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lunes, 18 de noviembre de 2019

El individualismo: alfombra roja a la extrema derecha


Uno de los grandes fenómenos de los últimos años es el ascenso de la ultraderecha en diferentes países, y España, a pesar de que siempre se dijo que nuestra historia particular y la explosión del 15M era una barrera frente a esto, no es una excepción.

De momento parece que su crecimiento está muy vinculado al hundimiento de uno de los partidos que más han agitado la bandera de la recentralización del estado. La geografía del voto no engaña y, por lo general, su fuerza electoral procede de espacios de rentas altas y vinculados a la derecha, frente a lo que puede pasar en otros países dónde ha conseguido apoderarse de espacios tradicionalmente adjudicados a la izquierda, que es, personalmente, una de las grandes inquietudes, por no decir temores, que tengo.

Todavía no parece que VOX tenga un discurso, y desde luego no una estética, para conquistar gente que se haya sentido identificada con partidos como el PSOE. No obstante, en un país dónde aceptamos que directrices de organismos internacionales poco democráticos afecten de forma negativa al bienestar de las clases populares es, cuanto menos, peligroso que no haya una izquierda que hable claramente de la defensa de la soberanía y deje este concepto sin padrino cuando hay un partido de ultraderecha ansioso de penetrar en esas capas sociales.

Hay que tener en cuenta el blanqueamiento constante de los medios de comunicación a la extrema derecha, no sólo desde los programas de debate, sino desde programas de entretenimiento que se cuelan en todos los lugares y que sí consiguen ofrecer un discurso atractivo podrían ser imparables. En esto también, posiblemente, y sin despreciar la sociología franquista que impregna muchas estructuras del estado, tenga que ver el hecho de haber creado una sociedad individualista, por no decir egoísta, dónde apenas conoces a tú vecino de escalera. También desde la propia izquierda tenemos parte de culpa en esto, y es que a veces hemos tratado determinadas reivindicaciones de una forma transversal y desligando de ellas el componente de clase. Por poner algunos ejemplos: cuando desde una perspectiva netamente ecologista se habla de cerrar minas o térmicas sin importar los puestos de trabajo o el impacto el vaciamiento del territorio o cuando se habla de la lucha feminista sin poner el énfasis que son precisamente las mujeres de las capas más bajas de la sociedad las que sufren mayor desigualdad poniendo al mismo nivel al ama de llaves y a la dueña de la finca. 

No podemos olvidar tampoco esa cultura urbana que nos vende prácticamente que el fracaso de una persona no es un fracaso colectivo o cómo hasta el propio urbanismo de las ciudades introduce elementos de segregación.  Es decir, toda una serie de acciones, y de sociología, que ha impregnado también a la izquierda, que ha servido para crear una sociedad carente de empatía dónde se hace mucho más fácil que se introduzca un discurso homófobo, racista y machista, importando mucho más lo que ocurre en Cataluña a lo que le ocurre al vecino de escalera.

lunes, 3 de diciembre de 2018

De pronto surge VOX


Las elecciones andaluzas han sido un verdadero terremoto político, dónde lo más llamativo ha sido la entrada de VOX en el parlamento. Se trata de que un partido, ubicado más a la derecha del PP se institucionaliza.

Desde ciertos sectores de la izquierda no se ha querido ver  que hay una parte de los españoles que se siente identificado con muchos de los principios de VOX, y que la deriva mediática del último año (y más) está haciendo que se movilicen. Hay una parte de España que cree en el centralismo, y que se moviliza cada vez que Cataluña “ruge”, que no ve con buenos ojos la inmigración, y que en algunos casos la sufre (porque aunque es necesaria para el rejuvenecimiento de la sociedad española, una inmigración mal gestionada genera impactos negativos), que cree que con la muerte del dictador se cerró una etapa, que tiene firmes valores conservadores que siente amenazados ante el despertar “feminista”, o la lucha de los derechos LGTBI y que siente amenazadas actividades que les gustan como la caza, la tauromaquia o la pesca. Se podría decir, que, en general no ve con buenos ojos la España diversa y la pluralidad.

