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martes, 28 de mayo de 2019

¿Qué ha pasado?


¿Qué ha pasado? Esta fue la sensación que muchos tuve al ver como Carmena perdía la alcaldía de Madrid, todo un símbolo de las alcaldías del cambio que cristalizaba así, una realidad que era predecible: que la galaxia PODEMOS (partidos y confluencias surgidos debidos a su efecto, estuvieran ellos dentro o no) iban a tener un retroceso.

Una vez más la cuestión es el por qué. Sin duda hay aspectos de carácter localista, de gestión, y habrá que analizar cada lugar, pero hay un hecho que, en mi opinión, es indiscutible: el periodo de impugnación abierto con el 15M, y que tuvo su cristalización electoral con el surgimiento del partido morado y posteriormente con fórmulas electorales abiertas al ciudadano, se ha cerrado o se ha ido cerrando poco a poco, aún así todavía pueden quedar fisuras. La ciudadanía ha recuperado la confianza en los viejos partidos y sobre todo en el gran partido institucional de España, como es el PSOE.

A esto, en mi opinión, hay una excepcionalidad como es el conflicto catalán, pero es una excepcionalidad que a la larga ha contribuido a afianzar y movilizar, por lo menos en el resto del estado, las posturas y partidos cómodos con y para él sistema, así como a contribuir en Cataluña a la pérdida de una alcaldía como la de Barcelona por parte de Colau ante el avance del independentismo.

No se puede, tampoco, desdeñar la estrategia. De hecho, PODEMOS y sus confluencias, han pasado de querer asaltar los cielos huyendo de las dinámicas tradicionales de los partidos a jugar constantemente por el poder interno y “apuñalarse” unos a otros generando, además, divisiones. Madrid, tanto comunidad como Ayuntamiento, ha sido la gran pantalla en este aspecto, pero han sacudido a organizaciones similares a lo largo de todo el territorio español. No obstante, y dicho sea de paso, creo que sería un error achacar la pérdida de Madrid capital a esta división, pues, siendo, en mi opinión, estratégicamente un error la candidatura de Más Madrid, lo cierto es que la bajada de participación en los barrios del sur, que apoyaron a Carmena en las anteriores elecciones, puede denotar factores de otro tipo.

Aun así, no hay que caer en el pesimismo (y lo digo yo, que tiene valor doble) pero hay que ser consciente de que la estrategia tiene que cambiar, de asaltar los cielos a guardar las trincheras y a avanzar en los lugares que se pueda. Tal y como le decía a un conocido mientras disfrutábamos de cerveza en las fiestas de San Miguel del Pino, la izquierda va a caer pero no obstante electoralmente estaremos mejor que hace 4 años, y así es: Cádiz y Zamora siguen gobernados por la izquierda, se puede condicionar muchos gobiernos locales, autonómicos y hay 42 diputados en un congreso sin mayoría absoluta que pueden orientar la política de gobierno hacia necesidades sociales.  Eso sí, hay que ordenar ideas y ver que queremos ser de mayores, PODEMOS tiene mucho que pensar, pero también IU y en cada uno de los territorios cada una de las confluencias, sabiendo que el territorio es muy plural, y que lo que funciona en Madrid puede no funcionar en Valladolid.

lunes, 12 de febrero de 2018

No son las instituciones, es la sociedad


No creo que España sea una dictadura como se dicen desde ciertos circulos, pero tampoco creo que sea la panacea y la perfección democrática que se clama desde otros sectores, conservadores fundamentalmente.

Aun así, parece evidente, que se está produciendo un giro autoritario en ciertas leyes, probablemente porque es mucho más fácil para el poder intentar utilizar la “represión” para evitar la movilización social y las protestas que profundizar en los problemas, y solucionarlos, o directamente que estamos asistiendo a un atrincheramiento de las viejas formas (o sencillamente de una forma) de hacer política, que ha encontrado, sorprendentemente, una gran aceptación social cuando no hace tanto estaba en cuestión. Pero eso no quiere decir que España no tenga unas ciertas garantías democráticas, aunque podamos pensar que estén en retroceso, y que las cosas puedan modificarse desde dentro (por otra parte, creo, que lo ocurrido en Cataluña hace que esto sea bastante evidente, aunque haya que tener “cuajo” para querer entrar en ese juego, vista la miseria que hay).

