Ayer, que fue sábado noche de
manta y sofá, decidí ver un poco la Sexta Noche, programa que, en sus
tertulias, cada vez tiene menos nivel (Creo que con Pablo Iglesias tocaron
techo al respecto y después han ido para abajo), y cuando hablo de calidad me
refiero a la capacidad de los invitados de profundizar en los problemas.
Dos de los temas que se trataron
fueron, una vez más, el franquismo y la investidura de Trump. Dicho sea de
paso, el primero me resulta cansino, pero no porque me aburra, sino porque es
totalmente criticable que no hayamos sido capaces, después de 40 años de cerrar
las heridas de ese periodo histórico tan nefasto. Fruto de ello es como ayer, parte
de los tertulianos, “dulcificaban” lo que significó en España el “nacionalcatolicismo”,
cosa que no ocurre en ninguna otra parte. Está claro que nos hace falta mucho trabajo
al respecto y un discurso histórico capaz de aglutinar a derechas, izquierdas,
nacionalistas y no nacionalistas en un mismo proyecto de país.
Pero lo que más me indignó ayer,
fue el tratamiento a la investidura de Trump. Parece que Trump ha sido votado
porque un día la gente se levantó con el pie izquierdo y dijo “voy a votar a
este loco”. ¿Qué ha pasado para que los estadounidenses voten a Donal Trump
(aunque el sistema electoral haga el resto? Que ha hecho Obama para contribuir
a crear ese caldo de cultivo… y que ha hecho el partido demócrata para no
presentar a un candidato con posibilidades. Yo no estoy muy enterado de la
realidad estadounidense, pero es obvio que, según lo poco que he leído durante
la última legislatura hay un conflicto racial de clase en las zonas urbanas que
se ha recrudecido, que hay un problema migratorio en el sur, y que, claramente
tienen un sistema productivo con problemas para absorber la cantidad de mano de
obra existente, que hay preocupación por la pérdida de los valores que ha
promocionado siempre USA… ¿Por qué no se habla de eso para explicar a la gente
por qué surgen determinados personajes? Ahora, empezaremos en España (ya se ha
empezado) a comparar a Trump con Obama, y a enaltecer la figura del último,
pero que el primero haya llegado a presidente no se puede explicar sin lo que
ha significado el segundo, como no se puede explicar tampoco que uno de los
precandidatos con más posibilidades del partido demócrata fuera Bernie Sanders
(y si me apuras Hilary Clinton), es decir al igual que Trump otro “Outsider”
que se salía de lo “tradicional”.
Pero pasa mucho con otros países:
la explicación al “Brexit” fue que los Ingleses nunca habían querido estar en
la UE, el auge del Frente Nacional en Francia es porque sí, en Italia Remzi
perdió el Referéndum porque caía mal al electorado… y sin querer comparar a
PODEMOS con movimientos que están en las antípodas de su ideario, en España
parece que tienen tanta fuerza porque Pablo Iglesias salía en televisión.
¿Qué quiero decir con esto? Pues que
echo en falta un mayor análisis, a mí me interesa el por qué de los fenómenos,
porque, si no, no los puedo entender, y eso es algo que se nos niega desde los
medios de comunicación con más audiencia. Pero es que, este discurso, lo
compran tanto a derecha como a izquierda, no solo en la tele sino en lo
cotidiano. Aunque comprendo por qué, no me parece razonable una izquierda
incapaz de analizar la realidad, es imposible crear un proyecto que ponga
soluciones encima de la mesa si no sabes de donde surgen los problemas. Tal y
como yo entiendo a los movimientos progresistas así debe ser, porque la
protesta, el asociacionismo, la participación etc… nace del análisis crítico
del individuo a nivel particular y a nivel colectivo (y los dos igual de
importantes). Quizás por eso no valgo para ser llamado a filas a toque de
trompeta…
No hay comentarios:
Publicar un comentario