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lunes, 26 de noviembre de 2012

La crisis tira mucho....

¿Y ahora que? Sería una buena una pregunta para hacernos después de una noche electoral. Lo que si parece claro es que la composición tradicional de la cámara catalana es cada vez más plural, como lo es la de la mayor parte de las cámaras de comunidades autónomas, así como la nacional, que van pasando por procesos electorales. La presencia en el Parlament de CIU, PSC, ERC, PP, C´s, ICV, CUP es un claro ejemplo de cómo la crisis amenaza la lógica electoral tradicional, y cambia los patrones de conducta de los electores.

Lo que sí muestra algo diferente, en lo referente a otros procesos electorales de nuestro estado, es el echo de que la participación haya aumentado casi 10 puntos respecto a la anterior convocatoria. Es un echo distintivo, fruto de la tensión del debate político, un debate interesado, introducido por el propio gobierno del señor Mas, como explicaba en  http://laparadaenelcamino.blogspot.com.es/2012/09/la-cortina-de-humo_21.html, y que ahora mismo nadie sabe en lo que puede derivar, pues la ola se ha hecho demasiado grande y no parece que se pueda parar con facilidad.

La tensión suele movilizar al electorado, normalmente el de izquierdas, de ahí, que en un “descuido” se pillara al ex presidente Rodríguez Zapatero, diciéndole al periodísta  Iñaki Gabilondo “nos conviene que haya tensión” durante un acto en una (pre)campaña electoral. Aún así, en este tema, la realidad es diferente en Cataluña, pues, así como el eje izquierda-derecha es importante, no lo es menos, aunque quizás no haya sido tan relevante como nos pensábamos, el eje de la identidad territorial, catalanismo- españolismo, formándose así un verdadero gráfico XY.

 Esta tensión ha sido creada, basada fundamentalmente en este segundo eje, de echo, desde fuera de Cataluña, veíamos claramente dos protagonísta, situados en polos opuestos, PP y CiU, pero ambos de derechas. Así, el primero, ha conseguido un resultado muy digno en un terreno hostil para ellos,  y el segundo… se podría decir que la jugada no le ha salido mal del todo, por dos razones:

1-     El siguiente partido está a casi 30 diputados
2-     En una coyuntura en la que CiU estaba aplicando recortes desde la Generalitat, y en la que las manifestaciones y el descontento iban creciendo, son el único partido con capacidad para gobernar 4 años.  

Ahora bien, está claro que CiU ha perdido diputados, luego ¿Dónde se han ido estos votos? A priori, y ante la monopolización de la campaña, en torno al discurso soberanista, parecería lógico, que existe una correlación directa entre la bajada de CiU y la subida de ERC, partido que siempre se ha posicionado independentista, que dicho sea de paso suele dispararse en las épocas en las que hay una gran tensión entre el gobierno del estado y Cataluña. Pero si decidimos mirar los escasos datos territoriales que tenemos, parece que esta teoría se tambalea, y que en realidad el eje izquierda-derecha ha tomado más protagonismo en la decisión de los electores que el que se presuponía al principio. De echo, CiU ha perdido 9 de sus 12 diputados, y un porcentaje alto de votos, en la provincia de Barcelona, que es la provincia con una tradición menos nacionalista, además en este camino, Tarragona se sitúa en segundo lugar en pérdida de votos, muy por delante de LLeida y Girona, que son por los datos, las más fieles al sentimiento de nación catalana. Pero bajando a una escala administrativa menor, las comarcas, se observa que donde CiU ha bajado más, es donde ERC, ha subido menos. Pero además, vemos como, lugares como puede ser “el cinturón rojo de Barcelona”, es decir lugares de alta tradición de izquierdas, con amplia población inmigrante (de Andalucía o Extremadura), donde el PSC había sido muy fuerte anteriormente, y sus habitantes votaban “Felipe” en vez de votar PSOE (debería ser motivo de debate en Ferraz),  CiU pierde un gran apoyo. Esto también podría justificar, la catástrofe “suave” de un PSC marcado por sus líos internos, su participación en el gobierno de Zapatero y por el descrédito de la socialdemocracia europea.

Luego, no parece, que el discurso independentista haya sido tan determinante como se presuponía. Quizás, en épocas de crisis, las prioridades de las personas que no tienen trabajo, o que si lo tienen es muy precario, así como de aquellos que conviven con ellos, no son separarse del resto del estado, porque al fín y al cabo eso no garantiza la comida en el plato. Es por ello, que los catalanes, han optado por otros partidos a los que tradicionalmente conforman el bipartidismo, (en este caso PSC-CiU) igual que pasa en el resto de España. Así crece C´s o aparece un partido interesante a la hora de la actividad política, y más cercano a la gente, como son las CUP. Es posible que esa subida de ERC se base a su ideología de izquierdas, frente a las políticas de recorte de CiU, sin desmerecer su esencia soberanista.

