miércoles, 26 de septiembre de 2012

Marca España


Es triste ver como el futuro de un pueblo está supeditado a los números que se muestran en una pantalla. ¿Cuántos son los hogares que se han familiarizado con los términos prima de riesgo o Ibex35? ¿Cuántos somos los que estamos atentos a si sube o baja la bolsa, cuando antes ni nos iba ni nos venía? Pero seamos justos, esto no es culpa de la crisis económica actual, es culpa de aquellos que desde su discurso monolítico, un discurso que manda el mensaje a nuestro cerebro desde todos los medios de comunicación, ese mensaje que consiste en que no hay más solución que aplicar los ajustes, que hay servicios sociales prescindibles  y que los ciudadanos debemos acatar esto sin movernos. Pero ¿y si te quejas? Es porque eres un perroflauta, un antisistema, un mal patriota que no quiere a la democracia… en otros tiempos serias un mason, un judío, un rojo. Es decir el propio sistema te criminaliza, para mantenerse intacto con sus defectos, o lo que es lo mismo con los pobres siendo pobres y los ricos siendo ricos.

Pero ¿Por qué no reflexionamos? A veces es bueno levantarse del sofá, y leer, artículos en internet o en la prensa, que no necesariamente comulguen con tus ideas pero que te hagan reflexionar. Se trata, como me decía mi padre de pequeño, de que no te lo den todo mascao.

En los últimos días, he leído mucho sobre la “Marca España”, como si de una empresa se tratara, parece ser que España es producto y por lo tanto tiene su precio. Es el colmo del sistema actual medir todo por un número. Personalmente, yo no soy ningún producto, no soy nadie al que se pueda poner precio, pero ni yo, ni ningún ser humano. El hecho es, que parece ser, que ha molestado mucho a determinados políticos, y contertulios afines, que en los periódicos internacionales salieran imágenes de España de gente rebuscando en la basura o de los candados de los contenedores en Gerona. Entiendo que esa imagen no define al milímetro la realidad de España, pero también es cierto, que este problema ha aumentado debido a la gestión de la crisis.

Claro que ahí no acaba la cosa, se les salían los ojos de las órbitas a los puristas del orden público, cuando medios internacionales se han hecho eco de la gran manifestación del 25 de Septiembre, con el objetivo de Rodear el Congreso, y de las cargas policiales desproporcionadas. Parece ser que eso no le ha gustado mucho a la prima de riesgo, uno de esos números de los que os hablaba al principio, y por inercia tampoco al gobierno, que ha salido a decir poco menos que no es tiempo para quejarse y que la manifestación no debería realizarse y menos en el congreso porque no dejan recort… quiero decir trabajar a sus señorías.

Uno piensa, que ha hecho mal la gente de la calle, esa que sufre hasta para comprar una barra de pan, para merecer, después de tantos años de dictadura, una casta política que hace más caso a lo que dice un número que representa intereses financieros, antes que a sus ciudadanos. Es decir, aquellos que dicen actuar en defensa de una democracia cuya soberanía  en teoría reside en el pueblo, agachan la cabeza y ceden al chantaje de unos intereses económicos, en vez de levantarla y mirar a sus votantes para comprobar que están destrozando las ilusiones de millones de ciudadanos.

viernes, 21 de septiembre de 2012

La Cortina de Humo



Recuerdo que cuando estaba en el instituto en una asignatura optativa denominada “Taller de Prensa” , tenía una profesora de lengua española y literatura, a la que se la notaba apasionada e involucrada en el tema, y así era capaz de transmitirnos conocimientos… a pesar de ser funcionaria, y por consiguiente para algunos culpable de la crisis… ahí dejo eso. Dicha profesora cometió el acierto de ponernos en clase una película americana denominada “La Cortina de Humo”, donde gracias a las actuaciones de un gran Dustin Hoffman y un maravilloso Robert De Niro, se contaba como a pocos días de las elecciones un asesor de la casa blanca contrataba a un productor de Hollywood para que juntos gastaran millones en hacer creer a los estadounidenses que había una guerra con Albania, con el único objetivo de desviar la atención de unos supuestos abusos sexuales que habían salpicado al presidente de los Estados Unidos (a veces la realidad supera a la ficción ¿no os parece?).

