lunes, 30 de enero de 2017

No me creo la prioridad hacia la despoblación

Desde que se anunciara en la conferencia de presidentes, a bombo y platillo, que se iban a poner a trabajar para poner soluciones al fenómeno de la “despoblación”. Como siempre la administración, tarde, mal y nunca, ante un problema que es la otra cara del sistema económico del que nos hemos dotado: industrialización, urbanización y tercerización.

En este tema, y tal y como señala Fernando Manero, quizás debamos poner en valor el trabajo de muchos geógrafos al respecto, que una vez más, ante lo moderno siempre pone el foco en lo que el resto de la gente no ve. El “ojo del geógrafo” que nos decían nuestros profesores en la carrera, en alusión a esa capacidad que se va desarrollando a lo largo de los cursos para ver el mundo de forma integral (o por lo menos lo que ellos se proponían como objetivo a la hora de enseñar).

Pero independientemente de este homenaje a una formación que me dio una serie de técnicas y que permitió abrir mi mente, lo cierto es que lo que en esa conferencia se anunció me pareció más slogan que otra cosa. Y lo digo porque creo que es un problema que requiere soluciones más complejas de las que un gobierno del PP o del PSOE están dispuestos a afrontar, y desde luego porque en un mundo globalizado, el problema no depende solo de lo que se haga en Valladolid, Castilla y León o España, el problema también tiene sus causas “globales” ( A vueltas con la Despoblación). Algo que la Unión Europea también ha entendido. Aunque cabe señalar que la UE lleva años, a través de los fondos estructurales, intentando combatir estos problemas y fomentar el desarrollo rural. A la vista está, que al igual que las acciones de las diputaciones, ha habido un rotundo fracaso y que hay que plantearse seriamente cambios en la aplicación de esas políticas. Siempre señalaré, en este sentido, que las políticas a favor del turismo rural que hubo antes de la crisis, fueran la gran oportunidad perdida. Es decir, que se han intentado cosas al respecto y se ha invertido mucho dinero en ellas, pero el balance nos indica que debemos partir de cero, en un momento donde los recursos son menores, y donde no parece que desde la administración entiendan la gravedad del problema. Mucho me temo que al final la solución pase por conceder ayudas a actividades que no generan dinamismo, es decir, lo mismo de siempre.

Esta conversación la tuve hace unos días con un par de compañeros de la carrera, donde se tienen las buenas conversaciones, en una mesa de un bar con unas cañas, y en las cuales al final se acaban diciendo cosas poco coherentes pero divertidas. Como aquella vez que propuse, para solucionar los problemas de despoblación de Soria, convertir esa provincia en un gran parque temático para la tercera edad. El caso es que mis interlocutores coincidían conmigo en el análisis pero eran más optimistas que yo en los objetivos. Que le voy a hacer si cada vez creo menos en las acciones de las administraciones. Me recordaron “el chico que fui”, y es cierto que cuando me conocieron siempre esperaba algo más y era más ambicioso. Pero ahora no, y en este caso concreto, soy pesimista y tengo claro que el problema no se va a solucionar porque no estamos dispuestos a cambiar las cosas de una forma radical, y digo radical porque el problema de la despoblación, entendiendo por esto el fruto del éxodo rural, es un problema innato al sistema, al modelo de desarrollo que tenemos y por lo tanto, para revertir esa situación no solo hay que “regionalizar” o “aislar” el problema, es algo mucho más complejo.


Hay que tener claro de que estamos hablando, es un fenómeno que ocurre en las zonas “no urbanas” (que se me perdone la expresión, que no me gusta, aunque me vale para excluir los espacios urbanos y periurbanos), porque a día de hoy, el fenómeno de la despoblación en estas zonas es algo que viene de largo, que no es momentáneo o “coyuntural” como puede ser el proceso de pérdida de habitantes que se tiene en el mundo urbano (que no se limita solo a las capitales), ya que en este caso habrá que ver si en situaciones económicas favorables estas zonas siguen perdiendo población, o no, como es el caso de esos espacios sacudidos por el vaciamiento demográfico. 

jueves, 26 de enero de 2017

¿Justificar lo injustificable?