Hace unos días veíamos como un joven había sido multado por superponer su cara a la de un Cristo. Yo no soy religioso, tampoco se si el laicismo es lo mejor para un estado, la verdad es que es un debate que no me entusiasma, pero si que creo que hace falta una separación Iglesia católica- Estado que en nuestro país no se da, y aunque tras un análisis histórico me permito cuestionar y criticar a la iglesia católica por el papel que ha tenido, tampoco me parecen bien las ofensas a unas creencias (me da igual cuales). Eso sí, no considero que una acción humorística, por muy de mal gusto que sea (que no es el caso), deba ser motivo de multa o castigo (y me vale para muchos tipos de humor).

Pero lo que más me preocupa no es el hecho de la multa, aunque me parezca deplorable, sino el nivel de aceptación social que tiene, como el que tiene el hecho de querer instaurar la prisión permanente revisable o el mantenimiento de la doctrina Parot cuando ya no se dan las causas (si es que se puede justificar alguna vez) para su mantenimiento. Recuerdo que hace unos días, reflexionaba con una amiga de la pérdida de valores, de la falta de memoria como sociedad y de la falta de respeto, dicho sea de paso, que significaba que un Remix del Cara al Sol estuviera entre los más escuchados de Spotify. Y eso es lo más preocupante, porque lo que se está denotando con todas esas cosas es que hay una aceptación de los valores “reaccionarios” vinculados al conservadurismo y que, lo que evitan, es el progreso de una sociedad moderna. Porque las sociedades avanzan y conquistan derechos cuando el “caldo social” es favorable a ello, no son las leyes las que otorgan derechos, es la ciudadanía las que los conquistas y luego los legisladores los incluyen en el marco legal. Pero si la sociedad posee unas ideas reaccionarias, al final no se producirá ese avance, sino que será todo lo contrario, como, personalmente pienso, está ocurriendo. Habrá que ver, el por qué, se está generando esta aceptación, cuando no hace tanto, la dinámica era diferente.

viernes, 15 de diciembre de 2017

El envejecimiento como negocio y sus posibles soluciones

De nuevo una alarma de un día de duración. No es la primera vez que los indicadores demográficos señalan un envejecimiento de la población, será la primera vez que el saldo vegetativo total es negativo, pero es que se veía venir. La pregunta no puede ser, por lo tanto, ¿Qué hacemos? tiene que ser ¿Qué hemos hecho hasta ahora? Porque antes de abordar planes futuros habrá que ver de dónde partimos, y el hecho es que en España, salvando Andalucía, hace tiempo que abandonamos las altas tasas de natalidad y que se consiguió aumentar la esperanza de vida.

Personalmente no me creo el discurso del “drama” demográfico, en todas sus vertientes,  porque creo que ningún partido político con capacidad de gobernar va a abordar el problema de raíz. En realidad es un problema enraizado en el modelo de desarrollo económico que nos hemos dotado y del que la oligarquía ha conseguido sacar rédito (la verdad es que es increíble la capacidad de adaptación del capitalismo), desde estabilidad política derivada de una gente mayor que es improbable que cambie el voto, hasta ganancias económicas ya sean a través de gestionar desde lo privado las necesidades de la tercera edad o empujando a la gente a contratar planes de pensiones privados con el discurso del miedo. Es decir, toda una serie de ventajas, para los que mandan que no van a querer perder.

Aun así, y aunque a base de una gran inversión económica, se pudiera paliar la caída de la natalidad con una política natalista importante (conciliación de la vida familiar, ayudas por hijos, a la emancipación, permisos de paternidad y maternidad, incluso se podría meter iniciativas para beneficiar al medio rural al respecto…), algo que no está demás, tenemos que tener claro que solo con esto no bastará, y no bastará porque hay una serie de elementos que no deben ser reversibles porque están en la base de nuestro desarrollo.

Por una parte tenemos las causas del aumento de esperanza de vida, de la caída de la mortalidad, como son mejoras sanitarias, alimenticias, higiénicas, buenos hábitos para la salud… es decir, una serie de mejoras que lógicamente deben seguir avanzando en la misma línea.

Por otra parte nos encontramos con la caída de la natalidad. Como antes he mencionado, si bien es cierto que se puede aplicar una política de natalidad fuerte, lo cierto es, que ya no será posible volver a las tasas de los años 70 cuando empezó a caer el número de nacimientos por mujer, en gran parte debido a la progresiva liberación de estas, algo que debe seguir en progresión: su incorporación al trabajo, a la educación, la mentalidad de mujer moderna… Elementos que han hecho que ya no todas las mujeres, parejas se planteen tener hijos y, si los tienen, haber atrasado mucho la edad para ello con lo cual el número de hijos por mujer es menor.


