Cuánta gente se habrá preguntado
el porqué del éxito de Star Wars y sobre todo de su aceptación en segmentos de
edad tan amplios y gente tan diferente.
Estoy casi seguro, de que ese
éxito responde al hecho de que en su base sigue el mismo esquema de cualquier
historia de aventuras: un héroe que viene de un lugar ajeno al conflicto dónde
vive humildemente sin cuestionarse nada, se involucra en un viaje con
compañeros a los que va conociendo y al final hay una resolución favorable y
una vuelta a casa, dónde prácticamente todo se reduce a la lucha entre el bien
y el mal. Y esta estructura se repite en las 3 trilogías (salvo en el episodio
III por razones de conexión con el IV) así como en otras sagas de éxito como el
“Señor de los Anillos”, “Indiana Jones” o series de nuestra juventud como “Dragon
Ball”, algo que no es nuevo y ya Homero lo practicó en la Iliada y la Odisea.
No obstante, y aunque creo que
esta es la base de todo, George Lucas dota a toda la saga de una mitología
intergaláctica que la hace especial y la diferencia de sus “hermanas de
estructura”. Además, como ocurre con las obras de arte, el autor nunca es
subjetivo y siempre deja su visión del mundo impregnada aunque sea de forma
inconsciente, aunque no creo que este sea el caso.
Desde el punto de vista
cronológico, la primera trilogía (“Una nueva esperanza”, “El imperio
contraataca” y el “Retorno de Jedi”) se cimenta sobre la base del “antimperialismo”
en plena Guerra Fría, incluso con el tiempo ves detalles como el momento en el
que Leia se da cuenta de que de nada sirve el Senado intergaláctico y ya solo
queda la lucha de la Alianza Rebelde (desde dentro o desde fuera, una eterna
discusión de la izquierda).
La siguiente trilogía (“La
amenaza fantasma”, “El ataque de los Clones” y “La venganza de los Sith”)
convierten la política institucional en un elemento nuclear de la historia, de
hecho el conflicto termina cuando se produce un giro autoritario basándose en
un relato falso y se declara prácticamente un estado de excepción permanente
(algo que recuerda mucho a lo hecho por Hitler después de que el Reichtag fuera
quemado y utilizase a los comunistas como chivo expiatorio). Lucas lanzó la
primera película de esta trilogía en un momento dónde la economía mundial iba
viento en popa y como suele pasar siempre se intenta ir más allá y empiezan a
surgir las malas prácticas y la corrupción, lo que acaba generando descredito y
figuras que se aprovechan de este. Una vez más el análisis de la historio nos
deja argumentos de éxito para el desarrollo de películas.
La última trilogía (“El despertar
de la fuerza”, “Los últimos Jedi” y el “Ascenso de Skywalker”) por su parte,
vuelve a dejar a la política institucional de lado, y había elementos para
poder situarla en medio de la trama, pero quizás se prefirió, dado el
descredito generalizado, omitirla. Aun así, “Los últimos Jedi” nos dejan una crítica
interesante del negocio de las armas y de la construcción de la economía
mundial.
Posiblemente no sea la política
el elemento fundamental del éxito de Star Wars, pero desde luego es básico
tenerlo en cuenta para comprender por qué la Saga es tan especial.