lunes, 18 de enero de 2016

Eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca

El revuelo que se ha armado en el Congreso de los Diputados con la llegada de tantas caras nuevas. Aquellos/as que creen tener derechos históricos sobre las instituciones (en algunos diputados “de casta le viene al galgo”) “fliparon”. Muchas de las caras de las bancada “rojiazul”, con Sanchez y Rajoy sin entender ni jota de lo que pasaba, eran un poema. De hecho seguro que el Ministro de Interior (en funciones, ya queda menos…) estaba pensando “¿A cuántos de estos les habrán aplicado mi querida ley mordaza?”. Alguno se llevaría la mano a la cartera cuando el ya famoso diputado con rastas pasó a su lado (si llega a estar José Bono que amonestó a Miguel Sebastián por no llevar corbata le hubiera dado un “jamacuco”… y dicho sea de paso la Razón habría culpado a PODEMOS), sería normal que se asustaran y es que si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña, es decir, como sus señorías han pasado de la gente que estaba en la calle estos se han organizado y han entrado, y oye lo mismo el aire de la calle es lo que dice Pilar Cernuda que huele mal, supongo que su olfato ya se había acostumbrado a la naftalina y el olor a viejo.

Personalmente, cuando ví las imágenes, después de que me llegara algún mensaje de wasapp (indignado por la presencia de Gomez de la Serna… que noooooo, eso será en otros países), me encantaron, era como un choque de culturas, de formas diferentes de entender la vida y la política que se manifestaba estéticamente. Pero para colmo de muchos, Bescansa llevó a su niño de unos meses. Por su puesto esto fue criticado por PP y PSOE, sin darse cuenta de que diputadas de sus filas habían hecho lo mismo, además ¿Acaso entorpeció la sesión la presencia del niño? Todo lo contrario, sirvió para poner un problema encima de la mesa. Bueno cierto es que también valió para que los medios de propagan…, quiero decir de comunicación, dieran más bombo al niño que al hecho de que Gomez de la Serna se estaba paseando a cuerpo de rey por el hemiciclo.

Lo cierto esque esta indignación por las formas y no por el contenido, tiene mucho que ver con aquella famosa canción de Serrat que decía “esto no se dice, esto no se hace, esto no se toca”. La sociedad española tiene una serie de formas de actuación muy asimiladas, que son inculcadas desde todos los ámbitos de la vida, hasta tal punto que tu puedes robar y ser un tipo respetable. De hecho recuerdo como cuando el caso de “Bankia” estaba en pleno apogeo, el SAT se llevó unos productos por valor de 1000 euros de un supermercado para denunciar la pobreza que se estaba generando, y todo el mundo se echó las manos a la cabeza. La explicación a este hecho la encontré en una conversación con un amigo:

-¿Te parece bien lo de Gordillo?

- Hombre, era un acto reivindicativo, además se llevó solo productos por valor de 1000 euros, Bankia ha sido saqueada y no os he visto tan indignados.

- Ya, pero es que no es lo mismo hacerlo de una forma que de otra.

Esta conversación me hizo entender que nuestra sociedad proyecta una realidad apacible, que por debajo puede estar podrida, pero nada debe modificar esa imagen ni intentar cambiar las cosas, porque en la cúspide de los problemas de las reivindicaciones están los estamentos más poderosos que son precisamente los que intentan mantener el orden a través de: la tele, la radio, la educación, la familia…


Esto viene porque, detrás de esa crítica a los diputados de PODEMOS por su forma de vestir y actuar, está el miedo a perder los valores que sustentan la posición de privilegiada de quienes se están beneficiando con la situación actual y no quieren que cambie nada.

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