Hoy, he tenido la
oportunidad de asistir a una charla relativa al fenómeno de la despoblación. Entre las cosas que se han dicho, donde muchas estaba
de acuerdo y otras no tanto, ha habido una cosa que me ha hecho
pensar: el hecho de que no es que estemos asistiendo a una
preocupación por el medio rural, es que estamos asistiendo a una
preocupación por nuestra identidad, ya que en un mundo globalizado
buscamos la diferenciación frente a la homogeneidad.
Es cierto que siempre he
pensado que la sociedad urbana propiciaba nuestro alejamiento de
nuestras costumbres más tradicionales. Al fín y al cabo la
globalización no es otra cosa que la imposición del consumismo, y
la americanización de la cultura, y eso solo se puede dar en un
mundo como el urbano, pues es dónde se concentra la actividad
económica.
Lo que no era capaz es de
unir esta idea al concepto de despoblación, a pesar de que siempre
he pensado que la gente por lo general quiere vivir en la ciudad
debido a que vivimos en la sociedad de consumo, y que eso era un
punto a favor de mantener la supeditación (económica, demográfica,
alimentaria...) del campo hacia la ciudad. Entonces puede ser que lo
que yo entendía como un interés de la sociedad urbana hacia el
medio rural por alarmismo fuera en realidad un reclamo de identidad
de una sociedad que poco a poco pierde todo apego por sus
tradiciones.
Puede que en realidad sea
ambas cosas, no lo sé, pero es un debate tan interesante como el de
las posibilidades de desarrollo del medio rural, porque al final
marca también nuestra mentalidad, y es que si conseguimos conectar
con nuestra cultura habremos tendido un puente y echado un cable al
medio rural, aunque vivamos en la ciudad... pero seremos capaces de
verlo de otra forma, sin prejuicios, de igual a igual.
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