martes, 1 de noviembre de 2016

¿Es Pedro Sanchez o es el PSOE?

No vi el domingo la entrevista de Jordi Évole a Pedro Sanchez, el fin de semana hizo que a las nueve estuviera dormido. No tenía pensado verlo, no es alguien que me produzca especial interés, pero al día siguiente en determinados grupos de whatsapp no paraban de hablar de ello, así que el lunes por la noche aparté a Wayoming y su dosis diaria de constructivismo y decidí ver la entrevista a “Ken”. Aclararé, que lo llamo así porque es lo que se vendió. Es decir, se nos vendió desde plataformas mediáticas una imagen, ni siquiera se hablaba de contenido político, solo una imagen (por cierto, las primarias pueden tener esos problemas, nada es infalible).

La entrevista me pareció buena, el entrevistador sacó bastante jugo. El problema es que Pedro Sanchez no tiene credibilidad. Analicemos como ha llegado a salir de Ferraz con los pies por delante. El surgimiento de PODEMOS precipitó un relevo generacional en el PSOE, que para nada fue de formas ni de ideas, había que dar sensación de “nuevo”. Pedro Sanchez ganó las primarias con el apoyo de los principales barones regionales y del grupo PRISA. Durante su gestión como Secretario General se puede decir que ha sido fuerte con los débiles y débil con los fuertes, porque mientras a Tomás Gómez se lo cargó de la forma más antidemocrática posible, Susana Díaz ha podido hacer lo que ha querido, Ferraz era una embajada en Madrid del PSOE Andaluz. Es decir, como modelo de partido, nada cambió.

Desde el punto de vista ideológico, en las primarias se vendió a Sanchez como el sector más próximo a Rubalcaba, y no tardó en dar palos a PODEMOS para satisfacer a la todopoderosa Felipona. ¿Ideas una estrategia para defenderte de PODEMOS sin comprenderlo? Pues dice mucho de él como político, primero de irresponsable y luego de no comprender lo que sucede en la calle. Su actitud defendiendo la unidad de España ha sido más propia de un diputado de la bancada popular que de alguien que defienda un modelo de estado descentralizado.

De pronto nos encontramos con que después de unos malos resultados en Galicia y País Vasco se precipita su caída, y parece claro que era por querer ser presidente por la vía progresista, negociando con PODEMOS y con nacionalistas. Claro, lo que no puedes es vender una cosa y después otra. Si tú eres el candidato centralista y antipodemita, y estás apadrinado por Susana Díaz y todo lo que ella representa, si cambias, pues van a ir a por ti quienes te auparon (barones regionales e intereses económicos).

Pedro Sanchez sabía que en el momento en el que hubiera gobierno, y él no fuera el presidente, dejaría de ser el líder del PSOE y por eso intentó lo imposible. No defiendo que en un comité federal se carguen a un candidato elegido por primarias, y mucho menos que el PSOE otorgue la presidencia del gobierno a Rajoy, pero de ahí a convertir al hijo de Susanita y PRISA en el Che Guevara hay todo un mundo.

Ahora parece que en un gesto quijotesco quiere disputar de nuevo la Secretaría General, pero siendo un candidato que representa algo totalmente diferente (así, en 15 días). Y nos lo tenemos que creer. Lo tiene complicado, pues los tiempos se manejan desde la gestora y, además tiene en su contra a todos los que le catapultaron a lo más alto del PSOE. Además, francamente, no tengo muy buena opinión de la militancia del PSOE, son gente que cansados de la herencia de Zapatero y Rubalcaba votaron a quien representaba lo mismo que ellos, ¡Pero oye!, ¿lo bien que quedaba sus sonrisa como de anuncio de dentífrico en cámara? Quiero decir, que al final se dejarán influir por el “establishment” y votarán lo que PRISA diga.


Pero si se diera la circunstancia de que Pedro Sanchez volviera a salir ¿Cómo va a controlar al aparato del PSOE? Es imposible. Porque la idea fundamental que debe salir de este análisis, no es tanto la poca visión política de Pedro Sanchez, sino como el PSOE tiene una forma de funcionar que es muy difícil de cambiar. Su funcionamiento interno es el propio de los partidos tradicionales, y está acartonado, es decir, en cuanto se quiere cambiar y abrirlo algo a las bases, se cuartea, le salen grietas. Y además, está fuertemente unido a una serie de intereses económicos que impiden que pueda representar ese partido capaz de confrontar la idea territorial y socioeconómica que representa el PP. 

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