El presidente del gobierno tiene
dos problemas que él y su partido crearon cuando estaba en la oposición, dos
problemas que le pueden costar al Partido Popular las próximas convocatorias
electorales, ya que parece claro que por la inexistente recuperación económica
no las van a ganar. Estoy hablando del dar el empujón final al fin del
conflicto vasco y a agarrar el toro por los cuernos en las reivindicaciones de
catalanas. El problema es que Mariano Rajoy realizó una oposición desleal y
poco responsable en estos temas al anterior presidente del gobierno, y ahora
está sufriendo las consecuencias.
Haciendo un ejercicio de memoria
no será muy difícil acordarse de cuando el Partido Popular agitó a la
asociación de víctimas del terrorismo contra el presidente Zapatero, utilizando
el dolor y convirtiéndola en una asociación afín al ala más dura del partido,
en el mismo sentido también se puede recordar las famosas campañas del “España
se rompe” con ese discurso anticatalanista propio del españolismo más rancio.
Ahora, toda esa gente que se
creyó esos discursos está exigiendo al gobierno que cumpla sus promesas. Pero
el señor Rajoy está tiene dos dilemas, es consecuente con su acción de
oposición y se niega a negociar en estos dos conflictos agravándolos aún más en
el tiempo pero reteniendo votos que le pueden ser muy necesarios o actúa con
sentido de estado y se sienta a hablar arriesgándose a que una gran cantidad de
descontentos se vayan a otros partidos de la derecha.
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