Durante los últimos días he tenido una de esas sensaciones en la cual me he replanteado si estaba equivocado, algo que no me lo tomo a mal porque te obliga a informarte y a reflexionar lo cual siempre es positivo, pero ya llevo un tiempo “reflexionando” demasiadas cosas en lo relativo al terreno ideológico y me empieza a preocupar, amén de dar demasiadas vueltas a las cosas y tender siempre a creer estar equivocado.

La última polémica que me ha hecho dudar ha sido el video de una chica recibiendo una paliza a las puertas de un local de Murcia. Creo que pocos debieron ser quienes la primera vez que salieron las imágenes pensaran que era imperdonable  que un grupo de “personas” ( a saber lo que estaba pensando cada uno) actuaran de esa forma hacia otra, incluso en mi caso, pensé, unos chicos (ya no tan chicos) hacia una chica.  

Creía que no había discusión al respecto, era una vergüenza. Pero de pronto, surgió la noticia de que la chica era nazi y que era una “joyita”, y que los otros eran “antifas”. Para mí no seguía sin existir debate alguno, ya que, al final siempre he pensado (y eso desde adolescente, y he cambiado bastante desde entonces) que el uso de la fuerza, ya no digo la violencia, solo está legitimado en casos muy excepcionales dónde las circunstancias no quedan otra. De hecho ha habido casos en los que, aunque haya funcionado (que son los menores), ha tenido que pasar tiempo para que analice y reconozca que, en ese caso concreto, fue efectivo. Hablo por ejemplo de los disturbios de Gamonal. De pronto, empecé a ver comentarios en Twitter o “post” en Facebook a favor de la acción de los agresores (o cuanto menos un intento de justificación) y una solidaridad porque la justicia había actuado. No seré yo quien defienda la justicia actual, pero ciñéndonos solo a la imagen, era para hacerlo. Los comentarios eran fundamentalmente de gente vinculada a la izquierda, pero posteriormente también hubo comentarios defendiendo a la agredida de gente vinculada a la derecha.

Claro, todo esto me hizo preguntarme ¿Me estaré perdiendo algo? ¿Me estaré equivocando? Yo, en mi escala de valores no podía justificar la acción, así que recurrí a gente que entiendo que “pasa” bastante del marrón político, en definitiva la mayor parte de la gente común. Saqué el tema en grupos de wasapp con amigos míos, en alguna conversación de bar, con gente de mi familia… con gente que se definía de derechas  o de izquierdas  (o con sentido común). Al final prácticamente me dieron la razón. Hubo comentarios graciosos como “tan gilipollas la una como los otros” o “Una hostia a un nazi es merecida, pero joder, no se puede hacer”. Al final, me quedé tranquilo y me di cuenta de que yo no he cambiado de posición, y que me encuentro bien pensando lo que pienso del uso de la fuerza, y que es uno de esos principios de los que me siento orgulloso.

Pero este tema además me ha dado pie a plantearme en qué lugar estoy, si es el que corresponde, porque ver a tanta gente de “izquierdas” defender algo que, yo, por principios, no puedo defender, me hace pensar. No es la primera vez que me pasa, ya ha habido más posiciones con las que yo no estoy de acuerdo y que la izquierda, o los movimientos progresistas, han defendido. Afortunadamente no tiene que ver ninguno con los derechos sociales, pero sí, quizás, con la estructura, con la identidad territorial, con la participación… Cosas que me hacen pensar.

Recuerdo en este sentido que tuve en Navidad una charla con una persona (la verdad es que el cerveceo da para grandes reflexiones) que yo considero de izquierdas, y que ha participado en este tipo de movimientos,  dónde más que señalarme me ayudó a “alumbrar”, o a comprender, algo que yo ya venía viendo, como es que hay una serie de “ideas” dentro de la izquierda que se han convertido en “dogmas” y que eso es peligroso. Claro, tal y como yo entiendo la izquierda, eso no puede ser, porque la izquierda debe tener una continua reflexión, no puede tener nada intocable.

