Cuando se habla de fijar
población, siempre nos fijamos en ese tramo de edad que falta en los
pueblos, es decir, la juventud, pero no hay que olvidar que quienes
viven en estos actualmente son, fundamentalmente, personas mayores,
personas que necesitan una serie de cuidados, de ahí la importancia
en invertir en la sanidad rural, pero, es importante otra serie de servicios que en su planificación no costaría tanto poner en marcha o aumentarlos, y significaría un importante campo de trabajo para mucha gente: la ayuda a la dependencia
Desde luego que hay que
invertir para fijar población jóven en los pueblos, y costará
mucha inversión y proyectos innovadores a medio largo plazo, pero
dado que los pueblos están tan envejecidos a corto plazo hay que
trabajar porque esa gente mayor siga en ellos, porque además, si una
persona mayor se va del pueblo, no solo se va él, sino toda esa
familia que deja de ir a visitarla. Así que el impacto negativo
sobre el dinamismo del pueblo es múltiple.
En este sentido, me
gustaría contar (y no me gusta mucho hacerlo) una anécdota
personal. Una de las últimas veces que coincidí con mis primos en
el pueblo de mi madre, aprovechando las fiestas del este y visitando
las peñas de vino en vino, uno de ellos me dijo unas palabras que no
se me han olvidado “¿Tú no crees que la abuela podría haber
aguantado más tiempo en el pueblo antes de irse a la residencia?
Estaba bien, sólo necesitaba ayuda”.
Para que lo entendáis mi
abuela es la abuela perfecta para los nietos, nunca tenía una
palabra mala y, salvando que la señora es muy católica, no la pongo
ninguna pega. Todavía recuerdo cuando íbamos a visitarla al pueblo y
abría la puerta recibiendo ese impacto de calor que salía de la
gloria de leña, ella miraba quien entraba y en cuanto me veía
decía: “¿pero quien ha venido?” y ya acudía yo a que me diera
un “saco” de besos. La señora no callaba, además cantaba muy
bien, pero me obligaba a escucharla, mientras que yo quería irme a
tirar de alguna alpaca, a ver las gallinas o a empaparme en la
fuente. Su vida pasaba tranquila, veía la tele y se iba a caminar
con las amigas. En verano ampliaba su actividad socializante
saliendo por la tarde noche “al fresco”. Pero sus amigas se
acabaron yendo persiguiendo a sus familias o a sitios con mejores
servicios y la señora empezó a tener achaques propios de la edad,
así que ella pidió irse a una residencia... Pero yo estoy seguro
de que con un buen servicio de dependencia (limpieza en casa, que
supervisaran las medicinas o un servicio de comida a domicilio...) mi
abuela podría haber seguido algún año más en el pueblo. A mí no
me importa que esté en una residencia, ella es feliz, pero cuando me
dejo caer, de milagro, por el pueblo de mi madre noto como si me
faltara algo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario