domingo, 15 de abril de 2012

Carta a una amiga 2 (contestación a un comentario puesto en "Carta a una Amiga")


Como dijo María "Recortes" de Cospe... quiero decir Jack el destripador, "Vamos por partes":

En primer lugar yo jamás he sido de la idea de lo menos malo, porque con este pensamiento, aplicado durante años estamos donde estamos. Y es verdad que a nadie le gusta esta reforma, el PSOE dice que no y en realidad es una vuelta de tuerca salvaje a la que hicieron ellos, el PP dice que tampoco pero la ha hecho, aplaudido eso sí por la patronal, y denostada por los movimientos obreros, que dicho sea de paso aunque reconozco que los sindicatos están muy "desnaturalizados" su reacción y la reacción de los empresarios muestra la realidad de esta reforma, es decir, "El obrero al hoyo y el empresario al bollo”.

Efectivamente el problema es la situación, pero esta nunca nos puede llevar a tirar piedras contra nuestro propio tejado, si se necesita dinero habrá que buscarlo donde está escondido o donde está almacenado, hablo de grandes rentas que son los que pueden contribuir a ello y del ya famoso dinero negro (se calcula que un 23% del PIB).

Y sin ánimo de ofender, porque va a sonar duro pero no encuentro mejor forma de decirlo, aquí hay alternativas y si alguien no ha escuchado es porque no ha buscado o no ha escuchado. A veces es bueno cambiar a medios de comunicación abiertos o buscarte tu propia información para darte cuenta de que a lo largo de la historia las reformas laborales lo único que han traído ha sido paro, entre otras cosas porque se hacen cuando tenemos el asta del toro clavada en el intestino. No obstante, se ha oído a economistas varios, de esos que no salen en Intereconomía o se les da demasiado bombo en los medios afines al PSOE o al PP, decir que el problema de España es el paro y que para solucionar el paro a largo plazo lo que hay que hacer es cambiar el modelo productivo. Algo que han comentado también políticos tan respetables, como Julio Anguita, Josep Borrell o el ex ministro de trabajo del PP Manuel Pimentel.

Siguiendo en la misma línea, y como tú has señalado, debemos crear empleo, pero me niego a pensar que deba ser acosta de derechos como el de la calidad o el derecho a sindicarse, a los que esta reforma laboral mete una patada y nos devuelve a la situación en la que trabajaba Antonio Alcántara. Lo cierto es, que como tú dices se necesita estabilidad, que es algo que desde que el señor Felipe González nos metió el canutazo de las ETT´s cada vez se ha dado un paso más grande en la dirección contraria. En el mismo sentido te voy a dar la razón de que la economía española, que no el tejido empresarial, necesita mayor flexibilidad, pero es que la flexibilidad se entiende solamente como abaratamiento de despido, porque hay gente que habla de facilidad de contratar pero creo que en España para contratar sigue teniéndose que firmar un papel y encima ya cada vez más ni eso, pues es conocida todos la contratación ilegal que hay, algo que parece ser que el gobierno da la espalda, parece decir que si esta gente está sin contrato es problema suyo, es su fracaso, y la sociedad no tiene la culpa, nos marcan así cada vez más el espíritu liberal norteamericano donde el individuo es el responsable de todo nada tienen que ver los problemas sociales que pueda acusar.

Pero volviendo al tema de la flexibilidad, la justificación que se suele utilizar a este término que maquilla lo que hay detrás, que es ni más ni menos que el abaratamiento del despido, suele ser “para equipararnos a Europa”, concretamente a Alemania. Siempre nos venden la moto como quieren, porque del mismo modo que tienen un despido más barato, tienen mayores coberturas sociales, un horario para facilitar la vida familiar, mayor salario mínimo interprofesional y medio, mayor intervencionismo de la administración, menores horas laborales a la semana… y además un modelo productivo totalmente diferente y gracias al cual no han tenido tasas de paro como la nuestra.

Así con esta reforma laboral, el empresario podrá cambiar a un empleado de puesto, como tú dices, el problema es que cuando hablamos de cambio de puesto no nos estamos refiriendo solo a movilidad dentro de una misma fábrica, ni siquiera a una localidad, estamos hablando a escalas espaciales más altas que obligarían, y están obligando a que muchas familias se separen por motivos laborales, rompiendo así esa frase, muy bohemia, pero de gran atractivo de “aquí es donde crecí y aquí quiero vivir”, con la cual, sin querer adjudicármela la respeto mucho, pues viene en sintonía con una idea que me gustaría que se reflexionara en esta crisis, que es, ni más ni menos, que la economía debe ser un instrumento al servicio de las personas no un ente superior a estas.

