martes, 17 de julio de 2012

Aire fresco desde la ONU


La actual coyuntura mundial está dejando en evidencia la división que existe entre la inmensa mayoría de la población y las oligarquías del capital financiero, parece claro que estos últimos han conseguido contaminar la democracia sometiendo a los partidos políticos a su control, y durmiendo, hasta hace relativamente poco,  a la sociedad. Pero, en este despertar de la población, siempre es agradable comprobar cómo en las altas esferas de una organización como la ONU hay personas que entienden el sufrimiento y la ineficacia que las políticas de austeridad están generando en el primer mundo, y nos están, digámoslo así, tercermundizando.

Este es el caso del vicepresidente del Consejo Asesor del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Jean Ziegler. Este profesor emérito en la Universidad de Ginebra ha demostrado que no le tiembla la voz a la hora de desmontar el orden mundial y poner nombres a los que, según él, son los culpables de la crisis. Así anima a los gobiernos a “Ocupar masivamente los bancos, nacionalizarlos y confiscar las arrogantes riquezas robadas por los especuladores financieros”, y es que, según él los teóricos del neoliberalismo,“nos han hecho creer que hoy en día la austeridad es la única política posible, pero sólo se aplica a la clase trabajadora y nunca a los banqueros.

Atendiendo a todo esto Ziegler propone sus recetas, muy contrapuestas a las “recomendadas” por el Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo. Deshecha las políticas de austeridad y pide políticas de crecimiento, al estilo de lo que hacen Obama y Hollande en sus respectivos países, de ahí, que aconseje a ambos formar una alianza por el crecimiento basada en la inversión pública, el incremento del salario mínimo, las prestaciones sociales, la búsqueda del pleno empleo y la lucha contra la desindustrialización.

Pero para, este alto dirigente de la ONU, esto no bastará y deberá ir acompañado de un despertar de la población civil y de un impago de la deuda, ya que está basada en “la delincuencia financiera y la corrupción política”.

Estas declaraciones, son sin duda, un soplo de aire fresco en los principales organismos internacionales y pone en cuestión la verdad universal, el tótem capitalista, de que no hay más salida que la del recorte público, y denostar en consecuencia, a todos los que, como Julio Anguita o Alberto Garzón, cuestionan este camino.

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