martes, 26 de septiembre de 2017

Te recordaré.

No he podido evitar que me viniera a la mente el poema de Miguel Hernández “Elegía”. Curiosamente uno de mis preferidos, pero que, quizás, hasta hoy, no había comprendido al cien por cien el dolor que de sus versos mana.

Te voy a echar de menos. Me cuesta creer que ya no voy a recibir mensajes por sorpresa para preguntarme opinión sobre algo o interesarte sobre que tal me va todo, que, cuando vaya a un concierto dónde toque Mago de Oz no te voy a enviar el video de rigor, o que me recomiendes algún libro que creas que me va a gustar, tu que me conocías desde pequeño, pues hemos crecido juntos jugando en la calle, haciendo deberes del colegio o sencillamente perdiendo el tiempo.

Me vienen recuerdos a la mente, como la vez que hicimos un diario entre cuatro personas, aquel verano que quedábamos todas las tardes para pintar el farol y te cabreabas con nosotros porque ralentizábamos el trabajo, aquella vez que me quisiste inculcar “amor” por los libros del señor de los anillos y no conseguí pasar de la quinta página...

No sé si en mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes... pero lo que sí sé es que me da rabia, y me muestro impotente. Es injusto que tú que tenias toda la vida por delante ya no estés. Jamás le habías hecho daño a nadie, nunca guardabas rencor y siempre tenías una sonrisa para dedicar a todo el mundo. Cuanto hijo de puta habrá que no muestra respeto ni por sí mismo y ahí sigue. Sí, la vida, a veces, es una mierda.


Miro atrás con nostalgia, pensando que, aunque ya no estuvieras cerca pensaba que siempre te iba a encontrar por sorpresa en algún bar o saliendo de casa de tus padres mientras me veías sonriente y me decías “¡hombre, vecino!” y me doy cuenta que tenía muchas cosas que contarte, compañera del alma, compañera.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario