jueves, 2 de febrero de 2017

PODEMOS y el Síndrome de Peter Pan

Los hombres con síndrome de Peter Pan son aquellos que se han quedado anclados en su infancia, tienen miedo a crecer y aceptar los roles que les corresponden por su edad. Viendo lo sucedido en Podemos los últimos meses me pregunto si el Partido (creo que ya no lo puedo llamar movimiento, desgraciadamente) y sus dirigentes no estarán sufriendo algo parecido, porque desde luego ni saben y ni quieren crecer.

El problema no es lo que haga o deje de hacer internamente, el problema es la ilusión frustrada, las esperanzas puestas en ese “asalto a los cielos” fallido, en ese cambio de estrategia de resistir a intentar ganar que llevó a los mejores resultados de la izquierda en la actual democracia… Es decir, a todo aquello que ha significado PODEMOS y que poco a poco vemos cómo se va diluyendo mientras pensamos “hemos perdido la oportunidad que nos brindó el 15M”.

¿Dónde están la alternativa, la frescura del pasado, el miedo de quienes no entendían que las cosas habían cambiado? Hoy la política vuelve a ser más acartonada y desde luego no se ha conseguido parar a un PP cada día más envalentonado.

Sí, es cierto, aislando solo los resultados electorales se podría decir “no estamos tan mal”. Pero el camino que ha tomado el principal agente electoral de eso que se llamaba “cambio” hace muy difícil reconstruir lo destruido de un año a esta parte. El comportamiento como partido tradicional, los movimientos de despacho, el discurso cambiante cada vez más alejado de aquel “Pablemos” que dio la sorpresa en las europeas… y por supuesto, la inestimable ayuda de unos medios de comunicación  (que en el pasado supieron aprovechar) ha generado una imagen del partido de los círculos poco seductora para quienes queríamos algo diferente, y de la misma forma, que su aparición supuso un terremoto político para confluencias y otros partidos de izquierdas, su crisis puede tener un efecto contrario.

Los últimos acontecimientos surgidos entre Iglesias y Errejón recuerdan a “Si no quieres una taza, taza y media”. Personalmente no recuerdo en ningún otro partido una lucha así, quizás también porque jamás se ha prestado una atención tan mediática a “líos internos”, aun así al final estamos hablando de más de lo mismo, llamemosló “vieja política”.


La imagen que se está dando es una imagen de no haber sabido madurar, de temblarles demasiado las piernas desde las elecciones de Diciembre de 2015. Personalmente creo que hay un debate interesante de fondo,  de ideas, de proyecto, de estrategia, de organización… que está solapado por la guerra de egos en la cual Errejón tiene todas las de perder, porque, es cierto, que sin él PODEMOS se puede resentir, pero sin Pablo Iglesias (y aunque esté desgastado) no puede existir, por ahora y a expensas de que surja otro liderazgo. Y para la gente de izquierdas que diga “pues mejor”, si no existe PODEMOS no existe una herramienta con más fuerza que ellos para participar en las instituciones. 

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