Los hombres con síndrome de Peter
Pan son aquellos que se han quedado anclados en su infancia, tienen miedo a
crecer y aceptar los roles que les corresponden por su edad. Viendo lo sucedido
en Podemos los últimos meses me pregunto si el Partido (creo que ya no lo puedo
llamar movimiento, desgraciadamente) y sus dirigentes no estarán sufriendo algo
parecido, porque desde luego ni saben y ni quieren crecer.
El problema no es lo que haga o
deje de hacer internamente, el problema es la ilusión frustrada, las esperanzas
puestas en ese “asalto a los cielos” fallido, en ese cambio de estrategia de
resistir a intentar ganar que llevó a los mejores resultados de la izquierda en
la actual democracia… Es decir, a todo aquello que ha significado PODEMOS y que
poco a poco vemos cómo se va diluyendo mientras pensamos “hemos perdido la
oportunidad que nos brindó el 15M”.
¿Dónde están la alternativa, la
frescura del pasado, el miedo de quienes no entendían que las cosas habían
cambiado? Hoy la política vuelve a ser más acartonada y desde luego no se ha
conseguido parar a un PP cada día más envalentonado.
Sí, es cierto, aislando solo los
resultados electorales se podría decir “no estamos tan mal”. Pero el camino que
ha tomado el principal agente electoral de eso que se llamaba “cambio” hace muy
difícil reconstruir lo destruido de un año a esta parte. El comportamiento como
partido tradicional, los movimientos de despacho, el discurso cambiante cada
vez más alejado de aquel “Pablemos” que dio la sorpresa en las europeas… y por
supuesto, la inestimable ayuda de unos medios de comunicación (que en el pasado supieron aprovechar) ha
generado una imagen del partido de los círculos poco seductora para quienes queríamos
algo diferente, y de la misma forma, que su aparición supuso un terremoto
político para confluencias y otros partidos de izquierdas, su crisis puede
tener un efecto contrario.
Los últimos acontecimientos
surgidos entre Iglesias y Errejón recuerdan a “Si no quieres una taza, taza y media”. Personalmente no recuerdo en
ningún otro partido una lucha así, quizás también porque jamás se ha prestado
una atención tan mediática a “líos internos”, aun así al final estamos hablando
de más de lo mismo, llamemosló “vieja política”.
La imagen que se está dando es
una imagen de no haber sabido madurar, de temblarles demasiado las piernas
desde las elecciones de Diciembre de 2015. Personalmente creo que hay un debate
interesante de fondo, de ideas, de
proyecto, de estrategia, de organización… que está solapado por la guerra de
egos en la cual Errejón tiene todas las de perder, porque, es cierto, que sin
él PODEMOS se puede resentir, pero sin Pablo Iglesias (y aunque esté
desgastado) no puede existir, por ahora y a expensas de que surja otro
liderazgo. Y para la gente de izquierdas que diga “pues mejor”, si no existe
PODEMOS no existe una herramienta con más fuerza que ellos para participar en
las instituciones.
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