En el mes de Noviembre me enteré
de que el Ayuntamiento de Tordesillas iba a adquirir la cesión de uso del
Convento del Carmelo. Me extrañó un poco, pero me dije “se trata de un edificio
antiguo puede resultar interesante desde el punto de vista turístico”. Poco
tiempo después me dijeron que la idea era hacer un auditorio, que costaría
550.000 euros, y que, para colmo, los dueños podrían tener derecho a veto sobre
las actividades allí realizadas.
Algunas personas me justificaban
esto porque había una serie de eventos al año en los cuales el Salón de Actos,,donde
se suelen realizar actividades que aquí podrían tener cabida, se queda pequeño.
Pero eso no es excusa porque el aforo del “previsible auditorio” será menor. Aun
así, lo verdaderamente alarmante es la intención de gastar todo ese dineral en
una obra que no es necesaria cuando se disponen de otros espacios donde se
vienen desempeñando actuaciones de este tipo, e incluso otros que pueden ser
adaptados para ello.
Está claro que los alcaldes
necesitan acreditar que hacen cosas aunque sea a cargo de malgastar dinero
(habrá gente que les aplauda por ello, pues en todos los partidos hay hooligans).
Pero debemos tener cabeza y entender que no se puede tener en todos los
municipios: una piscina climatizada, un centro de ocio, 8 o 10 museos dedicados a cosas de lo más variopintas, un
auditorio…. Y es que, la mayor parte de las veces, el levantamiento de tanto
edificio (y ruina municipal por lo que se gasta y porque hay que mantenerlo)
unifuncional, al final, genera poca actividad en cada uno de ellos y a veces
dispersión y poca claridad de la oferta cultural.
Frente a ello, y esto es algo que
deberíamos haber aprendido con la llegada de una crisis generada en parte por el exceso
de construcciones inútiles y el endeudamiento tanto público como privado, hay
que empezar a cambiar la mentalidad y entender que los espacios deben ser “multifuncionales”,
que en una misma sala se pueden producir diversidad de eventos de todo tipo, y
que, también existen plazas donde se puede salir, no todo debe ser bajo techo. Esto permite una mejor gestión de los
recursos municipales, tanto materiales como económicos.