miércoles, 8 de agosto de 2012

Un ejemplo para muchos


Durante años hemos vivido en un gran festín, donde gran parte de los gobernantes se reunían con los dueños de las grandes fortunas y se repartían contratos e influencias, todo era poco y cada vez se necesitaba sacrificar más poder público para generar riqueza, ese era el objetivo, la riqueza, sustituyeron el bienestar ciudadano por la generación de la riqueza, y por lo tanto, la venta de poder del estado frente al mercado.

Todas estas acciones son las que han generado nuestra particular crisis española, no hablo solo de 3 años, en política los tiempos son más largos y lo que siembras hoy tiene su repercusión en el futuro, como bien vaticinaba Julio Anguita cuando era Coordinador General de Izquierda Unida.

En este festín ha habido dinero público que se ha movido ilegalmente de las arcas a los bolsillos de algunos e incluso dinero que se ha movido legalmente pero ilegítimamente, como son los sobresueldos de los altos cargos de las comunidades o del estado. A esto hay que añadir las tropelías bancarias, los engaños con los que han utilizado el dinero de las personas y junto con las promotoras inmobiliarias desarrollar un modelo insostenible tanto ambiental como económicamente.

Pero lo que en lugares como Islandia valdría para poner a los delincuentes delante de un jurado, aquí no, los ladrones de guante blanco siguen paseándose delante de todos y siguen siendo aplaudidos por la masa borreguil, aquella a la que han convencido de que la situación actual iba a llegar de cualquier forma y de que no se pueden hacer más cosas que las políticas de recortes.

Mientras tanto la riqueza sigue siendo amasada por los mismos, que controlan los medios de comunicación y de producción, manejan así tu opinión y tus necesidades, porque te obligan a prostituirte por un trabajo con el que conseguir un mendrugo de pan que llevarte a la boca, y si por lo que fuera el trabajo no fuera capaz de generar la misma riqueza, entonces  la opción es el despido, cualquier excusa vale con tal de que el gran empresario mantenga su gran nivel de vida lleno de caprichos.

Pero afortunadamente hay políticos, y ex políticos,  que no se rinden, que combatieron antes de la crisis y siguen combatiendo ahora las injusticias, son una minoría, o por lo menos nosotros, el resto de ciudadanos, no les hemos dado un respaldo mayor. Hablo de Cayo Lara, de Julio Anguita, de Antonio Romero, de Juan Manuel Sánchez Gordillo… Este último ha saltado de nuevo a la arena mediática debido a una acción algo inusual en un dirigente, siempre tan acomodados en sus sillones que son incapaces de mirar un poco a sus votantes, ha entrado con un grupo de sindicalistas dentro de un supermercado para coger  sin pagar y llevar comida a los más necesitados. No hace falta decir que esto ha molestado a aquellos que defienden que este sistema es la pera, como dice Luis Pastor en su poema “que fue de los cantautores”. Políticos del PP, PSOE, UPYD… así como medios de comunicación no han dudado en condenar esta acción de forma unánime, uno piensa para una vez que todos se ponen de acuerdo es para criticar la sustracción de una cantidad de comida ínfima para los pobres, mientras se pelean por saber qué partido ha robado más o cual tiene más tramas de corrupción.

No nos engañemos, la persecución mediática a Gordillo es una nueva estrategia de los poderosos para controlar a la gente, que los parias, los olvidados, empiecen a rebelarse y asaltar el sistema no sería bueno para sus intereses.

martes, 7 de agosto de 2012

Sánchez Gordillo y la lucha


Juan Manuel Sánchez Gordillo es uno de esos políticos incapaz de dejar a alguien indiferente, desde el momento en el que uno ve su característica imagen de barba alargada estilo combatiente de Moncada y palestina al cuello para definir su lado de la trinchera la mente ya te predisposiciona tu opinión a favor o en contra dependiendo de tus códigos morales. Pero no solo la imagen puede generar relevancia y Sanchez Gordillo lo sabe bien, esta imagen de comunista utópico es acompañada por acciones que rompen los moldes de este sistema y que demuestran que desde el asamblearismo y la rebeldía la política puede solucionar los problemas que genera el capitalismo salvaje.

Se puede decir que Gordillo, como la mayor parte de los vecinos de Marinaleda, se han ganado su pequeño paraíso, su isla roja, a base de palos. Conquistaron la tierra que cultivan de forma pacífica y legítima, rozando la ilegalidad, muchas veces dentro de ella como se hace cada vez que hay que conquistar derechos que el sistema, esa verdad de la que nadie puede salir, nos niega. Acordémonos de porque tenemos democracia o un sistema de salud pública o derechos laborales, no fue porque nuestros abuelos o padres se quedaran sentados mientras veían pasar los años, fue porque desafiando la injusticia, que en este caso vestía de militar y llevaba bigote, decidieron levantarse y salirse de la legalidad que ofrecía el sistema.

Hoy las cosas no son diferentes en su esencia, tenemos democracia, sí, pero no la democracia que un día arrebataron al pueblo y por la que tanto se luchó y murió. Tenemos una democracia en la que a través de un sistema electoral que favorece el bipartidismo sin generar alternativa ninguna, a los ciudadanos se nos ofrece elegir entre zipi o zape, sin posibilidad de que afloren nuevas ideas, y da igual a quien elijas porque al final el resultado es el mismo viene un señor gordo, en este caso señora con acento alemán, con un sacudecolchones a ponerte firme.

Hoy Sanchez Gordillo ha saltado a la luz como un Robin Hood de aspecto guerrillero, para con su compañeros del Sindicato Andaluz de Trabajadores y su gesto quitándole alimentos a un supermercado que cada día se desace de miles de ellos y dárselos a los que lo necesitan, conseguir que nos fijemos en que el sistema capitalista, ahora en crisis, ha abandonado a miles de personas, pero que todavía hay viejos revolucionarios a dispuestos a luchar por ellos.