La devaluación de una democracia
se muestra por la falta de poder de decisión de sus miembros. Entre tanta
globalización y tratados internacionales hemos ido progresivamente acotando la
capacidad de hacer política de los parlamentos. Todo esto, por la creencia de
que el crecimiento sostenido era lo que traería prosperidad, algo que, a la
larga, se ha visto que no y ha pillado a la socialdemocracia, y a gran parte de
los movimientos a su izquierda, con el pie cambiado. De hecho, algo curioso, en
ese marco de internacionalización económica y de cesión de gobernanza por parte
de los estados, ha sido la pérdida de fuerza electoral y de movilización de los
movimientos de izquierda, sobreviviendo solo, y es para tenerlo en cuenta,
aquellos que unían sus reclamos progresistas a una identidad nacional.
Que nadie se confunda, no me voy
a hacer nacionalista de momento, aunque sí que creo en la necesidad de
recuperar un cierto discurso de identidad por parte de las izquierdas, porque
al final, y aunque creo en el discurso de clase, la gente no se siente tan
reconocido en este como en el de elementos que están culturalmente aceptados.
Pero, y aunque esté relacionado
con el nacionalismo, lo que me interesa fundamentalmente es el concepto de
soberanía. Entiendo la soberanía como la capacidad de un colectivo de gestionar
su entorno, su vida, su futuro. Para mí eso es soberanía, pero si me hubieran
preguntado hace 5 años hubiera dicho que es la capacidad del estado de
gestionar su territorio, porque siempre había considerado al estado como la el ente
legítimo para dirigir un país, por lo menos siempre que este tuviera mecanismos
democráticos (lo sé, era muy “Nazi”, pero es que quería que el estado fuera
dueño de todo XD). El problema viene cuando no los tiene o cuando estos son muy
pobres. Así pues, poco a poco he ido desconfiando del estado, y confiando más
en la gente, al entender que la soberanía reside en los colectivos y no en las
instituciones, a cuyo mando pueden tener gente con los que me resulta imposible
estar identificado. Otra cosa es que entienda, que en el momento actual para
recuperar soberanía la gente común debe participar en esas instituciones ¿Paradójico
verdad?
Ya he hablado varias veces en
este blog de la necesidad de que la izquierda cambie el discurso, de hecho yo
soy de esos que ya la etiquete izquierda-derecha me molesta un poco, aunque me
identifico claramente con la primera. Uno de esos conceptos sobre los que
debemos articular un discurso progresista es sobre la recuperación de
soberanía, la recuperación de democracia, la recuperación de nuestra capacidad
de decisión… nada más revolucionario que eso, y más tangible…. Por cierto, si
no lo hace la izquierda lo hará la derecha, nosotros veremos si no queremos
disputar un concepto tan valioso.
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