Esa España existe, ha existido siempre, posiblemente antes se decantaba, y en parte se sigue decantando, por partidos mayoritarios que abarcaban un gran abanico dentro del espectro ideológico. Pero ahora tanto la izquierda como la derecha se han fragmentado y hay más variedad dónde elegir. Los motivos que haya para  tener simpatía por VOX pueden ser muy variados, a mi parecer. No todo el mundo compartirá todos, y desde luego no creo que la mayor parte de esta gente que pueda tener cierta “conexión” con VOX sea un fascista. Yo analizo gente cercana a mí a los que les pueda llamar la atención este partido en un momento dado, y me cuesta verlos como “camisas negras”. Quizás por eso no entiendo el discurso de Pablo Iglesias, llamando a hacer un frente antifascista. Mas aún cuando si analizamos los datos ¿Cuál ha sido el voto total de gente que se ha decidido por VOX? Un 10% de la gente que ha votado, con un 41% de abstención, sin duda es una subida notoria respecto a elecciones anteriores, pero hay que tenerlo en cuenta, como hay que tener en cuenta, e Iglesias no lo tuvo, ese retroceso de votos de la izquierda que se fueron a la abstención y que permitieron, que al votar menos gente, VOX tuviera más opciones. Pero ¿para qué hacer autocrítica? Parece que prefiere polarizar el panorama político para dar alas a lo que quiere combatir.

Hay que darse cuenta, por lo tanto, que en España hay un partido más con unos votantes que ya estaban ahí. Que representa una desafección por lo que ya había, como en su momento lo representó PODEMOS (y sigue representándolo), pero que al contrario que hace 4 años, cuando entró el partido de los círculos en juego, hoy, en la agenda mediática no manda la problemática social derivada de las consecuencias de la crisis, que podía beneficiar a la izquierda, sino la confrontación identitaria entre la España centralista y la Cataluña independentista dirivada de unas posiciones irresponsables entre el nacionalismo catalán y la derecha española, dónde ambos se han subido atrapando a la izquierda estatal, que se ha visto con el "pie cambiado"

Es interesante, además, ver la geografía del voto para poder analizar su distribución, y darnos cuenta de que la inmigración también ha sido importante en algunos núcleos. Es cierto, que como ahora mismo en España no es porcentualmente muy alta, independientemente de la percepción, no representa un gran motivo de alimento en votos para VOX salvo en aquellos lugares dónde si que es más significativa. Y personalmente no hay que olvidar, desde la izquierda, esta perspectiva, porque la inmigración deberá estar, necesariamente, presente en nuestro país. No solo por todos los conflictos internacionales y la pobreza del tercer mundo, sino por necesidad propia de rejuvenecimiento de nuestra pirámide demográfica.

Seguramente han entrado en juego los avances en igualdad social, es decir la equiparación de derechos de las minorías o más concretamente las manifestaciones que generan, haciendo que en un sistema desigual haya gente que al avanzar en igualdad crean  ver amenazado su status. Desde luego, estos avances no deben parar, pero si que es conveniente que los repensemos. Porque al final en muchos de estos movimientos como el colectivo LGTBI o las luchas feministas, la derecha clásica o liberal ha encontrado cierto acomodo y los utilizado para promocionarse, mientras que, probablemente, ahora, no van a tener ningún problema en pactar con quienes están en contra de las manifestaciones y políticas que han conllevado estos avances. Posiblemente porque en estas la izquierda no ha incidido lo suficiente en que estos reclamos están unidos a la tradicional lucha de desigualdad social generada por el sistema y no se ha reivindicado lo suficiente una memoria colectiva al respecto.

Estas son algunas reflexiones que me he hecho durante el día de hoy, alimentadas por percepciones que llevo teniendo mucho tiempo, y que muchas veces ni escribo ni digo, porque no se me llame o machista o racista o cenizo, pero bueno, hoy me he lanzado después de escuchar discursos alarmistas, o pesimistas o todo lo contrario, esperanzados.