jueves, 26 de enero de 2017

¿Justificar lo injustificable?

Durante los últimos días he tenido una de esas sensaciones en la cual me he replanteado si estaba equivocado, algo que no me lo tomo a mal porque te obliga a informarte y a reflexionar lo cual siempre es positivo, pero ya llevo un tiempo “reflexionando” demasiadas cosas en lo relativo al terreno ideológico y me empieza a preocupar, amén de dar demasiadas vueltas a las cosas y tender siempre a creer estar equivocado.

La última polémica que me ha hecho dudar ha sido el video de una chica recibiendo una paliza a las puertas de un local de Murcia. Creo que pocos debieron ser quienes la primera vez que salieron las imágenes pensaran que era imperdonable  que un grupo de “personas” ( a saber lo que estaba pensando cada uno) actuaran de esa forma hacia otra, incluso en mi caso, pensé, unos chicos (ya no tan chicos) hacia una chica.  

Creía que no había discusión al respecto, era una vergüenza. Pero de pronto, surgió la noticia de que la chica era nazi y que era una “joyita”, y que los otros eran “antifas”. Para mí no seguía sin existir debate alguno, ya que, al final siempre he pensado (y eso desde adolescente, y he cambiado bastante desde entonces) que el uso de la fuerza, ya no digo la violencia, solo está legitimado en casos muy excepcionales dónde las circunstancias no quedan otra. De hecho ha habido casos en los que, aunque haya funcionado (que son los menores), ha tenido que pasar tiempo para que analice y reconozca que, en ese caso concreto, fue efectivo. Hablo por ejemplo de los disturbios de Gamonal. De pronto, empecé a ver comentarios en Twitter o “post” en Facebook a favor de la acción de los agresores (o cuanto menos un intento de justificación) y una solidaridad porque la justicia había actuado. No seré yo quien defienda la justicia actual, pero ciñéndonos solo a la imagen, era para hacerlo. Los comentarios eran fundamentalmente de gente vinculada a la izquierda, pero posteriormente también hubo comentarios defendiendo a la agredida de gente vinculada a la derecha.

Claro, todo esto me hizo preguntarme ¿Me estaré perdiendo algo? ¿Me estaré equivocando? Yo, en mi escala de valores no podía justificar la acción, así que recurrí a gente que entiendo que “pasa” bastante del marrón político, en definitiva la mayor parte de la gente común. Saqué el tema en grupos de wasapp con amigos míos, en alguna conversación de bar, con gente de mi familia… con gente que se definía de derechas  o de izquierdas  (o con sentido común). Al final prácticamente me dieron la razón. Hubo comentarios graciosos como “tan gilipollas la una como los otros” o “Una hostia a un nazi es merecida, pero joder, no se puede hacer”. Al final, me quedé tranquilo y me di cuenta de que yo no he cambiado de posición, y que me encuentro bien pensando lo que pienso del uso de la fuerza, y que es uno de esos principios de los que me siento orgulloso.

Pero este tema además me ha dado pie a plantearme en qué lugar estoy, si es el que corresponde, porque ver a tanta gente de “izquierdas” defender algo que, yo, por principios, no puedo defender, me hace pensar. No es la primera vez que me pasa, ya ha habido más posiciones con las que yo no estoy de acuerdo y que la izquierda, o los movimientos progresistas, han defendido. Afortunadamente no tiene que ver ninguno con los derechos sociales, pero sí, quizás, con la estructura, con la identidad territorial, con la participación… Cosas que me hacen pensar.

Recuerdo en este sentido que tuve en Navidad una charla con una persona (la verdad es que el cerveceo da para grandes reflexiones) que yo considero de izquierdas, y que ha participado en este tipo de movimientos,  dónde más que señalarme me ayudó a “alumbrar”, o a comprender, algo que yo ya venía viendo, como es que hay una serie de “ideas” dentro de la izquierda que se han convertido en “dogmas” y que eso es peligroso. Claro, tal y como yo entiendo la izquierda, eso no puede ser, porque la izquierda debe tener una continua reflexión, no puede tener nada intocable.

El caso es que todo esto me plantea situaciones de posicionamiento ideológico incómodo, que yo creí que ya había pasado hace años. Por quitar hierro al asunto, hay dos teorías al respecto :

La primera sería la que tiene una amiga mía que señala que lo que me pasa es que soy anarquista pero todavía no lo sé, o no lo quiero reconocer.

La segunda sería la que tiene otro amigo mío en la cual dice que soy comunista pero que tengo un ramalazo fascista que aflora de vez en cuando. La verdad es que no niego que pueda tener ideas conservadoras, al fín y al cabo me he criado en un entorno así, aunque tampoco me voy a castigar por ello.


Principalmente creo que, códigos morales aparte, me molesta la falta de autocrítica y las cosas preestablecidas

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