martes, 7 de agosto de 2012

Sánchez Gordillo y la lucha


Juan Manuel Sánchez Gordillo es uno de esos políticos incapaz de dejar a alguien indiferente, desde el momento en el que uno ve su característica imagen de barba alargada estilo combatiente de Moncada y palestina al cuello para definir su lado de la trinchera la mente ya te predisposiciona tu opinión a favor o en contra dependiendo de tus códigos morales. Pero no solo la imagen puede generar relevancia y Sanchez Gordillo lo sabe bien, esta imagen de comunista utópico es acompañada por acciones que rompen los moldes de este sistema y que demuestran que desde el asamblearismo y la rebeldía la política puede solucionar los problemas que genera el capitalismo salvaje.

Se puede decir que Gordillo, como la mayor parte de los vecinos de Marinaleda, se han ganado su pequeño paraíso, su isla roja, a base de palos. Conquistaron la tierra que cultivan de forma pacífica y legítima, rozando la ilegalidad, muchas veces dentro de ella como se hace cada vez que hay que conquistar derechos que el sistema, esa verdad de la que nadie puede salir, nos niega. Acordémonos de porque tenemos democracia o un sistema de salud pública o derechos laborales, no fue porque nuestros abuelos o padres se quedaran sentados mientras veían pasar los años, fue porque desafiando la injusticia, que en este caso vestía de militar y llevaba bigote, decidieron levantarse y salirse de la legalidad que ofrecía el sistema.

Hoy las cosas no son diferentes en su esencia, tenemos democracia, sí, pero no la democracia que un día arrebataron al pueblo y por la que tanto se luchó y murió. Tenemos una democracia en la que a través de un sistema electoral que favorece el bipartidismo sin generar alternativa ninguna, a los ciudadanos se nos ofrece elegir entre zipi o zape, sin posibilidad de que afloren nuevas ideas, y da igual a quien elijas porque al final el resultado es el mismo viene un señor gordo, en este caso señora con acento alemán, con un sacudecolchones a ponerte firme.

Hoy Sanchez Gordillo ha saltado a la luz como un Robin Hood de aspecto guerrillero, para con su compañeros del Sindicato Andaluz de Trabajadores y su gesto quitándole alimentos a un supermercado que cada día se desace de miles de ellos y dárselos a los que lo necesitan, conseguir que nos fijemos en que el sistema capitalista, ahora en crisis, ha abandonado a miles de personas, pero que todavía hay viejos revolucionarios a dispuestos a luchar por ellos.

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