El hecho de que se haya
criminarlizado a unos artistas por representar con títires una obra, quizá de
mal gusto (incluso puede que no apta para niños), me entristece. Algunos
sacarán la ley para hablar de enaltecimiento del terrorismo. Si una ley condena
los espectáculos culturales es una ley que hay que cambiar, al fin y al cabo
cada vez estoy más seguro de que cuantas más normas tiene un estado de menos
libertad gozan sus habitantes. Cuantas obras de teatro hablan de estas cosas,
cuantas películas tratan sobre este tipo de temáticas…. Y cuantas personas
dicen cosas peores en los medios de comunicación y ahí siguen.
¡Ay! los medios de comunicación,
tan necesarios y tan obedientes. Son una realidad que no podemos obviar, pero a
la vez hay que saberlos tratar. Son uno de los principales agentes de
socialización, a través de ellos se transmiten valores para que imperen en una
sociedad, se crea opinión y se garantiza cierta evasión de la realidad. Son por
lo tanto algo en lo que todos los partidos políticos quieren tener presencia
para poder transmitir sus propuestas, pero no todos pueden acceder tanto como
les gustaría, como en otros muchos negocios hay derecho de admisión, es decir
quien paga manda. La cuestión es quienes son los que pagan, los dueños del
cotarro, la respuesta es que los medios de comunicación tienen repartidas sus
acciones en grandes grupos empresariales, que gozan de “privilegios” en nuestro
país, o que sus intereses (que no los de los ciudadanos) se verían mejor
representados por unos políticos que por otros.
Este debería ser, en mi opinión,
la cuestión de todo este espectáculo lamentable al que estamos asistiendo. Como
se ha creado un problema donde no lo hay, utilizando a unos artistas para
intentar debilitar a un gobierno municipal con el que seguro los dueños de los
medios de comunicación no están especialmente contentos. Y mientras tanto el
foco mediático se ha desplazado y no nos damos cuenta de que las exministras
Trinidad Jiménez y Elena Salgado, así como la ex diputada Andrea Fabra han
vuelto a abusar de las puertas giratorias, o de que el Partido Popular
valenciano es una entidad corrupta de arriba abajo, cuyo principal capo no
puede ser juzgada por el aforamiento, que seguimos teniendo a Gomez de la Serna
en el Congreso de los diputados o que en Europa nos quieren encasquetar el TTIP
y el TISA.
En fin, que produce tristeza ver
como en este país cometemos los mismos errores que criticamos a otros, y
francamente pienso que no tenemos solución.
Es indignante. Pero todo tiene solución, pero poco a poco se vislumbrará.
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