocidos. ¿Cuánta gente se ha interesado por el currículum de todos los candidatos? Seguro que poca, y hacen bien, porque la gente va a votar a quien más les llame la atención, no al que esté mejor preparado o al que sea más de izquierdas. Este problema de las primarias es algo que en Francia y Estado Unidos saben bien, de ahí todas las campañas a favor o en contra de un candidato o de otro dentro del mismo partido, yo espero que aunque los partidos españoles lleguen a abrirse no nos convirtamos en esto.

Aun así el clamor popular que hay sobre las primarias es síntoma del ansia de una parte de la ciudadanía, la parte más movilizada, por tener una mayor participación en la democracia, ya sea dentro de sus propios partidos, dentro de movimientos sociales o directamente como ciudadanos anónimos. Nadie está diciendo que las primarias sean un modelo de selección de candidato perfecto, como tampoco nadie puede afirmar que los procesos democráticos lo sean, pero desde luego es un proceso de selección bastante más en sintonía con el momento actual y con las proclamas de la calle, frente al dedazo o los mecanismos de selección interna de candidatos controlados por los aparatos de los partidos, y que no se pude negar que en el pasado tuvieron su lógica.


Pero método aparte, lo cierto es que lo que nos tenía que mover es el programa, y si nos fijáramos solo en el programa de los partidos, veríamos que hay o va a haber una gran similitud entre los programas de gran cantidad de ese universo de siglas, ¿Cuál es el problema? Pues como ya se ha señalado los Egos. Como persona que busca el cambio político y social, y que en la medida de lo posible lucha contra ello (a veces haciendo menos de lo que debería, todo hay que decirlo), espero que no tardando se consiga una convergencia de toda la izquierda a la izquierda de la socialdemocracia, o mucho me temo que estaremos perdiendo la oportunidad que nos está brindando la historia.

viernes, 25 de abril de 2014

El dilema de Rajoy

El presidente del gobierno tiene dos problemas que él y su partido crearon cuando estaba en la oposición, dos problemas que le pueden costar al Partido Popular las próximas convocatorias electorales, ya que parece claro que por la inexistente recuperación económica no las van a ganar. Estoy hablando del dar el empujón final al fin del conflicto vasco y a agarrar el toro por los cuernos en las reivindicaciones de catalanas. El problema es que Mariano Rajoy realizó una oposición desleal y poco responsable en estos temas al anterior presidente del gobierno, y ahora está sufriendo las consecuencias.

Haciendo un ejercicio de memoria no será muy difícil acordarse de cuando el Partido Popular agitó a la asociación de víctimas del terrorismo contra el presidente Zapatero, utilizando el dolor y convirtiéndola en una asociación afín al ala más dura del partido, en el mismo sentido también se puede recordar las famosas campañas del “España se rompe” con ese discurso anticatalanista propio del españolismo más rancio.


Ahora, toda esa gente que se creyó esos discursos está exigiendo al gobierno que cumpla sus promesas. Pero el señor Rajoy está tiene dos dilemas, es consecuente con su acción de oposición y se niega a negociar en estos dos conflictos agravándolos aún más en el tiempo pero reteniendo votos que le pueden ser muy necesarios o actúa con sentido de estado y se sienta a hablar arriesgándose a que una gran cantidad de descontentos se vayan a otros partidos de la derecha.