Según avanza el tiempo cada vez
tengo más claro que el mirar el mundo de una forma crítica es inversamente
proporcional al bienestar emocional del ciudadano. Es como el mito de la
caverna de Platón se vive más cómodo sin saber cuál es la realidad, sin conocer
los agentes que intervienen en el mundo.
Con más o menos paro, con más o
menos estudios, con más o menos metros cuadrados de vivienda… No cabe duda de
que el estado del bienestar ha dado a una parte importante de los ciudadanos europeos
una situación de acomodo que ha actuado de pantalla frente a las injusticias
del mundo, es el mismo efecto que los bochornosos muros que el gobierno de
Brasil levantó para que no se vieran las barriadas de pobreza en el Mundial de
Futbol, pero el que la gente no lo pueda ver, o no lo quera ver, no quiere
decir que no exista. Por supuesto esto no es algo propio de las personas, este
efecto pantalla es, en gran medida, generado por el propio sistema: unos medios
de comunicación, que cada vez con más fuerza, se utilizan decir a la gente como
tiene que actuar, una educación donde se adoctrinan a los niños con el único
objetivo de ser ciudadanos útiles al establishment, unos políticos obedientes
que generan leyes en la dirección del consumismo… Así, se tapan las vergüenzas,
no solo las del primer mundo, sino también las del tercero. Muchas veces vamos
andando por la calle y vemos gente pidiendo y la miramos con indiferencia o
desprecio, resaltando ese sentimiento franquista que todavía predomina en esta
sociedad que hacía que viéramos los sin techo como vagos y maleantes, o cuanto
menos les tiremos una moneda según pasamos sin ni siquiera mirar a los ojos,
negándoles el trato de igual a igual, pero eso sí, sintiéndonos bien por el acto
de caridad que hemos tenido. La caridad, es, algo innato a esta sociedad
capitalista, se trata de paliar las necesidades de la gente de forma individual
y egoísta, desde una posición diferente, clasista, donde alguien económicamente
superior le da a otra persona un donativo para que coma, pero al día siguiente
esta última seguirá teniendo el mismo problema. A veces se confunde la caridad
con la solidaridad, que gran error. La solidaridad es buscar soluciones a los
problemas colectivamente y desde una misma posición de igualdad, gente con
necesidades y gente sin ellas se juntan para buscar soluciones: grandes actos
de solidaridad son el fruto de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas,
las mareas ciudadanas, las asociaciones vecinales… La caridad y la solidaridad
son rasgos fundamentales del capitalismo y el marxismo respectivamente, por lo
menos en la práctica (otra cosa es lo que haya ocurrido en la realidad).
El sistema capitalista en el que
nos encontramos, es un sistema que genera unas necesidades ficticias para una
parte de la ciudadanía, basadas en el consumismo, que hace que otros sectores
ciudadanos tengan carencias y no puedan acceder a sus necesidades básicas.
¿Cómo es posible que una persona que decida conocer la realidad no cuestione el
sistema? Esa persona será alguien peligroso para este, y probablemente tenga
problemas por el mero hecho de pensar de forma diferente, de tener ideas,
quizás incluso se odie y quisiera volver atrás para no informarse para no
desarrollar el espíritu crítico, lo cual es mucho más cómodo pues dudar del
sistema te obliga a cuestionar todas y cada una de las instituciones, a buscar
respuesta a preguntas complicadas, a tener debates que acaben en discusiones
con gente de tu entorno porque o no te entienden o creen que tus palabras
atentan contra sus intereses. Si, lo
cierto es que discrepar, ser un bicho raro, te puede traer problemas, pero
vivir sin ellas es entregar tu voluntad.
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