No vi el domingo la entrevista de
Jordi Évole a Pedro Sanchez, el fin de semana hizo que a las nueve estuviera
dormido. No tenía pensado verlo, no es alguien que me produzca especial
interés, pero al día siguiente en determinados grupos de whatsapp no paraban de
hablar de ello, así que el lunes por la noche aparté a Wayoming y su dosis
diaria de constructivismo y decidí ver la entrevista a “Ken”. Aclararé, que lo
llamo así porque es lo que se vendió. Es decir, se nos vendió desde plataformas
mediáticas una imagen, ni siquiera se hablaba de contenido político, solo una
imagen (por cierto, las primarias pueden tener esos problemas, nada es
infalible).
La entrevista me pareció buena, el
entrevistador sacó bastante jugo. El problema es que Pedro Sanchez no tiene credibilidad.
Analicemos como ha llegado a salir de Ferraz con los pies por delante. El
surgimiento de PODEMOS precipitó un relevo generacional en el PSOE, que para
nada fue de formas ni de ideas, había que dar sensación de “nuevo”. Pedro
Sanchez ganó las primarias con el apoyo de los principales barones regionales y
del grupo PRISA. Durante su gestión como Secretario General se puede decir que
ha sido fuerte con los débiles y débil con los fuertes, porque mientras a Tomás
Gómez se lo cargó de la forma más antidemocrática posible, Susana Díaz ha
podido hacer lo que ha querido, Ferraz era una embajada en Madrid del PSOE
Andaluz. Es decir, como modelo de partido, nada cambió.
Desde el punto de vista
ideológico, en las primarias se vendió a Sanchez como el sector más próximo a
Rubalcaba, y no tardó en dar palos a PODEMOS para satisfacer a la todopoderosa Felipona.
¿Ideas una estrategia para defenderte de PODEMOS sin comprenderlo? Pues dice
mucho de él como político, primero de irresponsable y luego de no comprender lo
que sucede en la calle. Su actitud defendiendo la unidad de España ha sido más
propia de un diputado de la bancada popular que de alguien que defienda un
modelo de estado descentralizado.
De pronto nos encontramos con que
después de unos malos resultados en Galicia y País Vasco se precipita su caída,
y parece claro que era por querer ser presidente por la vía progresista,
negociando con PODEMOS y con nacionalistas. Claro, lo que no puedes es vender
una cosa y después otra. Si tú eres el candidato centralista y antipodemita, y
estás apadrinado por Susana Díaz y todo lo que ella representa, si cambias,
pues van a ir a por ti quienes te auparon (barones regionales e intereses
económicos).
Pedro Sanchez sabía que en el
momento en el que hubiera gobierno, y él no fuera el presidente, dejaría de ser
el líder del PSOE y por eso intentó lo imposible. No defiendo que en un comité federal
se carguen a un candidato elegido por primarias, y mucho menos que el PSOE
otorgue la presidencia del gobierno a Rajoy, pero de ahí a convertir al hijo de
Susanita y PRISA en el Che Guevara hay todo un mundo.
Ahora parece que en un gesto
quijotesco quiere disputar de nuevo la Secretaría General, pero siendo un
candidato que representa algo totalmente diferente (así, en 15 días). Y nos lo
tenemos que creer. Lo tiene complicado, pues los tiempos se manejan desde la
gestora y, además tiene en su contra a todos los que le catapultaron a lo más
alto del PSOE. Además, francamente, no tengo muy buena opinión de la militancia
del PSOE, son gente que cansados de la herencia de Zapatero y Rubalcaba votaron
a quien representaba lo mismo que ellos, ¡Pero oye!, ¿lo bien que quedaba sus
sonrisa como de anuncio de dentífrico en cámara? Quiero decir, que al final se
dejarán influir por el “establishment” y votarán lo que PRISA diga.
Pero si se diera la circunstancia
de que Pedro Sanchez volviera a salir ¿Cómo va a controlar al aparato del PSOE?
Es imposible. Porque la idea fundamental que debe salir de este análisis, no es
tanto la poca visión política de Pedro Sanchez, sino como el PSOE tiene una
forma de funcionar que es muy difícil de cambiar. Su funcionamiento interno es
el propio de los partidos tradicionales, y está acartonado, es decir, en cuanto
se quiere cambiar y abrirlo algo a las bases, se cuartea, le salen grietas. Y además,
está fuertemente unido a una serie de intereses económicos que impiden que
pueda representar ese partido capaz de confrontar la idea territorial y
socioeconómica que representa el PP.
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