Últimamente disfruto más de
aquellas compañías que me hacen pensar, con las que puedo debatir, confrontar
ideas, o que pensando lo mismo complementan mi forma de pensar y me afianzan en
el camino al señalarme que ellos piensan igual y que no estoy tan loco.
Este fin de semana, se ha dado
así, he tenido varias charlas. Una, como no podía ser de otra forma, fue sobre
el 15M. Lo que más me llamó la atención es que los allí presentes hablábamos
desde un punto de vista ya nostálgico. Lo reflexioné según volvía a casa,
mientras conducía, para mí es sintomático de que algo ha cambiado. Se ha
acabado la ilusión y ahora solo queda el recuerdo.
Y es eso lo que hicimos, recordar,
mientras los allí presentes decían como se lo pasaron en aquella manifestación
del 15 de Mayo, yo dije, siendo probablemente el que más se había creído el
movimiento (o sus ideas) de los allí reunidos, que estuve en el sofá de mi casa
(por aquel entonces vivía en Valladolid y me volví a Tordesillas el finde, como
hacía cada vez que me cansaba de la ciudad). Pero poco me dicen las anécdotas,
salvo aquellas que viví con mí gente por aquel entonces, compañeros de carrera
y amigos, al fin y al cabo, estas cosas son las que siempre marcan.
Al final, lo he pensado, lo he
escrito, lo he debatido… el 15M fue un soplo de aire fresco que hizo envejecer
el sistema, sacó sus vergüenzas, repolitizó parte de la sociedad y abrió un
ciclo, que, a día de hoy, yo daría por cerrado. Esa es la gran reflexión a la que
se puede llegar. Probablemente, y era necesario, nos terminamos de jugar todo a
la baza electoral, y algo se ha conseguido, pero pienso que nos hemos quedado a
medias estando ahora en otra fase… Una fase, en el que gran parte de esas ideas
comparten espacio en la sociedad con lo viejo, el problema es que esta
confrontación se tendrá que saldar algún día, y “lo viejo” ha demostrado ser
muy bueno en la pugna. Además, soy de los que piensa, que la hoguera se apagó,
aunque queden “brasas”.
Mi miedo fundamental, es que esos
movimientos que surgieron, tanto sociales como políticos, al calor del 15 M, o
como consecuencia de este, opten por el gran error de la izquierda desde la
caída del muro de Berlín: la política de resistencia, quizás fue la única
esperanza hasta la llegada de las izquierdas latinoamericanas, pero fue una
situación de constante desgaste y pérdida de fuerza.
Veremos que pasa, aunque como me
han dicho hoy, puede que estemos ante unos sucesos como los de 1905. ¡Ojalá!
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