A toro pasado, y nunca mejor
dicho, me gustaría dedicar una entrado a un evento, que como tordesillano que
soy, tengo muy presente año tras año, me refiero, como no, al Torneo del Toro
de la Vega. Dicho Torneo, para el que no
lo sepa, consiste en el encierro de un astado desde una de las calles céntricas
de la Villa del Tratado, hasta el campo de pinares situado en la margen
izquierda del río Duero, donde el toro es dado muerte por una lanza.
No se le puede escapar a nadie,
que conozca o no conozca el torneo, que dentro del debate en el que se sitúa la
tauromaquia un espectáculo de estas características no puede pasar inadvertido.
Por parte de los defensores del espectáculo se habla de tradición o cultura fundamentalmente,
aunque otros, creo yo que con más acierto, argumentan razones económicas
utilidad de la raza de toro bravo para estas fiestas populares. Por el
contrario los movimientos antitaurinos, animalistas y ecologistas, basan su
postura en los derechos de los animales, pero lo defienden de una forma muy
agresiva, censurable desde muchos puntos de vista, aún así aupados desde las
plataformas de comunicación mediáticas de la “progresía”.
Me parece lamentable la actitud
que desde movimientos ecologistas se tiene hacia los tordesillanos, nada
justifica llamarnos asesinos y bárbaros, y mucho menos difamar el Torneo del
Toro de la Vega con mentiras, del estilo
que el toro es maltratado con palos, pienso yo que si tan seguros están los
contrarios a este tipo de acciones, no hará falta utilizar aquella norma que
aplicaba Goebbels ( “cuenta una mentira mil veces y se convertirá en realidad”).
Los tordesillanos hace años que no entramos al capote de estas acciones y solo
queremos disfrutar de nuestras fiestas, no entiendo cómo es posible, ya no solo
que seamos “insultados” de una forma tan censurable, sino que esto sea
defendido por aquellos medios de comunicación que enarbolan la bandera de la
libertad de expresión pero en realidad se convierten en parte de este censurable
fundamentalismo ecológico.
Por mí parte solo decir que esta
entrada se debe a un comentario que se me ha dedicado en otra entrada de este
blog. Si diré que no me oiréis manifestarme a favor del toro, y el día que se
prohíba, porque se acabará prohibiendo yo seguiré disfrutando de mis fiestas y
pasándomelo bien con mis amigos sin ánimo de faltar al respeto a nadie. Pero tampoco es posible que esté del lado de unas
personas que utilizan descalificativos tan duros y tan ofensivos como salvaje o
asesinato, para atacarnos a los que tenemos la suerte de poder disfrutar de
nuestro pueblo. Nunca he creído en la ecología política por no atreverse a
definir claramente como de izquierdas y por no poner el acento en las sociedades
en vez de ponerla en el medio físico, pero está claro que es imposible creer en
una serie de organizaciones que utilizan el insulto para defender su causa, es
una pena que desde los movimientos alternativos se pidan debates, asambleas o
mayor democracia y que luego parte de estos se dediquen a ejercer de
inquisidores.
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