miércoles, 29 de julio de 2015

Mi homenaje a Javier Krahe

Cuando era pequeño mis padres se empeñaban en viajar semana sí y semana también. Así como en llevarme a vacaciones que se me hacían eternas, pues yo siempre quería quedarme en casa para jugar en la calle y la piscina con mis amigos del barrio, esas maravillosas manadas compuestas por treinta niños y niñas. Aun así siempre se puede echar la vista atrás para recordar y esbozar una sonrisa, y es que hasta en los momentos más escabrosos siempre surgen instantes capaces de hacerte cambiar la cara. En estos viajes, uno de esos momentos era cada vez que escuchaba una canción algo “chorra”, llamada “mi ovejita lucera”, que se encontraba en un casette de música que recopilaba canciones de Joaquín Sabina. Ha sido sin duda una de las canciones de mi infancia, me divertía escucharla y a día de hoy todavía me viene de vez en cuando a la mente.

Años más tarde, prácticamente sin saber ni cómo ni por qué, llegué a la Universidad para estudiar la carrera de Geografía y en mi clase conocí a una persona con la que compartía la pasión por escuchar al "genio de Úbeda" (cuyas letras son dignas de estudio, por cierto) y que me proporciono un disco de “La Mandrágora”. En aquel disco me encontré, no solo a “mi ovejita lucera” (lo que fue una sorpresa), sino todo un mundo nuevo de letras y música que me han venido acompañando desde entonces. Música, ingenio de poeta y humor se juntaba en ese disco, un estilo del que quizás Joaquín Sabina se ha ido distanciando pero que uno de sus compañeros en esta joya, Javier Krahe, continuó practicando hasta el fin de sus días. He escuchado cada canción de ese disco hasta el punto de analizar cada letra, no me canso, y sobre todo de aquellas compuestas por Javier Krahe donde ridiculiza la cotidianidad hasta el punto de provocar verdaderas carcajadas ¿O acaso a nadie le ha preocupado nunca el tamaño, tal y como expone krahe en el “burdo rumor”? ¿O no nos hemos sentido los hombres como auténticos gilipollas como señala en esa versión de la canción de Brassens que es “Marieta”?

Recuerdo que tras escuchar ese disco tuve la necesidad de informarme sobre la discografía de tan espectacular descubrimiento, y desde luego que no me decepcionó. La primera canción con la que di fue “Cuervo ingenuo”, donde le decía al entonces presidente lo mentiroso que era, lo cual le costó duras represalias (alguna vez deberíamos cuestionarnos porque en determinadas situaciones los artistas, tan comprometidos con mil causas, dan la espalda a quienes tienen el valor de cuestionar a quien pone la pasta), tal y como cuenta en “Me internarán”.

Aun así lo que más me sorprendió de Krahe fue su capacidad para ironizar sobre todo desde el maltrato a los animales con “En la casa de fieras” hasta con su propio legado en “y todo es vanidad” y para ello tan solo necesitaba una fiel cuadrilla de músicos y su inseparable cazú.

Pero si sus letras podían ser irónicas y cómicas a la vez que reflexivas, no lo eran menos sus comentarios. En este sentido recuerdo el único concierto de Krahe en el que he estado. No me hubiera importado ir a más, sobre todo si hubiera sido en aquellos cafés tan especiales donde el humo de los cigarrillos y los vasos con hielos aportaban un plus al ambiente, pero siempre pensé que podría volver a verlo, una pena. Este concierto tuvo lugar en el Teatro Zorrilla de Valladolid, en un momento en el que el 15M estaba en pleno auge con acampadas y asambleas bastante multitudinarias. Allí Krahe personificándose en un ficticio presidente de comunidad comentó como el portero de su bloque le ofreció un negocio en el cual cambiarían los felpudos del edificio con gasto a la comunidad comprando en una oferta de dos por uno y pasando a los vecinos la factura de los dos, quedándose con la diferencia, así que durante 3 años estuvieron poniendo felpudos, cuando se acabaron las casas los pusieron por el suelo y las paredes, hasta que ya la gente empezó a sospechar lo que durante mucho tiempo era evidente… nunca se me olvidará como cerró esa historieta en lo que fue una crítica al 15M “tardaron en darse cuenta, pero por lo menos al final protestaron”, para rematar comenzó a cantar, o mejor dicho a recitar, “Ay democracia” (donde critica el sistema en el que vivimos versionando “Me gustas cuando callas” de Pablo Neruda, una licencia que solo le puede ser permitida a gente como Javier Krahe).

Historias sobre Krahe y sus canciones se podían comentar muchas puesto que tiene una amplia discografía en la que recoge temas para todos los momentos: “Si lo llego a saber” para cuando te deja una novia, “Eros y civilización” para cuando cometes el error de liarte con una ex o “hoy por hoy” para esos días de melancolía en los que, por pura flagelación, necesitas entristecerte más.


Javier Krahe murió hace unos días, pero nos ha dejado un montón de canciones que, por lo menos a mí, me harán recordarlo hasta que la salud me lo permita.


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