Señalas también que permite que un empresario pueda valorar los despidos, además señalas el ejemplo de Michelín, bien pues yo te pongo el del concesionario FORD en Medina, donde nada más aprobar la reforma han despedido a los trabajadores por cuatro duros y han cerrado. Y esto se debe a que en empresas grandes los sindicatos todavía pueden tener algo de poder, pero en empresas pequeñas, como puede ser un concesionario, obviamente, como ya estaba ocurriendo, los sindicatos no tienen cabida.

Además te recuerdo que la reforma laboral permite despedir si los empresarios, aún ganando dinero, no ganan lo que llevaban ganando antes, es decir que hayan visto sus ganancias reducidas un tanto por ciento, no porque tengan pérdidas, personalmente eso me parece una inmoralidad, que obviamente sirve para que los empresarios despidan no para que generen trabajo.

Hablas del despido, y me hablas de oscuros modos de contratación, mini-jobs y otros métodos para azotar a los “malvados trabajadores responsables de la crisis”. Muy bien, eso era malo antes y lo sigue siendo ahora, combatamos la precariedad laboral, no nos unamos a ella. Hablas de los contrato en este sentido de los contratos, pues hablemos de los contratos, siempre se ha dicho que las pymes  son la base del trabajo, esas pymes donde los sindicatos están y seguirán estando desactivados, pues bien surge un tipo de contrato, supongo que para ayudar a los jóvenes, que es el contrato  para emprendedores, que está dirigido a empresas de menos de 50 trabajadores, y que va a permitir el despido libre durante un año y que se orienta a jóvenes, mayores de 45 años y mujeres, que son precisamente los estratos sociales por género y edad más precarizados. En este sentido se eliminan los costes de indemnización, así que si un empresario es llevado a juicio por un trabajador temporal, debido a una causa determinada, el primero no tendrá que pagar este coste, con lo cual podrá despedir con mayor seguridad. Además decae el control sobre los EREs ya que la administración no intervendrá y por lo tanto las empresas podrás despedir sin necesidad de regulación de forma colectiva.

Respecto al cierre de empresas que me señalas, se siguen cerrando al mismo ritmo, porque las empresas multinacionales o grandes empresas que querían cerrar delegaciones les es más fácil (te he puesto el caso del concesionario en Medina) y las PyMES siguen arrastrando los mismos problemas, porque la mayor parte de empresas familiares tienen 1 o dos trabajadores como mucho, pero siguen endeudados hasta el fondo sin posibilidad de salida porque siguen sin tener demanda y sin posibilidad de una financiación del banco.

Has hecho mención a las obras públicas y su financiación, te remito a lo que ya he expuesto yo en el antepenúltimo párrafo y que antes expuso la constitución, si no lo has leído lo copio aquí otra vez:
El único problema de todo esto es la necesidad de grandes inversiones de dinero público ¿de dónde sacarlo? Para ello me remito al artículo 31 de la Constitución Española: “todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”. En este sentido, la propuesta es clara, que todas las rentas tributen de la misma manera, sean del capital o del trabajo, y que paguen más los que más tienen y más ganan. Por no mencionar, el dinero que podría salir de la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida (23% en nuestro país).

En conclusión sigo pensando que esta reforma no es ni más ni menos que otro ataque más contra los derechos de los trabajadores, es una forma de oprimirles, ya que llevarán encima de ellos, como si de la espada de Damocles se tratara, el miedo al despido y al fracaso. No entiendo como gente que ve bien este tipo de reformas que atentan contra los derechos laborales y del ser humano, puede criticar a otros países porque no hay elecciones democráticas o libertad de prensa ¿Qué pasa? ¿Qué en este mundo hay derechos de primera y derechos de segunda? Mantengo también mi opinión sobre que esta reforma es un claro reflejo del fracaso de la socialdemocracia y sus mecanismos de regulación y del ataque voraz del capitalismo a cualquier síntoma de progresía, además digo abiertamente que, uno pude ser apartidista, pero que nunca se pude ser apolítico y que estar a favor de esta reforma es estar en un lado y estar en contra es estar en otro, por mucho que se quiera vender independencia de ideas.

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