lunes, 21 de agosto de 2017

EL DEBATE SOBRE EL TURISMO, UNA OPORTUNIDAD PARA LA REFLEXIÓN EN TORDESILLAS

Durante los meses de verano hemos estado asistiendo a un debate vinculado a la actividad turística que no debe caer en saco roto. Se está centrando en la afluencia masiva de gente en un espacio determinado y sus efectos en el cambio de estos, pasando de lugares residenciales a lugares turísticos, y si bien ambas cosas pueden ser complementarias el hecho de realizar una mala planificación turística dónde vecinos y vecinas compitan con los turistas por recursos limitados es lo que ha desembocado en la denominada “turismofobia”.

Pero sería interesante que el debate no se quedara ahí, la actividad turística tiene muchos más puntos para la reflexión. En primer lugar, la utilización en los municipios, como cortina de humo, por parte de las administraciones. Es decir, muchas veces los gobernantes utilizan las actividades turísticas para tapar la gestión de los servicios públicos y de la satisfacción de las necesidades básicas al ciudadano, porque este tipo de actividades son actividades con facilidad para la promoción (periódicos, radio, redes sociales...). Mientras tanto los vecinos y vecinas pensamos aquello de “que de cosas hace este Ayuntamiento”, cuando en realidad no lo necesitamos porque, para la mayoría, hay otras prioridades o debiera haberlas.

En segundo lugar hay que desmitificar aquello de que el turismo genera trabajo, porque es una verdad a medias. El turismo está muy vinculado a la hostelería y a la restauración, sí, y es cierto que estas se ven muy beneficiadas de ello, se mantienen establecimientos y se generan puestos de trabajo. Pero también es cierto que llegados a un punto óptimo esto ya no ocurre (Un ejemplo: ¿Cuantos camareros puede haber detrás de una barra por mucha gente que haya?). En el mismo sentido ¿que puestos de trabajo se crean con el turismo? Es decir, el hecho de que sea una actividad estacional, o concentrada en fines de semana debido a que es cuando suelen tener lugar los eventos (porque es cuando la gente dispone de tiempo libre), hace que no sea necesaria una gran mano de obra más allá de esos días, por lo tanto se generan puestos de trabajo precarios no compatibles con un proyecto de vida a largo plazo.

En nuestro municipio, en Tordesillas, no sufrimos ese impacto de grandes afluencias de turistas que nos obliguen a los vecinos a competir en un mismo espacio con ellos. El mayor malestar que puede generar todo lo relacionado con lo que estamos hablando es a los vecinos del centro del pueblo, ya que es ahí dónde se concentra la mayor parte de los eventos. Pero si que sufrimos las otras dos cuestiones planteadas. Es decir, las buenas cifras de visitantes a nuestro municipo, unidos a la buena organización de las numerosas actividades que hay a lo largo del año para atraer turistas, y también para el ocio de los tordesillanos (algo que es necesario pues permite dinamizar el pueblo y socializar entre los vecinos) no debe impedirnos juzgar la gestión de los servicios básicos. Da la impresión de que no es son tan importantes en nuestra escala de prioridades cosas como la gestión del agua, el gasto en infraestructuras, que se caiga un edificio que debía estar hace tiempo consolidado... como que no suba un encierro un día de las fiestas o el concierto de tal o cual cantante.

Por otra parte, el aumento de eventos que tenemos en Tordesillas, que buscan en gran parte el aumento de visitantes, llega a un punto en que no da más de sí y no va a generar más puestos de trabajo ni que se abran más establecimientos. Por lo tanto, habrá que buscar otra alternativa económica, sin perjuicio de todo lo relacionado con el ocio y el turismo, que consiga absorber toda esa mano de obra que estaba vinculada a la construcción y solventar los problemas económicos de las familias.


La cuestión es ¿dónde buscamos esa alternativa complementaria al turismo y el ocio? Estamos esperando como “agua de Mayo” que nuestro polígono se llene de empresas, pero la realidad es que eso no está ocurriendo y la mayoría son empresas de servicios (requieren pocos trabajadores) que ya estaban implantadas en nuestro municipio. No podemos esperar que eso sea nuestra salvación, más aún cuando la cantidad de suelo industrial libre en Castilla y León es muy alto, debemos buscar un plan B aunque se siga trabajando en la promoción del polígono. Todo esto, desde luego, no es fácil, hay que analizar nuestras potencialidades y localizar nuestras debilidades para poder tener un proyecto de futuro, y es un proceso difícil y que se une a otros debates como son la Ordenación Territorial o el debate sobre la despoblación, es decir, el de gestionar de manera más eficiente los servicios y encontrar alternativas que reviertan la situación de éxodo que está sufriendo las zonas “no urbanas”. Desde luego, no hay fórmulas mágicas, pero no podemos buscar las soluciones en lo que ha fracasado en el pasado o en las actividades que ya no dan más de sí.   

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