El caso es que todo esto me plantea situaciones de posicionamiento ideológico incómodo, que yo creí que ya había pasado hace años. Por quitar hierro al asunto, hay dos teorías al respecto :

La primera sería la que tiene una amiga mía que señala que lo que me pasa es que soy anarquista pero todavía no lo sé, o no lo quiero reconocer.

La segunda sería la que tiene otro amigo mío en la cual dice que soy comunista pero que tengo un ramalazo fascista que aflora de vez en cuando. La verdad es que no niego que pueda tener ideas conservadoras, al fín y al cabo me he criado en un entorno así, aunque tampoco me voy a castigar por ello.


Principalmente creo que, códigos morales aparte, me molesta la falta de autocrítica y las cosas preestablecidas

domingo, 22 de enero de 2017

Mayor capacidad de análisis, por favor

Ayer, que fue sábado noche de manta y sofá, decidí ver un poco la Sexta Noche, programa que, en sus tertulias, cada vez tiene menos nivel (Creo que con Pablo Iglesias tocaron techo al respecto y después han ido para abajo), y cuando hablo de calidad me refiero a la capacidad de los invitados de profundizar en los problemas.

Dos de los temas que se trataron fueron, una vez más, el franquismo y la investidura de Trump. Dicho sea de paso, el primero me resulta cansino, pero no porque me aburra, sino porque es totalmente criticable que no hayamos sido capaces, después de 40 años de cerrar las heridas de ese periodo histórico tan nefasto. Fruto de ello es como ayer, parte de los tertulianos, “dulcificaban” lo que significó en España el “nacionalcatolicismo”, cosa que no ocurre en ninguna otra parte. Está claro que nos hace falta mucho trabajo al respecto y un discurso histórico capaz de aglutinar a derechas, izquierdas, nacionalistas y no nacionalistas en un mismo proyecto de país.

Pero lo que más me indignó ayer, fue el tratamiento a la investidura de Trump. Parece que Trump ha sido votado porque un día la gente se levantó con el pie izquierdo y dijo “voy a votar a este loco”. ¿Qué ha pasado para que los estadounidenses voten a Donal Trump (aunque el sistema electoral haga el resto? Que ha hecho Obama para contribuir a crear ese caldo de cultivo… y que ha hecho el partido demócrata para no presentar a un candidato con posibilidades. Yo no estoy muy enterado de la realidad estadounidense, pero es obvio que, según lo poco que he leído durante la última legislatura hay un conflicto racial de clase en las zonas urbanas que se ha recrudecido, que hay un problema migratorio en el sur, y que, claramente tienen un sistema productivo con problemas para absorber la cantidad de mano de obra existente, que hay preocupación por la pérdida de los valores que ha promocionado siempre USA… ¿Por qué no se habla de eso para explicar a la gente por qué surgen determinados personajes? Ahora, empezaremos en España (ya se ha empezado) a comparar a Trump con Obama, y a enaltecer la figura del último, pero que el primero haya llegado a presidente no se puede explicar sin lo que ha significado el segundo, como no se puede explicar tampoco que uno de los precandidatos con más posibilidades del partido demócrata fuera Bernie Sanders (y si me apuras Hilary Clinton), es decir al igual que Trump otro “Outsider” que se salía de lo “tradicional”.  

Pero pasa mucho con otros países: la explicación al “Brexit” fue que los Ingleses nunca habían querido estar en la UE, el auge del Frente Nacional en Francia es porque sí, en Italia Remzi perdió el Referéndum porque caía mal al electorado… y sin querer comparar a PODEMOS con movimientos que están en las antípodas de su ideario, en España parece que tienen tanta fuerza porque Pablo Iglesias salía en televisión.