Esa es sin duda, la ideología de izquierdas, la razón de la subida de ICV, aunque deberían estar preocupados los partidos que tradicionalmente han ocupado la izquierda del PSOE, ICV- IU, porque no parece que en un contexto de crisis neoliberal, logren ser mucho más que un recogedero de los votos que el PSOE pierde por todos lados del espectro político, siendo sus leves subidas consecuencias del demérito de la socialdemocracia, en vez de su “buen hacer”, no parece que la ciudadanía, crítica con los partidos tradicionales, logre ver en partidos con contradicciones (pacto en Andalucía, peleas internas por el poder…) un proyecto de futuro, por ello, prefieren la abstención o fijarse en ejemplos de “nuevas formas” como la CUP.

viernes, 21 de septiembre de 2012

La Cortina de Humo



Recuerdo que cuando estaba en el instituto en una asignatura optativa denominada “Taller de Prensa” , tenía una profesora de lengua española y literatura, a la que se la notaba apasionada e involucrada en el tema, y así era capaz de transmitirnos conocimientos… a pesar de ser funcionaria, y por consiguiente para algunos culpable de la crisis… ahí dejo eso. Dicha profesora cometió el acierto de ponernos en clase una película americana denominada “La Cortina de Humo”, donde gracias a las actuaciones de un gran Dustin Hoffman y un maravilloso Robert De Niro, se contaba como a pocos días de las elecciones un asesor de la casa blanca contrataba a un productor de Hollywood para que juntos gastaran millones en hacer creer a los estadounidenses que había una guerra con Albania, con el único objetivo de desviar la atención de unos supuestos abusos sexuales que habían salpicado al presidente de los Estados Unidos (a veces la realidad supera a la ficción ¿no os parece?).

El caso es que viendo las manifestaciones que han tenido lugar en Cataluña sobre la separación de esta con España  y la radicalización de los discursos nacionalistas, esta película me ha venido a la cabeza. Dicho sea de paso que no creo en nacionalismos, no creo que las diferencias existentes entre las personas se deban a banderas, a fronteras naturales o administrativas o a hablar en idiomas diferentes. Soy más de la opinión, para mi una realidad incuestionable, de que las diferencias las marcan los límites socioeconómicos, el hecho de que desgraciadamente y a pesar de lo que se ha conseguido durante años, y que con la crisis se está destruyendo, la diferencia de unos y otros la marca el tamaño de la cartera, porque al fin y al cabo el dinero puede hacer que se pueda acceder a una calidad educativa mejor,  como a no tener que depender de la incertidumbre de una beca, o a tener una más rápida atención en la sanidad privada siempre y cuando no sea nada grave, por  no mencionar la posibilidad de acceder a una vivienda o a tener una brillante y meteórica carrera política. Y todo esto ocurre, con sus matices, en cualquier país del llamado primer mundo, imaginémonos las diferencias que puede haber en lugares como Sudáfrica.

Ahora bien, independientemente de esto, es llamativo ver la radicalización del discurso independentista, más aún cuando el principal partido de Cataluña, CIU, estaba siendo cuestionado por sus políticas de recorte económico y por inercia de derechos a los ciudadanos. Un partido, que hay que recordar que no puso reparos en apoyar las políticas económicas del PP o del PSOE, políticas que han desembocado en la coyuntura actual. Es mucha casualidad que en plena caída de popularidad del gobierno de la Generalitat, un partido que, a pesar de su ideología nacionalista, siempre había andado en este sentido con pies de plomo, caiga ahora en el discurso populista del “yo soy catalán” al estilo del “yo soy español”. Se escudan en dos cuestiones:

·         La primera masificación de la manifestación del día de la diada, una manifestación, en la que no dudo que hubiera una gran parte de personas entregadas a la causa separatista, pero en la que sin duda la gran diferencia en lo referente a la cantidad  se debe a que muchos fueron como indignados, gente que necesita creer en algo cuando a su alrededor mira con rabia la situación económica, social o política actual, una buena masa fácilmente moldeable por los gobernantes catalanes.

·         La segunda cuestión, es el ya recurrido pacto fiscal, el echo de hacer creer a la población que la situación económica actual de Cataluña se debe a tener que ayudar a los ciudadanos de otros territorios menos favorecidos por la historia o más castigados por una incapacidad de sus gobernantes. En vez de hacer autocrítica y entender que no se debe a un tema de mayor o menor solidaridad sino a un tema de mala gestión de los fondos públicos. En este sentido, amén que le pese a Arthur Mas no se diferencian mucho del resto de políticos de España, teniendo siempre en cuenta por mi parte que las generalizaciones son odiosas.

¿Qué quiero demostrar con esto? Pues ni más ni menos que a los políticos catalanes, les cuesta, al igual que a los del resto de España, hacer autocrítica y mirar para otro lado que no sea el indicado por los Bancos alemanes, es decir que no sea la política de ajuste. Prefieren correr una cortina de humo, como es el discurso nacionalista, con el que desviar la atención de la gente, mientras siguen aplicando políticas en detrimento de las clases bajas, y así utilizar el populismo como flotador para seguirse perpetuando en el poder.