El caso es que viendo las manifestaciones que han tenido lugar en Cataluña sobre la separación de esta con España  y la radicalización de los discursos nacionalistas, esta película me ha venido a la cabeza. Dicho sea de paso que no creo en nacionalismos, no creo que las diferencias existentes entre las personas se deban a banderas, a fronteras naturales o administrativas o a hablar en idiomas diferentes. Soy más de la opinión, para mi una realidad incuestionable, de que las diferencias las marcan los límites socioeconómicos, el hecho de que desgraciadamente y a pesar de lo que se ha conseguido durante años, y que con la crisis se está destruyendo, la diferencia de unos y otros la marca el tamaño de la cartera, porque al fin y al cabo el dinero puede hacer que se pueda acceder a una calidad educativa mejor,  como a no tener que depender de la incertidumbre de una beca, o a tener una más rápida atención en la sanidad privada siempre y cuando no sea nada grave, por  no mencionar la posibilidad de acceder a una vivienda o a tener una brillante y meteórica carrera política. Y todo esto ocurre, con sus matices, en cualquier país del llamado primer mundo, imaginémonos las diferencias que puede haber en lugares como Sudáfrica.

Ahora bien, independientemente de esto, es llamativo ver la radicalización del discurso independentista, más aún cuando el principal partido de Cataluña, CIU, estaba siendo cuestionado por sus políticas de recorte económico y por inercia de derechos a los ciudadanos. Un partido, que hay que recordar que no puso reparos en apoyar las políticas económicas del PP o del PSOE, políticas que han desembocado en la coyuntura actual. Es mucha casualidad que en plena caída de popularidad del gobierno de la Generalitat, un partido que, a pesar de su ideología nacionalista, siempre había andado en este sentido con pies de plomo, caiga ahora en el discurso populista del “yo soy catalán” al estilo del “yo soy español”. Se escudan en dos cuestiones:

·         La primera masificación de la manifestación del día de la diada, una manifestación, en la que no dudo que hubiera una gran parte de personas entregadas a la causa separatista, pero en la que sin duda la gran diferencia en lo referente a la cantidad  se debe a que muchos fueron como indignados, gente que necesita creer en algo cuando a su alrededor mira con rabia la situación económica, social o política actual, una buena masa fácilmente moldeable por los gobernantes catalanes.

·         La segunda cuestión, es el ya recurrido pacto fiscal, el echo de hacer creer a la población que la situación económica actual de Cataluña se debe a tener que ayudar a los ciudadanos de otros territorios menos favorecidos por la historia o más castigados por una incapacidad de sus gobernantes. En vez de hacer autocrítica y entender que no se debe a un tema de mayor o menor solidaridad sino a un tema de mala gestión de los fondos públicos. En este sentido, amén que le pese a Arthur Mas no se diferencian mucho del resto de políticos de España, teniendo siempre en cuenta por mi parte que las generalizaciones son odiosas.

¿Qué quiero demostrar con esto? Pues ni más ni menos que a los políticos catalanes, les cuesta, al igual que a los del resto de España, hacer autocrítica y mirar para otro lado que no sea el indicado por los Bancos alemanes, es decir que no sea la política de ajuste. Prefieren correr una cortina de humo, como es el discurso nacionalista, con el que desviar la atención de la gente, mientras siguen aplicando políticas en detrimento de las clases bajas, y así utilizar el populismo como flotador para seguirse perpetuando en el poder. 

jueves, 20 de septiembre de 2012

Adios Carrillo


“La muerte es parte de la vida, la última parte“Se trata sin duda de una las últimas grandes frases pronunciadas por el que fue la cara de la resistencia antifranquista. Es para muchos la pérdida de uno de los grandes hombres del siglo XX, su defensa de la república, con luces y sombras, pero al fin y al cabo defensa del un régimen que gozaba de la legitimidad ciudadana, ha sido motivo de admiración por muchos y de odio por otros tantos. Es el hombre que encabezaba, con su imagen, una parte de las llamadas dos Españas, aquella parte que pese a haber pasado más de 50 años de la guerra sigue sin haber obtenido la justicia que se merece, la parte que sigue buscando a sus muertos y la parte que hoy sigue reclamando una democracia más transparente y participativa.