¿Qué quiero decir con esto? Pues que echo en falta un mayor análisis, a mí me interesa el por qué de los fenómenos, porque, si no, no los puedo entender, y eso es algo que se nos niega desde los medios de comunicación con más audiencia. Pero es que, este discurso, lo compran tanto a derecha como a izquierda, no solo en la tele sino en lo cotidiano. Aunque comprendo por qué, no me parece razonable una izquierda incapaz de analizar la realidad, es imposible crear un proyecto que ponga soluciones encima de la mesa si no sabes de donde surgen los problemas. Tal y como yo entiendo a los movimientos progresistas así debe ser, porque la protesta, el asociacionismo, la participación etc… nace del análisis crítico del individuo a nivel particular y a nivel colectivo (y los dos igual de importantes). Quizás por eso no valgo para ser llamado a filas a toque de trompeta… 

martes, 17 de enero de 2017

Patrimonio sí, pero de quien

Una de las cosas más polémicas que están teniendo lugar en Tordesillas es la inversión de más de medio millón de euros (de momento), por parte del Ayuntamiento, para convertir un inmueble de la iglesia, bastante degradado, en un auditorio. 

Esta noticia, que no es nueva, ha vuelto a la luz en los últimos días a raíz del anuncio de  la  apertura del periodo de alegaciones al proyecto. Justamente al mismo tiempo, el grupo provincial de Toma la Palabra en la diputación, ha anunciado que en el próximo pleno presentará una propuesta para intentar que en el próximo convenio de la diputación con el Arzobispado, para el arreglo de Iglesias y Ermitas, la aportación de los últimos deje de ser “irrisoria”.

Al leer las dos noticias me ha venido a la mente una  coplilla del cancionero popular castellano: “Los curas y taberneros son de la misma opinión: cuantos más bautizos hacen más dinero va al cajón” Pidiendo perdón de antemano por si alguien se siente ofendido, lo que está claro es que si en el folklore castellano hay tantas letras poniendo énfasis en las contradicciónes del sector eclesiástico será por algo. 

En este caso concreto la estrofa hace referencia al “peseterismo” de la iglesia, o de los hombres que imparten su fé, y estas dos noticias van en esta línea también.

El poblamiento de Castilla y León se caracteriza por un montón de pequeños municipios de carácter rural esparcidos a lo largo de un vasto territorio, y la mayoría de ellos habitados por menos de 500 personas. Como dice un amigo mío en los pueblos los primeros pobladores primero hicieron la Iglesia y luego ya las casas para vivir y, por supuesto, el bar, haciendo clara alusión a la fisionomía de un pueblo castellano y al carácter religioso de sus habitantes. Luego ya vinieron los planes de desarrollo rural de las Diputaciones e hicieron piscinas a diestro y siniestro y pistas de frontón (sorprende las cosas de las que somos capaces cuando nos da por pensar).

En estos pueblos vive una población fundamentalmente envejecida (sobre todo en invierno), gente que ha vivido una adquisición de valores en una España muy conservadora y católica, y que, por lo tanto, y sobre todo en el caso de las señoras, son de misa regular en su Iglesia de toda la vida, la cual, como edificio antiguo, necesita un mantenimiento. La iglesia, se convierte pues, en un espacio socializador importante en el medio rural (por mucho que le pese a algunos es así). Los domingos de misa y vermut… aunque poco a poco nos vamos centrando más en lo segundo.

Alguien podría pensar que eso es problema de cada pueblo, pero no, no lo es, el patrimonio es universal, es de todos, independientemente de donde se encuentre. Y las Iglesias y hermitas son patrimonio, aunque esté en manos privadas, son estilos arquitectónicos propios de una época pasada que nos dan ideas de cómo era la sociedad del pasado. Puede ser que en la época que vivimos no demos importancia a la iglesia de un determinado municipio, pero lo mismo dentro de unos años se convierte en una moda porque hay una peculiaridad en su construcción que en otras no hay.

Por otra parte, aunque seamos tan insensibles con el patrimonio que prefiramos que se caiga (conozco gente con esa idea hacia cualquier cosa que tenga cruces en su interior), lo que está claro es que un propietario debe mantener su patrimonio y no puede dejar que se arruine. Ahora mismo el Arzobispado entiende que es un problema tanto patrimonio y no piensa soltar un duro para arreglarlo, prefiere que se caiga y llevarse todo lo que hay de valor en su interior (total en el arzobispado no poseen una vinculación con el territorio). Ya me parece mal que la administración tenga que pagar dinero para evitar la ruina ajena, ¿pero que encima sea casi la totalidad? Me parece indecente.

