Cuando se estudian las
dictaduras, basadas en cualquier premisa ideológica y que en su mayoría tienen
su origen en el fracaso de las relaciones internacionales tras la segunda Gran
Guerra, se puede resumir su consolidación en el triunfo de un determinado
pensamiento, ya sea por medios bélicos o, incluso, por medios democráticos. Es
decir, muchas dictaduras convencieron antes de llegar al poder, otras lo
hicieron después, pero una vez en el gobierno homogeneizaron al pueblo reeducándolos
y convirtiéndolos en ciudadanos responsables. Para ello el pensamiento era
transmitido a todos los niveles, gubernamental, por los medios de comunicación,
la educación, en los espacios al aire libre, por supuesto por medio de la
represión, con el miedo… Un mecanismo que creaba seres obedientes y que
castigaba a los que opinaban diferente.
Afortunadamente en la actualidad
estos regímenes de terror están en retroceso, en el mundo occidental ni
existen, y desde Estados Unidos y Europa nos estamos preocupando de exportar
nuestra idea de democracia liberal al resto del mundo a no ser que sea más
rentable la creación de caos y destrucción ¿Para qué íbamos a arriesgarnos a
que los pueblos buscaran por si solos sus caminos?
Aun así, el dominio de la
voluntad ya no se realiza por mor de la represión y el miedo (a dios gracias)
ahora se utilizan mecanismos más sutiles, aunque en muchos casos no por ello diferentes:
se sigue utilizando la educación, los medios de comunicación, los discursos
políticos como herramientas para desarrollar el pensamiento único. Un
pensamiento que permita mantener una sociedad basada en el consumismo, la
insolidaridad y la aceptación de la pobreza y las necesidades como algo insalvable.
Por lo menos si piensas diferente
te permiten hablar, aunque tu capacidad de decisión sea pequeña y prácticamente
se reduzca a un voto en la urna cuatrianualmente. Si es cierto en este sentido
que hay variedad de partidos políticos, lo que no hay es variedad ideológica
salvo en pequeños detalles que desde luego son insuficientes
para superar los grandes problemas que tiene la humanidad. Y esto es porque
estos partidos políticos forman parte de una red de relaciones en las que están
también los grandes representantes del poder económico o los medios de
comunicación. Es decir forman parte de un gran tejido que desarrolló un
discurso único que nos podemos encontrar allá por donde vamos, imposible de no
ser escuchado para convertirte en uno más.
En realidad todo se reduce al
interés de mantener los privilegios de unos, ellos son quienes controlan el
mundo y ellos son los que vertebran este discurso con el que mantenerse. Si en
España nos fijamos en los apellidos de los poderosos de principios de siglo,
coinciden en un alto porcentaje con los de la actualidad. Las mismas familias
han estado dirigiendo nuestras vidas como si fuésemos marionetas. Por mucho que
nos guste ir a votar y que nos reconozcan derechos sin mecanismos para
desarrollarlos, no somos libres, esto lo seremos cuando consigamos superar los
límites del pensamiento único.
No hay comentarios:
Publicar un comentario