Personalmente creo que hay una
izquierda que es numantina. Es esa parte de la izquierda a las que José Mujica
acusa de plasmar las mismas propuestas que hace 40 años. Y efectivamente, son
un sector con poca capacidad crítica (sorprendente), que utilizan no solo las
mismas propuestas, sino la misma dialéctica, presumen de los mismos símbolos y
tienen las mismas formas. La verdad es que para ser conservadores, hasta la
derecha tiene más capacidad de mutación.
Se trata de una minoría, muy
alejada de la realidad, pero que al (afortunadamente) formar parte de las
confluencias han encontrado gran poder municipal, en la mayor parte de las
comunidades el mismo que han perdido a nivel autonómico, y es que no se puede
anunciar algo nuevo cuando la gente te relaciona con lo viejo. Desde luego no
son gente progresista, porque no quieren avanzar. Se escudan en las siglas prostituyéndolas
y defendiendo que un día ellos fueron luchadores, incluso corrieron delante de
los grises. ¡Mi máximo respeto para ese luchador que un día lo fue y que se
avergonzaría de la figura en la que se ha convertido en la actualidad!
Representan, por lo tanto el inmovilismo más rancio dentro de la izquierda. Un inmovilismo
que no necesitan los parados, un inmovilismo que no necesitan los deshauciados,
un inmovilismo que rechaza la sociedad.
El problema es que, los partidos
son herramientas para participar en el juego de la democracia, y si la sociedad
no les ve como algo útil pues los dejará de usar, y cuando hay una fuerza con
69 escaños, es para pensar que algo de razón tienen sus dirigentes. Es un
momento histórico donde la izquierda tiene más poder institucional que nunca y
puede incrementarlo, pero esto no lo ha conseguido utilizando los mismos
métodos que en los años 80, ha sido necesario cambiar las formas, el discurso y
hasta las caras… pero, eso si, manteniendo los principios básicos.
Esta reflexión, que como muchas
que escribo sirve para poner en orden lo que pienso, viene a colación de que no
sé si es mejor seguir contando con, quienes se aferran con tanto afán al pasado
o, para conseguir “tomar el cielo por asalto”, es mejor soltar lastre. Al fin y
al cabo todos los procesos que la izquierda admira en Latinoamérica en el siglo
XXI han sido movimientos de confluencia pero que han dejado apartados a ciertos
sectores que incluso seguían empeñados en la lucha armada. O, en el caso de
Europa, Syiriza llegó al poder con un discurso moderno y actualizado, mientras
el KKE seguía desfilando a ritmo de marcha militar soviética… Alguno dirá, vaya
ejemplo, Syriza, pero bueno eso es otro debate del que habría mucho que decir…
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