Recuerdo una anécdota que cuenta Julio Anguita que le ocurrió al llegar a la alcaldía. Le mandó una carta el Obispo pidiendo financiación para  arreglar la Mezquita y este le dijo que vale pero que a cambio el ayuntamiento tendría ciertos derechos. El Obispo se negó y Anguita dijo que entonces no había dinero público a cambio de nada. El problema es que normalmente son los representantes de las administraciones los que van a pedir, no es el obispado y ahí los segundos se muestran inflexibles, porque a estos los pueblos no les importan nada y a la administración, aunque sea porque sus habitantes son votantes, les tiene que importar. Pero al final, de lo que no se da cuenta el Arzobispado, es de que la mayor fuerza que tiene, la tiene en las zonas rurales y que, con esta actitud “egoísta”, está cabreando a mucha gente.



lunes, 16 de enero de 2017

La Corte de gira


Creo que hay un error en la percepción de la gente sobre que Felipe VI se haya ido a Arabia Saudí con su “corte” empresarial. Nos hemos lanzado a criticar a la Monarquía por ello y al propio rey en concreto. No seré yo quien defienda a tan “arcaica” institución, pero esto no va de Monarquía o República, va de la política exterior del estado, y la política exterior del estado se basa en dos preceptos: Estados Unidos es nuestro amigo y sus enemigos son nuestros enemigos (vamos, la filosofía de la UE), por algo estamos en la OTAN. Dicho de otra forma, si tienes petróleo y lo pones al servicio de occidente, eres guay, en cambio si tienes petróleo pero no lo cedes eres “Satanás”.

El problema de todo esto es como se vende a la opinión pública. Hace poco tiempo, para frenar a PODEMOS, se demonizó a Venezuela, a pesar de que era una democracia y respeta los derechos humanos bastante más que Arabia Saudí. Venezuela parecía otra provincia más de España. Hoy, nuestro Jefe del Estado se va a hacer negocios a un país donde no hay manifestaciones porque están prohibidas, y no pasa nada, ni un debate… Ya no pido que la prensa haga autocrítica, que ya sé que quien manda paga, ¿pero qué menos que poner en cuestión la política exterior?  

miércoles, 4 de enero de 2017

J. Jonah Jameson

A veces la realidad te da parecidos razonables a la ficción. Nadie duda que los medios de información tratan de manipular la opinión, de hecho este tema bien merecería un post (que ya veremos si lo hago), pero resumiendo: Grandes grupos multinacionales tienen la mayor parte de las acciones de los medios de opinión y lógicamente quien paga manda (no me parece mal, pero me gustaría que hubiera medios independientes más fuertes).

La prensa española está demostrando con PODEMOS todo el juego sucio posible. Aun así, hay un “periodista” en particular que recuerda a uno de los personajes más entrañables dentro del universo Marvel (por lo menos para mí). Aunque el “alter ego” real no me produzca la misma simpatía.

Quienes somos algo adictos a los comics de superhéroes, en mi caso a algunos de Márvel, recordamos (y creo que no me equivoco si digo que de forma agradable) al cascarrabias, avaricioso y sensacionalista director del “Daily  Bugle”:  J. Jonha Jameson. Quien desde su despacho y su diario se dedicaba a tergiversar las noticias relacionadas con Spiderman para acusarle de todos los males que ocurrían en la ciudad, cayendo, muchas veces, por su carácter y su obsesión, en el ridículo.

Pues bien, cuando veo a Eduardo Inda, hablar de PODEMOS no puedo evitar recordar al entrañable jefe de Peter Parker. Su obsesión, sus constantes tropiezos en los debates y las noticias “rebuscadas” y dudosas de su diario, hacen pensar que ha creado su personalidad en base al personaje de comic diseñado por el gran Stan Lee.

No sé si esto es un claro ejemplo de cuando la realidad supera a la ficción, pero cuanto menos la imita.


Puestos a pedir personajes de comic en la vida real ¿Para cuándo un Harvey Dent?