¿Puede mejorar esto como consecuencia de una política natalista fuerte? La respuesta es sí, pero no basta, hay que mirar a nuestro alrededor, incluso a nuestro país, para encontrar lo que ha funcionado. En nuestro país, concretamente, la caída de los nacimientos por mujer ha ido cayendo y solo cuando España se convirtió en un país receptor de emigración, de corte latinoamericano y africano, aumentaron estas. Pero no solo en nuestro país, países del centro y norte de Europa se beneficiaron de ello mucho antes. Por lo tanto, y aunque puede ser controvertido, lo cierto es que, la experiencia demuestra, que la recepción de inmigrantes es un seguro a la hora de combatir el sobrenvejecimiento. Como todo tendrá otras consecuencias, negativas si es mal gestionada (competir por los mismos recursos y servicios, choque cultural, utilización para precarizar el empleo…), pero es algo que ya se ha demostrado que funciona desde el punto de vista de aumentar el saldo vegetativo. 

viernes, 27 de octubre de 2017

¿Y ahora qué?

No se si decir que lo que mal empieza mal acaba (que no creo que haya acabado), se veía venir o que hubieran estado más espabilados. Pero lo cierto es que en todo esto ha sobrado testosterona. Recuerdo a una concentración que fui a favor del derecho a decidir, el día de la votación del “referendum” (pongo entre comillas porque yo no lo reconozco como tal), en la que una activista allí presente me dijo que en el conflicto faltaban mujeres, yo me reí, a pesar de que estoy un poco cansado de esas insinuaciones que a mí como hombre no me dejan en buen lugar, pero lo jodido es que tenía razón.

Hasta ahora hemos llegado a través de un cúmulo de infortunios y de ver quien la tiene más larga. El independentismo no ha medido bien su fuerza, en un primer momento se envalentonó y cabreó al estado, y se ha comprobado que el estado es más fuerte. Quizás cometieron el error de rechazar la ayuda que desde el exterior de Cataluña podrían tener, de aquellos que apostaban por un referendum pactado. Pero claro, ese hubiera sido un camino más largo y no se puede vivir eternamente de propaganda y prometer un mañana que nunca llega.

Por su parte el estado, el PP, no ha solucionado para nada un problema territorial que yo considero que está en las bases de la configuración del estado, vamos que es estructural y forma parte de eso que llaman “crisis de régimen”, aunque no me guste utilizarlo. Pero si que es cierto que ha ganado este asalto, anulando a la oposición, salvo a PODEMOS que se están anulando ellos solos, y con una habilidad de actuación por parte de Rajoy a la que nos tiene poco acostumbrados, como ha sido la forma en la que ha aplicado el 155. Realmente yo pensaba, que siendo como es la derecha española, aprovecharía para intentar recentralizar algo las competencias (y ojo yo soy de los que piensa que educación y sanidad deben ser gestionadas, en parte, por el estado) y convocar elecciones en el momento que más les hubiera convenido, pero mira, Rajoy ha hecho algo como señalando “oigan, que es que les decía la verdad”. Probablemente esto es una batalla ganada para ellos, a la espera de como se reconfigure el bloque independentista.


Y me queda PODEMOS, reconozco que me han cansado. Quiero decir ¿Aparte de referendum y plurinacionalidad ¿hay algo más? Lo digo porque yo vivo en Tordesillas no en Cataluña. Ya se la apuesta de IU, el eterno estado federal con poca permeabilidad entre los ciudadanos. Pero ¿y PODEMOS? ¿Ese estado plurinacional? ¿En que consistiría? ¿Y cual es la posición frente al nacionalismo y el independentismo?

martes, 29 de agosto de 2017

Un país incapaz de mostrar unidad

Hay una película que vi hace tiempo y que me marcó bastante por lo que me hizo pensar, por las reflexiones constantes que me genera. Se trata de la película Martín (Hache), dónde un chico viene de Argentina a vivir con su padre, que es director de cine, y chocan entre otras cosas en la forma de entender la vida y el mundo. En un momento concreto de la película el padre le dice al hijo que “La Argentina” es una causa perdida. Con el tiempo no he podido evitar pensar que eso se podía extrapolar a España.

Miremos lo que ha pasado con los atentados ocurridos en Barcelona. El señor Puigdemont ofrece una rueda de prensa en Catalán, es su idioma, al fin y al cabo la estaba ofreciendo como presidente de Cataluña, pues bien los patriotas de bandera, de esa España verdadera, decidieron atacarlo por hacerlo, uno piensa que si hubiera hablado en inglés no hubiera pasado nada.

