martes, 14 de marzo de 2017

Perspectiva errónea

El domingo por la noche, como viene siendo ritual en muchas casas españolas, sintonicé “La Sexta” para ver el programa de Salvados relativo a “despoblación”, con el móvil en la mano mientras lo comentaba con unos amigos. Nos quedamos con la sensación de “Nada nuevo bajo el Sol”. Realmente, tal y como comentábamos en “la previa”, no esperábamos más que una fotografía, y como mucho ver algún intento desde dentro de los pueblos por dinamizarlo, y es lo que ocurrió, con el ya famoso alcalde de Chumillas.

Valoro bastante el hecho de que un programa como Salvados trate este problema, esta realidad, o esta consecuencia o característica, si se me permite la licencia, del sistema, o cuanto menos modelo, del que nos hemos dotado. Creo que hay una moda, que como todas las modas son pasajeras, de hablar de este tema, pero pasará. Quizás, hay que utilizarlo para concienciar lo máximo posible a la gente y para intentar abrir un debate en la calle, que agrupe a la mayor parte de gente posible, intentando incluso hacer presión, aunque luego pasé “el fervor” y se queden los cuatro “demógrafos”, “ruralistas” y asociaciones de siempre en las mesas redonda.

Lo que me molesta es la forma en la que se están tratando estos problemas en todos los lados, incluso desde las propias administraciones, donde cada vez que quieren hacer un proyecto que, en teoría quiere “atajar” el problema, se queda en eslóganes y en medidas con poca capacidad de revertir la situación. Por una sencilla razón, porque somos incapaces de hacer autocrítica y de señalar las causas de la situación de “vaciamiento demográfico” actual. Solo hay que ver el preámbulo de la agenda contra la despoblación de la Junta de Castilla y León dónde directamente se lava las manos y dice “es lo que hay”. Además cada vez que se quiere hacer algo al respecto, recurrimos al “subvencionazo” que durante años ha acabado invertido en las ciudades o creando infraestructuras, que siendo importantes (no todas), ni se acercan a revertir ni un poco el problema (fijémonos en las zonas fronterizas con Portugal o la “Terra Cha” gallega).

Por otra parte, esta moda en los medios de comunicación, positiva desde el punto de vista de dar visibilidad al problema, tiene una contrapartida, como es la simplificación. Quiero decir, prácticamente vemos reportajes y fotografías de la situación actual, pero no se ahonda en las causas, fundamentales para realizar un plan de acción al respecto. No es algo exclusivo de este tema, pasa con muchas de las “dolencias” que estamos sufriendo en este país. La explicación pienso es sencilla, para revertir estas situaciones los cambios tienen que ser muy profundos, desde el punto de vista económico, como administrativos, pero también de la mentalidad (muy urbana, consumista, competitiva).


Creo, por lo tanto, que el programa de Salvados se enmarca en esto que estoy comentando. Buena fotografía, pero nulo análisis de causas a pesar de que de fondo, aunque con los comentarios que se hacían, se podían intuir tanto estas como las bases para posibles cambios al respecto. A corto plazo puede ser algo positivo para la Serranía Celtibética pues hicieron buena promoción de la zona y somos animales que nos movemos por impulsos, así que iremos en masa a disfrutar del “rural profundo”. No se habló, eso sí, de proyectos endógenos, es decir proyectos de dinamización que surgen de la movilización de los agentes del propio territorio, y que hay experiencias muy interesantes al respecto, por lo menos en Castilla y León, poniendo en valor el patrimonio cultural, artísitico, artesano y agroalimentario (fundamental en estas zonas)

lunes, 13 de marzo de 2017

¿(Des)Ordenación del Territorio de Castilla Y León?

Hacía mucho que no me interesaba por la Ordenación del Territorio de Castilla y León más allá del bombardeo de noticias en los periódicos, que en este asunto más que informar desinforman pues para nada aclaran que son eso de las Unidades Básicas de Ordenación y Servicios del Territorio (UBOST). De hecho da la sensación de que esta nueva división ha sido hecha en algún despacho de “gerifalte” de la Junta tirando de regla en plan Jacobino, sin tener en cuenta identidad, personas y vinculación de estas con el territorio.

A nuestros representantes les gusta complicarnos la vida ¿Cómo es posible que teniendo algo, que con sus indefiniciones, es “tangible” y reconocible por los ciudadanos como las Comarcas se hayan inventado este tipo de fragmentación del territorio? Creo que la respuesta es doble, por un lado pienso que desde las instituciones siempre han pensado que cuanto más complicada sea la normativa más fácil es “colárnosla” a los ciudadanos. Por otro lado, la Geografía, y por ende la Ordenación del Territorio, es una ciencia social, por lo tanto subjetiva y que se da a la utilización “ideológica”, esto se nota perfectamente en la intencionalidad de la Ley, más preocupada por la “racionalización y la estabilidad presupuestaria” que por los propios ciudadanos. Una vez más se gestiona desde la administración pensando como “empresa” y no como  servicio público.

Desde mi punto de vista, esta Ordenación Territorial, no solo no va a solucionar el caos administrativo de todo lo que tiene que ver con la gestión local, sino que está muy lejos de poder ser útil a las personas y a los pueblos del mundo rural, pues para nada los ha tenido en cuenta.

Una de las cosas que más me llama la atención es el fortalecimiento de las diputaciones. Curioso que una administración tan señalada por los ciudadanos se vea fortalecida, pero no es extraño si nos fijamos la defensa que determinados partidos políticos hacen de ellas, y de los que no, empiezo a pensar seriamente que muchos lo dicen con la boca pequeña. De hecho, al absorber funciones de municipios “no urbanos” (no necesariamente rurales), algo facilitado desde la administración general por la “ley Montoro”, estaremos ante una aumento en la “opacidad” de la gestión y una alfombra roja a la iniciativa privada y la externalización de servicios.


