Parece que la despoblación se
está convirtiendo en un problema de primera magnitud para los representantes políticos.
Ya era hora. Pero como en todo, lo primero es reconocer el problema, y como las
cosas de palacio van despacio, parece que no es inmediato poner soluciones.
Me hace mucha gracia como se
afronta el debate. Es cierto que desde las instituciones autonómicas, y desde
las diputaciones, se hace más bien poco. Aunque también es cierto, que desde la
administración local, faltan ideas y hay cierto conformismo no queriendo ir más
allá.
Así que el debate sobre la
despoblación se enroca de nuevo en acusaciones partidistas y entre
administraciones. Una vez más, también aquí, los encargados de gestionar los
recursos se ponen a pensar y solo se les ocurre echar la culpa al contrario.
El PP lleva gobernando, a todos
los niveles (autonómico, provincial y local) esta comunidad durante casi 30
años (y me atrevo a decir que viendo las prioridades de la izquierda y su forma
de actuar en una Castilla tan conservadora y con tanto desinterés por la
política regional, van a ser muchos más años), es lógico que se pueda pensar
que algo tienen que ver, y no creo que haya nadie que lo dude. Pero no es el causante de todos los males. Hay que estudiar y analizar la tendencia y los
precedentes, así como comprender la realidad para ver que esto es un problema
mucho más profundo.
La pregunta, viendo los datos
demográficos actuales, y sobre todo la distribución de la población en la
Comunidad autónoma es ¿Cómo es posible que hayamos llegado hasta aquí?
Para ello hay que analizar que ha
pasado desde principios del siglo XX, partiendo de nuestra posición como región
interior española y con gran fuerza agrícola, es decir se ha visto muy afectado
por una emigración hacia áreas más urbanas y costeras (o hacia otros países
como en el franquismo o en el momento actual) y la mecanización del campo que
produjo un éxodo y unas características sociales y económicas en el medio rural
que son claves para entender la dinámica demográfica actual.
·
La primera mitad del siglo XX es un periodo
donde el crecimiento vegetativo de Castilla y León fue mayor (con permiso de la
Guerra Civil) encontrándonos en el periodo con mayor población de la historia,
en contraposición con otras comunidades
autónomas donde esa situación se produjo en los primero años del siglo
XXI. Aun así, hubo una emigración, más o menos homogénea sobre el territorio,
que hizo que las tasas de crecimiento no fueran muy altas. Dicho de otra forma
aunque la natalidad se disparó, el crecimiento no fue acusado debido a la
emigración.
·
Durante el cuarto tercio del siglo XX se
empiezan a producir las diferencias por regiones. Las regiones interiores
empiezan a perder población en favor de Madrid y las regiones costeras. Pero mucho más interesante es el
fenómeno del éxodo rural en nuestra comunidad, fenómeno que se va a ir
recrudeciendo en los años posteriores y que va a ir configurando el mapa
demográfico actual. Un fenómeno que se ve impulsado por el Plan de
Estabilización de 1959 produciéndose la mecanización del campo, que expulsa de
las áreas rurales a muchos vecinos que acuden a las ciudades a trabajar en la
industria. Produciéndose un éxodo rural regional (del medio rural a ciudades
próximas industrializadas) y otro nacional (del medio rural a las grandes urbes
industrializadas, ya que, no todas las provincias tenían polo de desarrollo.
Esto produjo grandes problemas de planificación urbana, pero a largo plazo
condenaron al olvido al campo, de hecho muchos municipios fueron
desapareciendo.
·
Con la crisis de 1975 se ralentizó la emigración
de gente, pero el progresivo envejecimiento de nuestra región afectó a la
natalidad, con lo cual el crecimiento demográfico no se recuperó. Además,
estamos en la época en la que los avances técnicos y el aperturismo de la
sociedad conducen a la “segunda transición demográfica” y a un Régimen demográfico
moderno en España, es decir el alargamiento de la vida (en Castilla y león
envejecimiento) y la caída de la fecundidad, así como el retraso de la
gestación del primer hijo.
·
A principios de siglo XXi se produce una llegada
de inmigrantes de otros países que permite paliar la pérdida demográfica, así como
rejuvenecer la pirámide demográfica con aportaciones de niños y personas en
edad activa. Esta migración se centra más en el mundo urbano, pero también
tiene su repercusión en las áreas rurales, donde se registraron incrementos de
población a pesar de la pérdida de población autóctona.
·
La llegada de la crisis económica frena este
proceso, y agudiza, aún más, la pérdida de castellano y leoneses a otras áreas
interiores, más dinámicas, o la “emigración forzosa” a otros países. Lo que en
la práctica nos devuelve a una dinámica poblacional, en valores absolutos, pero
también espaciales (donde la preocupación en el medio rural debe ser
prioridad), que ha sido la tónica habitual desde la segunda mitad del siglo XX.
Teniendo en cuenta lo hasta ahora
mencionado, parece claro que, no podemos “regionalizar” el problema. La
despoblación es un fenómeno que está interconectado con el dinamismo económico
dentro de un mundo globalizado, con unos lazos históricos, con una mentalidad
urbana y con una concepción de la política en forma de intereses.
Es por lo tanto un problema
innato al modelo de desarrollo que tiene nuestro país, pero es un problema que
se ha banalizado frente a otros, posiblemente porque las grandes áreas que
sufren esta lacra, han sido silenciadas o lo han visto como algo irreversible y
han normalizado la situación.
Por lo general este problema es abordado desde instituciones y mentalidades urbanas, y por lo tanto pierden perspectiva. Se generan
propuestas despóticas que carecen de análisis y de percepción del problema, y
que redundan en lo mismo que durante décadas no ha funcionado y que condenan a
los pueblos al olvido o a ser un parque temático para los fines de semana.
Desde luego lo que hay de manifiesto es una falta de entendimiento entre instituciones y medio rural. Traduciéndose en falta de empatía sobre el problema, falta de recursos y tiranteces. Para luchar contra la despoblación hay que comprender el lugar donde se produce y por qué, hay que escuchar a quienes lo sufren, y hay que hacerles participe de sus soluciones teniendo capacidad decisoria sobre estas. Hay propuestas para ello... pero eso ya es otro tema.
PD: hay mucho que hablar sobre
este tema, esto ha sido fruto de un debate que he tenido el fín de semana (uno
de muchos que he tenido), prometo seguir hablando de esto ya sea en otros post
o en el mismo en cuanto tenga tiempo para profundizar en ideas, porque es
fascinante las propuestas que se han desarrollado y como sociedad demuchos
pueblos se resiste. Digamos que este post ha sido una toma de contacto.