Por otra parte, mientras se estaba intentando organizar una manifestación que diera una imagen de unidad tuvimos que asistir de nuevo a una demostración varonil de “a ver quien la tiene más larga”, como si la confrontación constante hubiera traído alguna vez algo bueno. No era el momento de agitar banderas, ni de silbar al rey, ni de aguantar las constantes pataletas de las CUP... La culpa es nuestra por permitir a los nacionalistas catalanes y al gobierno del estado darse de de cabezazos como ciervos en celo, ahora, cuando se supone que hay algo en lo que deben estar de acuerdo, no saben actuar de otra forma y eso está presente en la sociedad civil. El problema de la identidad existe no hace falta que se le eche más leña al fuego sino intentar buscar una solución conjunta.

Esto al final es la cristalización de la historia de nuestro país: Cuando por fin el pueblo consiguió un gobierno que avanzara por el interés de la mayoría la reacción dio un golpe de estado con posterior guerra civil y dictadura, cuando esta se acabó la Transición dejó un montón de vacíos que con el tiempo se han convertido en frustraciones, y ahora tenemos un país totalmente dividido que es incapaz de mostrar unidad en los momentos más duros.

En mi generación llevamos toda la vida escuchando hablar de la guerra civil y la dictadura, sin haberla vivido, y no hemos sido capaces de hacer justicia con nuestro pasado para que las heridas cicatricen bien. Desde que tengo uso de razón los problemas territoriales, que suelen tener un alto componente emocional, se ha solucionado con dinero y concesiones para los territorio en cuestión ¿Alguien no se había dado cuenta de que algún día no habría más que dar? ¿Que al ser igualados todos como comunidades autónomas habría algunas que se sentirían agraviadas?


Pues bien, muchas gracias a todos, hemos conseguido ser incapaces de mostrarnos unidos cuando más lo necesitamos. No se que proyecto de país vamos a hacer en el futuro si somos incapaces de convivir juntos.  

martes, 21 de octubre de 2014

La importancia de entenderse

La vida son rachas, todo lo que nos rodea es cambiante, cuando menos te lo esperas las cosas dan una vuelta de 180º y la situación mejora o empeora, si no que se lo digan a los protagonistas de la historia que voy a señalar a continuación:

Manolo y Carme eran dos chicos de la misma edad, prácticamente desde que nacieron sus vidas habían estado unidas, vivían en el mismo barrio, en el mismo bloque de vecinos, sus padres eran íntimos, ambos entraban en la casa del otro como si fuera la suya, jugaban juntos, se apoyaban mutuamente… Quizás toda esa historia fue lo que les llevó a no poder vivir el uno sin el otro, a necesitarse mutuamente a pesar de que desde el principio mostraron diferencias en su personalidad, si Manolo era muy reservado Carme era una chica muy abierta, si a Carme le gustaba innovar y hacer cosas diferentes Manolo era una persona más tradicional y prefería la monotonía del día a día, si a uno le gustaba ir de vacaciones a un pequeño pueblo de Castilla a otra le gustaba el dinamismo veraniego de una ciudad de la costa mediterránea…  es decir una serie de pequeñas cosas que si bien no impidieron que llegaran a casarse y a vivir juntos, y eso que Manolo tenía más cosas en común con Andreia que era otra de las chicas del barrio, sí que podían llevar a la catástrofe si se centraban en ellas.

Pasaron los años y poco a poco la convivencia se fue deteriorando, y es que de sobra es conocido el encaprichamiento que surge al principio de una relación, un estado que hace que todos pongamos más de nuestra parte y lleguemos a más acuerdos, porque al final lo importante es estar juntos el uno con el otro. Pero este embelesamiento del inicio se deterioró y ambos empezaron a olvidar las cosas que les llevaron a tener una vida en común y empezaron a potenciar esos aspectos de su personalidad que les diferenciaban, pero que en su justa medida les complementaban. Carme empezó a salir más y Manolo prefería quedarse en casa, con lo cual, dejaron de ir a cenas de parejas y muchas veces ella salía con sus amigas sin él. Por su parte Manolo forzó a la pareja a pasar las vacaciones en el pueblo donde el transcurrir del día a día era tranquilo, demasiado tranquilo para una persona como Carme. Toda esta situación derivó en un alejamiento de la pareja y una aumento constante de reproches y riñas que desembocó en una situación tensa en la cual en una exaltada discusión Carme amenazó con marcharse y Manolo de forma autoritaria se lo prohibió y mientras esta intentó salir corriendo una mano la golpeó la cara…


Está claro que los grandes problemas no son más que el resultado de la falta de entendimiento… 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Marca España


