Siempre he envidiado a la gente
que hace lo que la da la gana sin importarle lo que digan los demás teniendo un toque de irresponsabilidad y de
falta de compromiso que compensan con una seguridad en sí mismos abrumadora.
Tengo claro que yo no soy de ese
tipo de personas, quizás por eso admiro esa forma de ser, que en el sentido
extremo es lo que denominamos “pasota”. No, yo por el contrario, me como la
cabeza por todo y no me gusta, siempre pienso que hago algo mal, hasta la cosa
más insignificante sirve para “joderme el día”, aunque también me lo pueden
alegrar.
Me gustaría decir “NO” con más
asiduidad, sin que ello me genere “mal cuerpo”. No me importaría mandar a gente
a la mierda, incluso decir bien claro “me caes como una patada en el culo” y
luego volverme andando como si nada. Por el contrario me muerdo la lengua, me “enveneno”.
Siempre me ha costado dar mi
opinión, me ha gustado escuchar, y cuando me he atrevido a darla lo he hecho
con miedo al qué dirán. Aunque lo cierto es que jamás he pensado que nadie
pueda tener la verdad universal, por eso siempre me ha molestado que me
intenten imponer nada.
Una vez una amiga me dijo que soy
un mar de dudas con patas, que todo el tiempo estoy dándole vueltas a las cosas.
Lo soy, y no me gusta, pero tengo claro que no voy a cambiar eso, porque en
estos 29 años no lo he hecho ya. No creo que ser un "pasota" sea algo positivo, pero joder, a veces lo envidio.
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