Se me ha atragantado el pollo con
arroz de la comida de hoy al escuchar en las noticias que la Xunta de Galicia
va a pagar a curas para que ofrezcan sus servicios en hospitales públicos. Debe
ser que, como estamos en Semana Santa, a los gobernantes se les sube el
catolicismo a la cabeza y se olvidan de que vivimos en un Estado aconfesional,
por lo menos en la teoría.
Dicho lo cual, y volviendo a la
noticia, esta me ha recordado a una anécdota del colegio, que con el tiempo me
ha molestado y me ha hecho que pensar. Recuerdo que, durante un tiempo, era la
única persona de mi promoción que no asistía a la asignatura de Religión, lo
cual aceptaba, pero con los años me molestó el hecho de que yo tuviera que
desplazarme a otra clase, es decir, que tuviera que salir de clase. Me parecía
que, dentro de lo incoherente de la promoción de una creencia religiosa en la
escuela pública, la acción de tener que salir del aula me pareció excesivo. Es
una anécdota, no le doy más valor, peor fue cuando en una clase de educación
infantil (colegio público) la profesora nos hacía rezar al empezar, allá por el
año 90, en conocimiento de toda la comunidad educativa, que poco hicieron para evitarlo, al fin y al cabo solo lo
prohibía la legalidad. Y ojo, yo no soy de aquellos que quieren que la religión
desaparezca de las aulas, aunque sí que creo que se debe transformar la
asignatura, es decir, que se convierta en un estudio de todas las religiones
dónde se muestren los impactos (tanto positivos, como negativos) que han tenido
en la sociedad, porque nos guste, o no, somos hijos de esa herencia cultural y
es necesario para comprender la realidad actual.
¿Qué estoy intentando decir con
esto? Pues que no nos lo pongan tan difícil, que respeten un poco las formas y
la diversidad de creencias. Personalmente me da igual que un grupo de
encapuchados celebren paseando “la flagelación” a su mesías o que haya que
santificar las fiestas de los municipios con misas, pero no creo que haga falta
que los cargos públicos estén ahí o vayan detrás de la virgen, aun así esto no
es algo que me moleste especialmente y creo que aquí, desde la izquierda, se
puede ser flexible, porque hay que entender la realidad. Lo que si que me molesta de verdad es la promoción, el
pago, o el trato de favor a la iglesia católica: la exención del IBI de las
Iglesias, el adoctrinamiento en las escuelas públicas, el pago de locales
(privados) para que den misas, el arreglo de iglesias con dinero público sin
discutir la propiedad de uso o el pago a curas para que vayan a dar misa a
instituciones públicas… De verdad, creo que no pedimos tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario