Ahora, cuando empieza a arrancar
la nueva legislatura, no puedo sino echar la vista atrás y pensar en lo que vamos
a echar de menos los tordesillanos, en
los plenos y en la desagradecida labor de concejal en el Ayuntamiento, una figura como la de Mercedes San José.
Algunos dirán que no soy objetivo, y tienen
razón, pero nadie podrá negar que tanto ella como toda Tordesillas Toma La
Palabra han puesto la nota discordante y las propuestas de cambio en una
legislatura donde, auditorio aparte, las mayores diferencias políticas entre el
alcalde saliente y el entrante han sido las deposiciones de los perros y si
entran o no entran los encierros, que no digo que no haya que tratarlo pero
como la política municipal se vea reducida a eso, será imposible revertir la
marcha de los más jóvenes.
Todavía recuerdo cuando me contó uno
de los primeros encontronazos que tuvo con el resto de concejales, todos ellos
habían recibido unos abonos para los toros de las fiestas y ella los rechazó
argumentando que en Toma la Palabra estaban en contra de los regalos a cargos
públicos, el cabreo del resto fue brutal y las críticas a su persona también,
pero bueno, como ella dice muchas veces “está curada de espanto”. De hecho
fruto de ello desde la asamblea de la formación se desarrolló una moción para
impedir que los cargos públicos recibieran gratificaciones de este tipo que fue
rechazada por el resto del pleno, como era de esperar. Son pequeños gestos que
dicen mucho de las personas y del tipo de política que quieren seguir.
Conociéndola, probablemente, una
de sus grandes frustraciones habrá sido no conseguir que el Ayuntamiento de
Tordesillas mueva ficha para hacerse con el Hospital de Mater Dei, cuando
además, la gran parte del trabajo ya había sido hecha por corporaciones
anteriores, curiosamente, en su mayor parte del PSOE, pero la mayoría absoluta
del alcalde saliente fue como una losa en ese aspecto, como en otros, de hecho
hasta tuvo problemas para colgar la bandera contra la violencia de género el
último 8M teniéndola que pagar de su bolsillo cuando hasta la diputación
presidida por el PP la ha colgado, debe ser que hay dinero para todo menos para
eso.
Pero no todo han sido
desilusiones, todavía me acuerdo de lo contenta que estaba el día que Aimar, un
joven tordesillano con discapacidad, pudo volver al colegio gracias a haber
conseguido que el CEIP Pedro I tuviera un servicio de enfermería para su aula
sustitutiva, un servicio que dicho sea de paso cualquier colegio como es el
Pedro I debería tener. Fue una alegría conseguida fundamentalmente gracias a la
dignidad de la familia de joven, con Remedios, su madre a la cabeza pero dónde
Mercedes se volcó presentando mociones y organizando concentraciones para
captar la atención de la prensa. Tampoco se puede olvidar en este asunto a los
diputados de Toma La Palabra en la diputación o a Virginia Hernández, alcaldesa
de San Pelayo, quienes también batallaron lo suyo al respecto, y por supuesto,
al procurador de Izquierda Unida en Cortes, José Sarrión, quien saliéndose, una
vez más, de la forma tradicional y encorsetada de hacer política consiguió
sacar los colores al consejero y obligarle a comprometerse a garantizar el
servicio (ya con eso hizo más por Tordesillas que el resto de procuradores
regionales).
Dudo mucho que en los actuales
partidos de la nueva corporación municipal batallaran por lo que consideran
justo como ha hecho Mercedes, solo por ello creo que merece un reconocimiento.
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