Ver para creer… eso es lo que
dije cuando días atrás me enteré de que Maria Dolores de Cospedal, primera
presidenta autonómica en traspasar las líneas rojas que ella misma trazó, estaba
intentando que los señores diputados no cobraran por ejercer su labor política,
es decir, que se dedicaran a su actividad profesional. Y es que, llama la
atención que una persona que ha cobrado sumas de dinero que rondan los 200.000
euros, diga ahora para defender esta propuesta “no hay nada más grato que trabajar por el bien común”
¿Por qué no renunció a su dinero cuando era diputada en la oposición?
No seré yo quien me vaya a poner a defender el salario de
unas personas cuyas acciones en el pasado y en la actualidad nos han condenado
a una situación de pesimismo colectivo. Pero, esto no tiene nada que ver con la
mayor o menor culpabilidad de sus señorías, sino con la accesibilidad de
personas de cualquier clase social a la función de representar de los
ciudadanos. Lo que se traduce indirectamente, en la existencia, o no, de diferentes discursos ideológicos dentro de
las instituciones.
Creo, que pese a los intentos por
maquillar las acciones del gobierno, no se puede negar que se está aplicando
desde el poder ajustes ideológicos, es decir que el gobierno está aplicando
liberalismo puro y duro, una doctrina basada en que los estados tengan poco
peso frente al poder financiero, así este podrá disponer de mano de obra barata
y mover e dinero de negocio en negocio sin que nadie le pueda detener, no
existe el ser humano como persona sino como mano de obra al servicio del
crecimiento económico, dando igual para ello si se generan guerras o si se
pisotean los ya denigrados derechos humanos. Así “los gobiernos”, porque no es
exclusivo del gobierno de España, ni siquiera del actual gobierno, han cedido
al chantaje de los mercados rebajando las indemnizaciones por despido, han
rebajado impuestos a los que más tienen, han precarizado la educación y la
sanidad pública a favor de la privada… Es decir han realizado una serie de
acciones, que perjudican a la gente sencilla, la gente de la calle, o lo que es
lo mismo: la clase trabajadora (aunque algunos se crean mini botines, por tener
una pequeña empresa).
Todo esto, es mucho más sencillo
de realizar, cuando existe un solo discurso, el discurso del poder, el del
liberalismo. Para domar las mentes de los ciudadanos, no debe haber nadie que
pueda corromperlas, que pueda hacerlas reflexionar, es decir, cuando en las
instituciones no existen sujetos que puedan rebatir al que manda. Es este el
verdadero sentido de lo que pretende realizar la presidenta castellanomanchega,
porque el hecho de que los diputados no cobren por su trabajo parlamentario,
hace que solo puedan cobrar aquellos que tienen un colchón económico importante
o una empresa que le genera importantes beneficios y de la que se puede
ausentar. No podrá estar en estas instituciones la persona de origen humilde
que tiene que dedicar sus horas en un empleo para conseguir dinero y así
satisfacer sus necesidades.
Los ciudadanos debemos
diferenciar entre lo que son políticas para salir de la crisis, y son
peligrosas propuestas populistas como esta, que va en la misma línea de la
propuesta del presidente Gallego, Alberto Núñez Feijoo, de reducir el número de
parlamentarios autonómicos, ya que favorece a aquellos partidos mayoritarios,
evitando que los minoritarios, ya castigados por la ley electoral, puedan llegar
hasta el parlamento, ya que disminuiría la proporcionalidad de las cámaras.
Si lo que los políticos quieren
es adelgazar el gasto de los parlamentos y de los gobiernos, pueden rebajar la
cuantía económica de los diputados, en vez de eliminarla, pueden eliminar asesores
y dietas, o incluso eliminar esa tarjeta que les permite viajar gratis y
empezar a soltar pasta… pero que no intenten callar voces diferentes, porque al
final alimentan la voz de la calle.
Hola Juan Fran, veo que sigues comprometido con la causa.
ResponderEliminarSUERTE!! y un saludo,
Jesús
Gracias por ese deseo, igualmente. De momento no me he vendido ajaj
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