Fue rápido su ascenso en el bando republicano, debido a la acumulación de poder del PCE dentro de este, pero rápidamente tuvo que pasar de la trinchera al exilio, donde pasó toda una vida, independientemente de sus entradas en España con el famoso peluquín. Es triste que un hombre que defendió una causa tan digna como la libertad y legitimidad republicana tuviera que marcharse de su país por la fuerza, algunos pensarán que hablo de comunismo, no amigos, no hablo de comunismo, hablo de democracia, del único régimen que ha gozado de legitimidad en todo el siglo XX, que fue la República, y no esta monarquía, que no es ni más ni menos que un residuo del franquismo, donde sin negar que hay más libertad que antes de la muerte del dictador, sirvió para lavar la cara de de un sistema podrido y para que se mantuvieran las mismas instituciones del aparato de represión, y si no miremos, ¿Cuántos ministros que permitieron y aplicaron la tortura con su pueblo durante la etapa franquista han estado en la cárcel? ¿Cuántos han sido puestos delante de jueces? ¿Acaso en Alemania el nacismo no fue condenado totalmente?... La historia le debe justicia a gente como Santiago Carrillo, gente que no tuvo más que comerse su rencor para conseguir algo mejor, pero que al final, sin duda, cedieron más que ganaron.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Fundamentalismo ecológico


A toro pasado, y nunca mejor dicho, me gustaría dedicar una entrado a un evento, que como tordesillano que soy, tengo muy presente año tras año, me refiero, como no, al Torneo del Toro de la Vega.  Dicho Torneo, para el que no lo sepa, consiste en el encierro de un astado desde una de las calles céntricas de la Villa del Tratado, hasta el campo de pinares situado en la margen izquierda del río Duero, donde el toro es dado muerte por una lanza.

No se le puede escapar a nadie, que conozca o no conozca el torneo, que dentro del debate en el que se sitúa la tauromaquia un espectáculo de estas características no puede pasar inadvertido. Por parte de los defensores del espectáculo se habla de tradición o cultura fundamentalmente, aunque otros, creo yo que con más acierto, argumentan razones económicas utilidad de la raza de toro bravo para estas fiestas populares. Por el contrario los movimientos antitaurinos, animalistas y ecologistas, basan su postura en los derechos de los animales, pero lo defienden de una forma muy agresiva, censurable desde muchos puntos de vista, aún así aupados desde las plataformas de comunicación mediáticas de la “progresía”.

Me parece lamentable la actitud que desde movimientos ecologistas se tiene hacia los tordesillanos, nada justifica llamarnos asesinos y bárbaros, y mucho menos difamar el Torneo del Toro de la Vega con mentiras,  del estilo que el toro es maltratado con palos, pienso yo que si tan seguros están los contrarios a este tipo de acciones, no hará falta utilizar aquella norma que aplicaba Goebbels ( “cuenta una mentira mil veces y se convertirá en realidad”). Los tordesillanos hace años que no entramos al capote de estas acciones y solo queremos disfrutar de nuestras fiestas, no entiendo cómo es posible, ya no solo que seamos “insultados” de una forma tan censurable, sino que esto sea defendido por aquellos medios de comunicación que enarbolan la bandera de la libertad de expresión pero en realidad se convierten en parte de este censurable fundamentalismo ecológico.

Por mí parte solo decir que esta entrada se debe a un comentario que se me ha dedicado en otra entrada de este blog. Si diré que no me oiréis manifestarme a favor del toro, y el día que se prohíba, porque se acabará prohibiendo yo seguiré disfrutando de mis fiestas y pasándomelo bien con mis amigos sin ánimo de faltar al respeto a nadie. Pero  tampoco es posible que esté del lado de unas personas que utilizan descalificativos tan duros y tan ofensivos como salvaje o asesinato, para atacarnos a los que tenemos la suerte de poder disfrutar de nuestro pueblo. Nunca he creído en la ecología política por no atreverse a definir claramente como de izquierdas y por no poner el acento en las sociedades en vez de ponerla en el medio físico, pero está claro que es imposible creer en una serie de organizaciones que utilizan el insulto para defender su causa, es una pena que desde los movimientos alternativos se pidan debates, asambleas o mayor democracia y que luego parte de estos se dediquen a ejercer de inquisidores.