lunes, 29 de febrero de 2016

La izquierda numantina

Personalmente creo que hay una izquierda que es numantina. Es esa parte de la izquierda a las que José Mujica acusa de plasmar las mismas propuestas que hace 40 años. Y efectivamente, son un sector con poca capacidad crítica (sorprendente), que utilizan no solo las mismas propuestas, sino la misma dialéctica, presumen de los mismos símbolos y tienen las mismas formas. La verdad es que para ser conservadores, hasta la derecha tiene más capacidad de mutación.

Se trata de una minoría, muy alejada de la realidad, pero que al (afortunadamente) formar parte de las confluencias han encontrado gran poder municipal, en la mayor parte de las comunidades el mismo que han perdido a nivel autonómico, y es que no se puede anunciar algo nuevo cuando la gente te relaciona con lo viejo. Desde luego no son gente progresista, porque no quieren avanzar. Se escudan en las siglas prostituyéndolas y defendiendo que un día ellos fueron luchadores, incluso corrieron delante de los grises. ¡Mi máximo respeto para ese luchador que un día lo fue y que se avergonzaría de la figura en la que se ha convertido en la actualidad! Representan, por lo tanto el inmovilismo más rancio dentro de la izquierda. Un inmovilismo que no necesitan los parados, un inmovilismo que no necesitan los deshauciados, un inmovilismo que rechaza la sociedad.

El problema es que, los partidos son herramientas para participar en el juego de la democracia, y si la sociedad no les ve como algo útil pues los dejará de usar, y cuando hay una fuerza con 69 escaños, es para pensar que algo de razón tienen sus dirigentes. Es un momento histórico donde la izquierda tiene más poder institucional que nunca y puede incrementarlo, pero esto no lo ha conseguido utilizando los mismos métodos que en los años 80, ha sido necesario cambiar las formas, el discurso y hasta las caras… pero, eso si, manteniendo los principios básicos.


Esta reflexión, que como muchas que escribo sirve para poner en orden lo que pienso, viene a colación de que no sé si es mejor seguir contando con, quienes se aferran con tanto afán al pasado o, para conseguir “tomar el cielo por asalto”, es mejor soltar lastre. Al fin y al cabo todos los procesos que la izquierda admira en Latinoamérica en el siglo XXI han sido movimientos de confluencia pero que han dejado apartados a ciertos sectores que incluso seguían empeñados en la lucha armada. O, en el caso de Europa, Syiriza llegó al poder con un discurso moderno y actualizado, mientras el KKE seguía desfilando a ritmo de marcha militar soviética… Alguno dirá, vaya ejemplo, Syriza, pero bueno eso es otro debate del que habría mucho que decir…

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