La actual coyuntura mundial está dejando en evidencia la
división que existe entre la inmensa mayoría de la población y las oligarquías
del capital financiero, parece claro que estos últimos han conseguido
contaminar la democracia sometiendo a los partidos políticos a su control, y
durmiendo, hasta hace relativamente poco, a la sociedad. Pero, en este despertar de la
población, siempre es agradable comprobar cómo en las altas esferas de una
organización como la ONU hay personas que entienden el sufrimiento y la
ineficacia que las políticas de austeridad están generando en el primer mundo,
y nos están, digámoslo así, tercermundizando.
Este es el caso del vicepresidente del Consejo Asesor del
Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Jean Ziegler. Este profesor emérito en la Universidad de Ginebra
ha demostrado que no le tiembla la voz a la hora de desmontar el orden mundial
y poner nombres a los que, según él, son los culpables de la crisis. Así anima
a los gobiernos a “Ocupar masivamente los bancos, nacionalizarlos y confiscar
las arrogantes riquezas robadas por los especuladores financieros”, y es
que, según él los teóricos del neoliberalismo,“nos han hecho creer que hoy en
día la austeridad es la única política posible, pero sólo se aplica a la clase
trabajadora y nunca a los banqueros.
Atendiendo a todo esto Ziegler propone sus
recetas, muy contrapuestas a las “recomendadas” por el Fondo Monetario
Internacional o el Banco Central Europeo. Deshecha las políticas de austeridad
y pide políticas de crecimiento, al estilo de lo que hacen Obama y Hollande en
sus respectivos países, de ahí, que aconseje a ambos formar una alianza por el
crecimiento basada en la inversión pública, el incremento del salario mínimo,
las prestaciones sociales, la búsqueda del pleno empleo y la lucha contra la
desindustrialización.
Pero para, este alto dirigente de la
ONU, esto no bastará y deberá ir acompañado de un despertar de la población
civil y de un impago de la deuda, ya que está basada en “la delincuencia
financiera y la corrupción política”.
Estas declaraciones, son sin duda, un
soplo de aire fresco en los principales organismos internacionales y pone en cuestión
la verdad universal, el tótem capitalista, de que no hay más salida que la del
recorte público, y denostar en consecuencia, a todos los que, como Julio
Anguita o Alberto Garzón, cuestionan este camino.
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