“La muerte es parte de la vida,
la última parte“Se trata sin duda de una las últimas grandes frases
pronunciadas por el que fue la cara de la resistencia antifranquista. Es para
muchos la pérdida de uno de los grandes hombres del siglo XX, su defensa de la
república, con luces y sombras, pero al fin y al cabo defensa del un régimen
que gozaba de la legitimidad ciudadana, ha sido motivo de admiración por muchos
y de odio por otros tantos. Es el hombre que encabezaba, con su imagen, una
parte de las llamadas dos Españas, aquella parte que pese a haber pasado más de
50 años de la guerra sigue sin haber obtenido la justicia que se merece, la
parte que sigue buscando a sus muertos y la parte que hoy sigue reclamando una
democracia más transparente y participativa.
Fue rápido su ascenso en el bando
republicano, debido a la acumulación de poder del PCE dentro de este, pero
rápidamente tuvo que pasar de la trinchera al exilio, donde pasó toda una vida,
independientemente de sus entradas en España con el famoso peluquín. Es triste
que un hombre que defendió una causa tan digna como la libertad y legitimidad
republicana tuviera que marcharse de su país por la fuerza, algunos pensarán
que hablo de comunismo, no amigos, no hablo de comunismo, hablo de democracia,
del único régimen que ha gozado de legitimidad en todo el siglo XX, que fue la
República, y no esta monarquía, que no es ni más ni menos que un residuo del
franquismo, donde sin negar que hay más libertad que antes de la muerte del
dictador, sirvió para lavar la cara de de un sistema podrido y para que se
mantuvieran las mismas instituciones del aparato de represión, y si no miremos,
¿Cuántos ministros que permitieron y aplicaron la tortura con su pueblo durante
la etapa franquista han estado en la cárcel? ¿Cuántos han sido puestos delante
de jueces? ¿Acaso en Alemania el nacismo no fue condenado totalmente?... La
historia le debe justicia a gente como Santiago Carrillo, gente que no tuvo más
que comerse su rencor para conseguir algo mejor, pero que al final, sin duda,
cedieron más que ganaron.
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