viernes, 23 de junio de 2017

Mi noche de San Juan

Reconozco que hay cosas que ya no me dicen nada, o que, no las disfruto como antes. Hoy se celebra la noche de San Juan, una noche que durante años fue muy especial. Guardo grandes recuerdos de esta, salvando una vez que cayó el diluvio universal, pero por lo general todos esos recuerdos están acompañados de cierta temperatura veraniega.

La primera vez que disfruté de esta fiesta fue precisamente en Tordesillas, en la playa (sí, también aquí tenemos playa, por motivos geomorfológicos que hacen que no tengamos que traer arena de ninguna parte, y que desde luego es un lugar para disfrutar en el verano) debía tener 16 años y unos amigos y yo hicimos un pequeño botellón y disfrutamos de la hoguera y de la tranquilidad que había entre murmullos de mesas de terraza y gente sentada en el suelo.

Posteriormente, esas ganas adolescentes de salir del pueblo, nos llevaron a Valladolid, dónde año tras año disfruté, ya fuera con los amigos de toda la vida o con nuevas amistades. Hacías la compra te sentabas donde podías y bebías mientras te echabas unas risas, algún año acababas desfasado o con más tasa de alcohol de la deseable (pero no lo voy a contar), sobre todo si coincidía que habías acabado los exámenes. El caso es que San Juan era eso para mí: los amigos, las risas, el fin de curso, el despedirse de gente que te había acompañado todo el año y ya veríamos después de verano.. Otros la disfrutaban de otra forma, para gustos los colores, de hecho yo no conocí la parte más reivindicativa de San Juan hasta hace 3 años, tiene otro encanto pero dudo que llegue a idealizarlo, al fin y al cabo cuando vas ganando años vas perdiendo la capacidad de idealización o de hacer un relato romántico de todo (aún así siempre me resignaré a perder eso).

El caso es que, sabiendo que voy a ir a la celebración de Valladolid, dado que ya lo he acordado con gente. Echando la vista atrás, y repasando esos buenos momentos de desfase, echo de menos la tranquilidad de aquella primera fiesta en la playa de Tordesillas: las charlas (posiblemente inverosímiles) con mis amigos, la cervezas medioescondido, la ilusión de disfrutar algo nuevo...


No quiero jaleo, no quiero bullicio, no quiero conciertos... quiero, la sencillez

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