Para terminar me llama la atención que parece, y puede que sea así, que la Junta quiere gestionar el territorio tal y como está, es decir, no prevé solucionar el problemas a corto plazo, de ahí que solo se centre en una reordenación de servicios y no en poner en alza el valor de nuestro territorio desde el punto de vista, cultural, natural social o patrimonial, algo con lo que crear dinamismo y riqueza, incluso identidad, más allá del mundo urbano Es decir, con esta Ordenación Territorial se quiere gestionar la despoblación, no combatirla. Algo, que creo que es muy sintomático de lo cómo, desde las administraciones se creen sus eslóganes.  

miércoles, 8 de marzo de 2017

"Al Saravia este hay que escucharlo más"

Hoy, esperando a una persona, estaba tomando un  café tranquilamente mientras leía en un periódico la crónica relativa al último pleno municipal de Valladolid, con el fallido soterramiento de fondo. Mientras repasaba las intervenciones de los protagonistas acusándose se me ha venido a la cabeza aquella canción de Rosendo que decía: “Montan la barraca y venga tiroriro, Y toma traca y daca y luego yo no he sido, claro!” Sé que es injusto, pero así ha sido.

Quizás es esa injusticia de meter a todos en el mismo saco la que me ha empujado a escribir esta entrada, pues el soterramiento del tren nunca ha sido algo que me haya motivado, incluso jamás me ha gustado. De hecho recuerdo que mientras hacía la carrera era un recurso de debate frecuente, y al principio, sin ponerlo en duda, me parecía como un intento de tapar algo que formaba, de forma tan importante, parte de la historia de Valladolid, como si fuera algo vergonzoso, ¡Joder, que soy de Tordesillas y me hubiera encantado tener tren! Un recurso ideal para viajar por diferentes puntos de España alternando vistas de paisajes urbanos, rurales, industriales, de montaña… y que te deje, si no se ha cometido el error de sacar el tren fuera de la ciudad, en el mismo centro de las ciudades. Por supuesto, que terminé de pensar mal sobre el soterramiento cuando me enteré de que esto iba a impedir un corredor de cercanía entre Medina del Campo y Palencia (que le voy a hacer, no soy de la City).

Recuerdo aquellos años, el boom inmobiliario y las obras faraónicas generaron una euforia que actuaba como la droga en las diferentes administraciones, es decir, se promovían proyectos millonarios sin atender a las consecuencias negativas que podían tener, y es que eran sinónimo de modernidad, también de especulación (pero eso lo dejábamos pasar, todo por el progreso). Además no se podía discutir la conveniencia de estos: prohibido criticar que para llevar turismo a Ciudad Real solo se pudiera hacer mediante un aeropuerto, que para rehabilitar la montaña palentina se debía realizar una pista de Sky en San Glorio, que era necesario crear grandes infraestructuras para aglutinar un gremio de servicios, sacándolos del centro de las ciudades y creando urbes cada vez más amplias… Pues el soterramiento del tren es algo por el estilo. De hecho, no estoy seguro de sí esa idea con la que se vendió, señalando que era para unir la ciudad (ya que los vecinos de Delicias, o Pajarillos, estaban hartos), existía realmente, fue creada o fue potenciada para justificar la inversión. Porque siempre me ha parecido extraño que  barrios que siempre habían estado separados del centro urbano (que no de la ciudad)  por las vías no estuvieran acostumbrados a ello ¿Por este razonamiento por qué no proponer el soterramiento del Pisuerga que también supone una barrera al respecto? (no doy ideas). 

El proyecto encajaba a la perfección en ese urbanismo que caracterizaba la España del ladrillazo, donde, como he señalado, se promovían grandes proyectos desde los despachos y se vendían como única solución. Las personas críticas se silenciaban, y por supuesto no había debates al respecto, ya ni hablamos de la posibilidad de que la gente decidiera. Desde el punto de vista político movimientos como IU, o diferentes plataformas ecologistas, eran una trinchera de resistencia al respecto, pero claro con toda una opinión pública generada a favor esto tenía consecuencias políticas (aunque, una vez más, el tiempo les iba dando la razón). En lo relativo al Plan Royers, más de lo mismo, poco podía importar si en el pasado organizaciones como IU se opusieran, una vez que estaba aquí había que desarrollarlo, así que por practicidad es lógico que se mantuviera un perfil bajo.

Aun así, al final no va a poder ser, y poco me importa el por qué y quienes son los culpables, que yo lo tengo claro (al fin y al cabo los problemas que surgen ahora han sido sembrados mucho tiempo atrás). Y de pronto nos damos cuenta de que hay alternativas, de que se puede integrar el tren en la ciudad, y no borrarlo de forma vergonzante (porque eso es el soterramiento), ampliando los túneles haciéndolos más seguros y accesibles, al igual que las pasarelas. Ojo, y aún precio mucho más económico. Y si nos paramos a pensar ¿no es eso más lógico? ¿Qué nos han hecho creer? Parecía que el soterramiento era el árbol que nos impedía ver el bosque.  Y al pararte a pensar, te das cuenta que entre todo ese “toma y daca y luego tiroriro” emerge la voz de la sensatez en forma de concejal de urbanismo y piensas: “al Saravia este hay que escucharlo más”.

PD: No creo que vuelva a escribir sobre este tema... No me va.