Es triste ver como el futuro de un pueblo está supeditado a los números que se muestran en una pantalla. ¿Cuántos son los hogares que se han familiarizado con los términos prima de riesgo o Ibex35? ¿Cuántos somos los que estamos atentos a si sube o baja la bolsa, cuando antes ni nos iba ni nos venía? Pero seamos justos, esto no es culpa de la crisis económica actual, es culpa de aquellos que desde su discurso monolítico, un discurso que manda el mensaje a nuestro cerebro desde todos los medios de comunicación, ese mensaje que consiste en que no hay más solución que aplicar los ajustes, que hay servicios sociales prescindibles  y que los ciudadanos debemos acatar esto sin movernos. Pero ¿y si te quejas? Es porque eres un perroflauta, un antisistema, un mal patriota que no quiere a la democracia… en otros tiempos serias un mason, un judío, un rojo. Es decir el propio sistema te criminaliza, para mantenerse intacto con sus defectos, o lo que es lo mismo con los pobres siendo pobres y los ricos siendo ricos.

Pero ¿Por qué no reflexionamos? A veces es bueno levantarse del sofá, y leer, artículos en internet o en la prensa, que no necesariamente comulguen con tus ideas pero que te hagan reflexionar. Se trata, como me decía mi padre de pequeño, de que no te lo den todo mascao.

En los últimos días, he leído mucho sobre la “Marca España”, como si de una empresa se tratara, parece ser que España es producto y por lo tanto tiene su precio. Es el colmo del sistema actual medir todo por un número. Personalmente, yo no soy ningún producto, no soy nadie al que se pueda poner precio, pero ni yo, ni ningún ser humano. El hecho es, que parece ser, que ha molestado mucho a determinados políticos, y contertulios afines, que en los periódicos internacionales salieran imágenes de España de gente rebuscando en la basura o de los candados de los contenedores en Gerona. Entiendo que esa imagen no define al milímetro la realidad de España, pero también es cierto, que este problema ha aumentado debido a la gestión de la crisis.

Claro que ahí no acaba la cosa, se les salían los ojos de las órbitas a los puristas del orden público, cuando medios internacionales se han hecho eco de la gran manifestación del 25 de Septiembre, con el objetivo de Rodear el Congreso, y de las cargas policiales desproporcionadas. Parece ser que eso no le ha gustado mucho a la prima de riesgo, uno de esos números de los que os hablaba al principio, y por inercia tampoco al gobierno, que ha salido a decir poco menos que no es tiempo para quejarse y que la manifestación no debería realizarse y menos en el congreso porque no dejan recort… quiero decir trabajar a sus señorías.

Uno piensa, que ha hecho mal la gente de la calle, esa que sufre hasta para comprar una barra de pan, para merecer, después de tantos años de dictadura, una casta política que hace más caso a lo que dice un número que representa intereses financieros, antes que a sus ciudadanos. Es decir, aquellos que dicen actuar en defensa de una democracia cuya soberanía  en teoría reside en el pueblo, agachan la cabeza y ceden al chantaje de unos intereses económicos, en vez de levantarla y mirar a sus votantes para comprobar que están destrozando las ilusiones de millones de ciudadanos.

martes, 3 de julio de 2012

¿Orgulloso de ser Español?


Orgullo es una palabra que en nuestro país utilizamos con demasiada alegría, que ofrecemos fácilmente a echos bastante triviales, algunos lo confunden con admiración, otros sencillamente lo utilizan para confundir a los demás.

Entiendo, que sin ser algo innato, uno sienta orgullo por su familia o sus amigos, al fín y al cabo son las personas gracias a las cuales, a sus recuerdos y acciones con ellos, uno llega a definir su personalidad y definirse como persona. Pero lo que no podré compartir jamás es que uno se sienta orgulloso de vivir en un territorio delimitado por fronteras.

Para los que no aguantamos sentimientos patrios aburdos, los días de Eurocopa postfutboleros han sido un auténtico calvario, sin duda nos hemos deleitado por el juego y las victorias de los futbolistas de la selección, pero de ahí, a enarbolar un país en el que el paro, la corrupción y la incompetencia política están generalizadas, hay un gran paso.

Los españoles tenemos las desgracia de ser fruto de nuestra historia, un pasado negro en forma de dictadura que ha marcado por completo un sentimiento de pertenencia a una nación, que tiene que convivir con otros sentimientos patrióti os en el mismo estado, un conflicto polítio que no quiere ser tratado por los españolistas, poseedores de la verdad absolut.  A pesar de esto, no creo que el problema sea este, sino el paro, el desarraigo social, la calidad sanitaria…. Pero es mucho más fácil para los gobernantes tapar esto en torno a una azaña deportiva que una a ricos y pobres, a católicos y hateos, a obreros y burgueses, en el mismo saco cuando evidentemente no son los mismo.